[024]

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Deletéreo.



Ref/: Que es venenoso o mortífero. Que causa o puede causar la muerte por envenenamiento.


     En la puerta había una mujer y junto a ella un policía acompañado de una señora. Luz reconocería a esa mujer en cualquier lado, era su madre, vio con extrañez la situación y giró su rostro hasta dar con la doctora, esta estaba seria, un poco pálida y respiración poco a poco se hacía irregular.

Se acercaron a la casa de la doctora.


– ¿Alejandra Brennet? –

– ¿En qué les puedo ayudar? – Respondió estoica.

– Tiene una orden de arresto por secuestro a una menor y mantener una relación con la misma. –

– ¿Qué? – Más allá de todo pronóstico, quien habló fue la menor. – No, esperen, eso no es así. –

– Señorita, su madre ha presentado cargos. – Habló el oficial, Alex por su parte le dedicó una sonrisa indicándole que se calmara. "Todo estará bien" es lo que sus ojos decían.

– Alex... –

– Tranquila, Lucy. –

– Tiene derecho a una llamada en cuanto lleguemos a la comisaría, todo lo que diga podrá ser usado en su contra. –


Luz vio el auto del oficia marcharse, dentro iba la rubia, su rostro era sereno, en cambio ella estaba a punto de llorar y echa un manojo de nervios. Se acercó a su madre con la furia que emana en su pecho y le gritó:


– ¿¡Qué has hecho?! –

– Luz... – Tan solo hablar, la menor sintió el estado etílico en el que se encontraba, a su lado, la señora quien ella suponía, era la encargada de los casos contra abusos a menores se hallaba sosiega.

– ¿Por qué lo hiciste? – Las lágrimas con prisa empezaron a descender. – ¡Usted me dejó! – Le gritó con voz quebrada. – ...me dejó en el hospital sola cuando tuve ese accidente, ¡Por su culpa! –

– Disculpa, niña Luz, quiero hablar contigo. –

– ¡No me toque! – Se quitó.

– Quiero ayudarte. –

– ¡Entonces no permita que a la doctora le hagan algo! – Le pidió. – Ella solo ha estado cuidando de mi porque esta mujer quien se supone, es mi madre, ¡Me abandonó! –

– De eso quiero hablar. – Le dijo la señora.

– Luz, quiero hablar contigo. – Habló su madre una vez más.

– ¿De qué? ¿Quieres prostituirme otra vez? –

– Primero pasemos, ¿Si? – Intentaba calmar la situación la señora de cabello canoso.


Las tres estaban sentadas en la sala, Luz lloraba sin detenerse, entonces su celular sonó.


– ¿Jenny? –

[– Oh, nena, ¿Cómo estás? Alex acaba de contarme todo, tranquila, todo estará bien, te lo prometo. –] La menor rompió a llorar de nuevo, cual niña sollozaba trémula ante lo que pudiera pasarle a Alex. [– Tranquila, corazón, voy de camino a la comisaría con el abogado, en cuanto sepa algo más te llamo. –]

Un amor -indebido- incomprendidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora