|Historia lesbica|
Alejandra Brennet, una doctora de 30 años quien sufre de depresión y se auto medica desde los 25, cuando tenía 20 conoció a una mujer mayor que ella, quien era machista, muy posesiva y egoísta y ocultaba aquello refugiándose...
Antes, como nunca lo he hecho, quiero aclarar algunas cosas con respecto a esta historia.
Si han leído algunos de mis escritos anteriores, sabrán que suelo hablar sobre un romance, en algunos casos, poco usuales y hasta fantasiosos, pero el trasfondo, el consejo, es lo que quiero que se lleven.
En todos, solo pretendo que, sean quienes sean, les guste quien les guste, luchen, luchen por esa persona, por ese amor, por ustedes mismos y sin importar cuantas veces les den la espalda.
No se rindan.
Ahora, la siguiente historia pretende lograr el mismo propósito pero más real, con un tema en algunos casos tabú. Las relaciones tóxicas.
Hay relaciones románticas, donde una persona da todo por la otra y viceversa, como Charlotte y Ange o Elizabeth y Ana.
Pero también, las hay donde una persona no te ofrece nada más que sufrimiento, maltrato, daños físicos y psicológicos y, con esta historia, si te identificas con alguna de las cosas, me gustaría que hablaras.
El amor nos ciega y nos impide ver más allá de nuestra nariz y a veces, ciegas del amor que damos, no notamos que no recibimos lo mismo y, por el contrario, recibimos dolor y suplicios.
El primer amor que debes tener en tu corazón, es el amor propio.
Ámate, vales e importas mucho, nunca dejes que nadie te haga creer lo contrario, por mucho que ames a esa persona.
Primero tu amor por ti.
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