Kogarashi
Ref/: El viento frío que nos hace saber la llegada del invierno.
El frío comenzaba a llegar, las noches de a poco se volvían frías. Violentaban el ambiente matutino ya acalorado y lo volvían un suplicio causante de desvelo.
Al menos así lo veía Alex, para quien las noches solas y frías eran sinónimos de recuerdos a medio remediar o nunca reparados. Con su corazón lleno de banditas sosteniendo una herida de gravedad, trasnochaba en el trabajo; prefería mil veces estar en el hospital que, en su casa, así no tendría que pensar ni recordar.
Curiosa era la situación ahora, un domingo mañanero que no se diferenciaba en nada a los anteriores, tenía libre, pero esta vez no lo desperdiciaba en el trabajo, por alguna razón que aún no encontraba, estaba de buen humor. Su mente se esforzó en recordar si había hecho algo que le gustara tanto como para cambiarle radicalmente el ánimo, pero lo único que le venía a la mente no lo quería admitir.
Animadamente encendió el equipo de sonido y puso su grupo favorito, Fifth Harmony. Quien nunca fue a ver en concierto aun pudiendo. El motivo siempre era el mismo a todo lo que siempre deseó hacer y nunca pudo.
Entristeció cuando "Don't Say You Love Me" sonó, no por la canción, sino porque se arrepentía de todo lo que no hizo y ahora, Fifth Harmony no existía como grupo.
Ignorando el arrepentimiento tardío, decidió increíblemente cocinar. Ella ni siquiera sabía cocinar, pero nada que no pueda arreglar YouTube y sus canales de Cocina con gente que habla extraño y están demasiados animados para su gusto, aun así, lo ignoró y decidió hacer algo "fácil".
Al cabo de un rato de mezclar huevo, majar el pan, acomodar el queso y todo lo demás, escuchó el timbre.
Sea quien sea, no iba a abrir, estaba demasiado ocupada con su cocina mágica como para detenerse a abrirle a nadie.
– ¿Se puede saber qué haces? – Le hablaron por atrás, sintió su corazón detenerse por un segundo.
– Tonta, ¿Por qué entras así? – Le sonrió restándole importancia al mini paro que su amiga le causó.
– ¡Oh Dios! ¡Estás cocinando! – Admiró la masacre en la cocina.
– Así es. – Sonrió con suficiencia. – Debería darte clases de cocina. –
– Espera... ¿Desde cuándo sabes cocinar? – Cayó en la cuenta la mujer. – Porque, que yo sepa, en la vida has cocinado. Nunca. –
– Aprendí en YouTube. – Le confesó maravillada, como si fuese el mejor chef del mundo el que le hubiese enseñado.
– Increíble. – Comentó con el rostro serio su amiga, aguantando una carcajada incrustada en su garganta. – ¿Y qué haces? –
– Ni idea – Respondió señalando lo que sea que había hecho. – Se llaman San Jacobos o algo así y se hace con pan cuadrado, queso, jamón y huevo... y pan en polvo. – Su amiga soltó una carcajada inevitable. – Si te sigues riendo no te doy. – Le amenazó.
Al instante la morena se calló, controlando el no volver a reír. Miró con cariño a la rubia terminar su ardua faena y llevar los bocadillos hasta la mesa.
Eran sencillos y algunos se habían quemado un poco, pero debía admitir que sabían rico, más que eso, en su interior quería creer que su amiga había hecho que así supieran, pues, hace tanto no le veía de aquella manera.
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Un amor -indebido- incomprendido
Short Story|Historia lesbica| Alejandra Brennet, una doctora de 30 años quien sufre de depresión y se auto medica desde los 25, cuando tenía 20 conoció a una mujer mayor que ella, quien era machista, muy posesiva y egoísta y ocultaba aquello refugiándose...