Serendipia
Ref/: un descubrimiento o un hallazgo afortunado, valioso e inesperado que se produce de manera accidental o casual.
El día entre nada que hacer pasaba lento, Jenny me había visitado en la noche antes de ir a trabajar, habíamos visto una película de suspenso que terminó haciéndola llorar, pero no de miedo, sino de conmoción, terminó tremendamente hermoso y creo que está entre mis favoritas.
– No es tan malo ver otras películas, sabes – Afirmó burlándose de mí. –, es decir, ya sé que te gustan todas esas películas de Disney y también antiguas, pero ver algo de ahora puede ser bueno también. –
– Oye, Frozen es hermoso. –
– Lo sé. – Carcajeó. – Pero existen otras, como Insidious 3. – Señaló la película que acabamos de ver.
– Tienes un punto ahí, estuvo buena, pero me gustan las de Disney. – Achiné los ojos al reírme.
– Sigues siendo una niña. – Se acercó y me abrazó. – Te quiero, Alex. –
– Lo sé, Jenny, yo también te quiero. – Correspondí su abrazo.
– ¿Cómo te sientes? – Me preguntó apretando con la palma de sus manos mis mejillas.
– Aplastada, pero bien. – Hablaba estirando los labios como un pato.
– ¿Ya dejaste los medicamentos? – Preguntó más seria. La miré fijamente sin responder. – Alex, llevas años así. –
– Dos años. –
– ¡Alex! – Alzó la voz, cerré los ojos por instinto y levanté los hombros. – Lo siento... lo siento, ven. – Me acerqué, dejándome abrazar. – Lo siento, nena, es solo que me preocupo, no quiero que sigas tomando eso. –
– Lo sé. – Estaba por llorar. – Pero no sé qué hacer, entro en pánico y siento que perderé el control de las cosas. – Ella me apretó contra su pecho.
– Quiero que vengas conmigo a un lugar el domingo. – Miré el calendario en la pared, ese día tenía libre. – Tienes libre, así que vendrás. –
– De acuerdo. – La estrujé con fuerza. – Eres una tonta. –
– Soy tu amiga, debo ser tonta para estar a tu nivel. – Me sonrió. – Me iré ya, en un rato te veo, recuerda no dormirte, debes estar a las 12 en el hospital. – Besó mi frente y se fue.
– Gracias por todo. – Le dije cuando llegó hasta la puerta.
– Siempre estaré para ti. – Y salió.
Suspiré mirando el reloj, faltaban dos horas para que dieran las 12, me senté en el sofá admirando la pantalla.
– Bueno, hace rato no veo Moana. – Decidí.
***
– Luz, tráeme las cervezas. – Escuché desde la sala. - ¡Ya! – Con enojo me levanté y saqué las latas del congelador.
– Estoy estudiando, mamá. –
– Eso no sirve para nada, debes aprender como satisfacer a un hombre para que no se vaya. – Estaba borracha. – Bob, dile que es verdad. –
ESTÁS LEYENDO
Un amor -indebido- incomprendido
Short Story|Historia lesbica| Alejandra Brennet, una doctora de 30 años quien sufre de depresión y se auto medica desde los 25, cuando tenía 20 conoció a una mujer mayor que ella, quien era machista, muy posesiva y egoísta y ocultaba aquello refugiándose...