Arrebol – P/2
Ref/: Color rojo de las nubes iluminadas por los rayos del sol.
– Usa el cinturón, Alex. –
– ¿Por qué? –
– Cuando fuimos a casa no lo usaste, tampoco la noche que me trajiste aquí por primera vez. –
– No me gusta. –
– No iré ningún lado hasta que no te pongas el cinturón. – Abrió la puerta dispuesta a salir.
– Está bien, uish... – Terminada la acción, encendió el auto y lo puso en marcha.
– No fue difícil, ¿Verdad? –
– Eres terca. –
– Gracias. – Sonrió.
Al cabo de unos 25 minutos de viaje, llegaron al mall, aun la menor no se sentía del todo conforme con lo que la doctora quería hacer, pero, ¡Cuan terca podía ser esa mujer!
– Primero vamos a comprar la ropa, después el celular–
– El celular no. –
– Shh. – Luz la volvió a ver sonriendo. Sinceramente, le gustaba molestarla. – Como decía, después el celular y por último comeremos, ¿Un lugar al que quieras ir en específico? –
– McDonald's. Nunca he ido. – Respondió al instante, su emoción no se podía contener.
– Bien. – Sonrió achinando los ojos.
Y así, se abrieron paso en la primera tienda.
Luz veía a Alex escoger unas mudas de ropa tras otra, ella no tenía sentido de la moda en absoluto o al menos, eso pensaba.
Cuando se dio cuenta, Alex tenía ya unas 10 combinaciones distintas y eso solo en ropa casual.
– Pruébate esto. – Dijo yendo hasta ella. – Creo que te gustaran. – Habló sonriéndole. – Si necesitas ayuda me dices, estaré aquí. –
– Ok. – Atinó a decir.
Entró al vestidor con aquel montón de ropa y comenzó a probarse una por una, toda era... ¡Increíble!
Casual, algunas un poco deportivas, otras de verano. Toda le encantaba.
– ¡Alex! –
– Dime. – Respondieron al otro lado.
– ¿Puedo dejarme una puesta? –
– Si, nena. –
– Entra. – Le pidió después de unos segundos.
La mayor tuvo un colapso de unos breves segundos, respiró y entró, intentando no perder la cordura.
Pero fue imposible.
Sus ojos brillaron al ver a la chica vestida con aquel short de mezclilla azul índigo que hacía resaltar la belleza de sus piernas y un top blanco que dejaba su vientre al descubierto, este combinaba con su gorra. Al parecer, a la menor le gustaba adornar su cabeza con un accesorio siempre.
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Un amor -indebido- incomprendido
Short Story|Historia lesbica| Alejandra Brennet, una doctora de 30 años quien sufre de depresión y se auto medica desde los 25, cuando tenía 20 conoció a una mujer mayor que ella, quien era machista, muy posesiva y egoísta y ocultaba aquello refugiándose...