C A P Í T U L O | 13

25 6 0
                                    


Capítulo 13: Ayuda.

Lorraine Grifin.

28 de nov. 2015

-Gracias, gracias se lo agradezco-le digo a la mujer que me acaba de dar un hospedaje en su casa -la cual no es muy grande-. Después de días de caminar por la carretera llegue al centro de la ciudad, una señora al verme se compadeció de mi -me siento rara por aceotar su ayuda-. Dormiré en su sofá, el cual es muy antiguo. Sin embargo es más acolchonado que el pavimento o el lugar debajo del puente.

-No te preocupes, ya veo que no eres de aquí -más bien y me entendió lo que le dije, ya que algunas palabras no puedo pronunciar muy bien.

- Sí. Vine de visita, pero me perdí -miento descaradamente, aprendí con el tiempo que no todas las personas que son amable, así porque si. No hay que confiar. La señora me mira sin entender, ignoro eso para no darle explicaciones.

-¿Vive sola? -miro a mi alrededor, hay botellas de vino y wisky esparcidos en varios sectores de la pequeña sala. Espero pacientemente su respuesta y volteo mi mirada hacia ella.

Observó como esconde algo detrás de ella, al instante me pongo en alerta.

-No.-es lo único que dice y yo no insisto. Ya que solo esta noche me queda quedaré. Mañana me iré, conseguí el dinero suficiente para un pasaporte. No diré cómo lo conseguí, sin embargo el dinero es prestado, luego lo devolveré.

-Bueno, muchas gracias de nuevo. Señora.. -ya quiero dormir y apenas son las cuatro de la tarde, pero es que no he dormido bien de miedo a que abusen de mi -no sería primera vez-.

-Lizbeth -nombre tan raro, no digo nada porque el mio no es muy común.

-Ah-incómodo. Ya quiero dormir, sin embargo no quiero ser descortés con Lizbeth.

-¿Quieres dormir? Veo que tienes sueño -lanzo un suspiro de alivio, ya sé porque lo dijo; fue por mis ojeras, las cuales ya no son negras ni mucho menos del tono de mi piel. Si no que son de un morado suave. Que a simple vista se observa como si me hubieran dado unos puñetazos.

Defectos de ser blanca.

-La verdad que bastante. -le digo y sin poder evitarlo bostezo.

-Anda recuestate -dice mientras me empuja hacia el sofá, frunzo el ceño. Su contacto me incomoda, me siento insegura en este lugar. Sin embargo duermo hoy en su casa y me marcho de este lugar, ciudad. Me da unas frazadas para que me cubra en la noche, a pesar que en Los Angeles normalmente siempre hace calor, pero hoy justo el clima se siente frío.

-Bueno.. Hasta mañana -no me responde y sin más se marcha, espero no haberme quedado en una casa con una loca. Me acurrucó en el sofá cubriendome el cuerpo entero con la frazada. Cuando estoy por caer profundamente en los brazos de morfeo. Escucho como tocan la puerta agresivamente.

Cuando escucho una voz masculina. Todos mis sentidos despiertan, las ganas de dormir se esfumaron. Lo único que me importa es correr

Maldición.

No puede ser él.

-Quiero pasar, pordiosera -¡carajo!. Sino escapo ahora mismo, se que no llegare viva al día siguiente. ¿Por qué no puedo dormir en paz?

¿Qué he hecho en esta vida para que me suceda esto?

¿Cómo me encontró Masson?. Estoy jodida.

Me levanto como un resorte cuando escucho un fuerte ruido, pero no cualquier sonido. El sonido que hace la pistola al disparar, escucho unos gritos y rápidamente cojo mis pertenencias -el cual solo es el dinero-. Miro una ventana abierta y sin pensarlo, salgo atravesándola. Doy con un callejón -nuevamente- y corro a la volada calle abajo, ya que estábamos sobre una colina. Escucho más disparos y siento como mi corazón va a mil por horas.

No puedo evitar que mis ojos se humedezcan.

Pensé que me había librado de él, pensé que huir de Francia sería lo mejor. Pensar y planear mi vida, nunca funciona. Doblo a la izquierda corriendo como una loca posesa sobre el pavimento, escapar siempre fue lo mío en situaciones fáciles, pero no se, y no creo poder librarme de Masson.

¡Maldición que calles más silenciosas!. Necesito pedir ayuda a alguien y que me cubra o me esconda en un sótano.
Me detengo unos segundos para recuperar oxigeno, y cuando voy a correr de nuevo siento como me halan del cabello. Lance un chillido.

-Sh.. ¿A dónde crees que vas? -mi respiración se detiene. Mierda, mierda y más mierda.

Volteo mi mirada hacia mi derecha y observó a un Masson con una barba crecida, pero que se logra ver una sonrisa queda escalofríos. Hasta siento como se me eriza los vellos de mi piel.

-Aqui estas, cariño -¿Cuánta repulsión se debe tener hacia una persona para sentir asco, desprecio?. Se acerca más a mi si eso es posible, por detrás. Quisiera tanto vomitarle en su angelical rostro, ya que el puede ser muy guapo y todo. Pero es un maldito cuando se lo propone, me coloca la punta de una navaja en la garganta.

-Te odio tanto. Maldito -le digo con repulsión y le escupo su rostro. Con la mano libre que tiene me ahorca y me acorrala en la pared próxima, sujetando mis manos. Acerca su nariz respingada a mi cuello y luego me mira con sus penetrantes ojos grises, sonríe maliciosamente.

-Extrañe tanto tu voz. Cariño. -vire los ojos.

-Já-forcejeo para que me suelte y al no lograrlo, grito con todas mis fuerzas:- ¡Ayuda! -Masson en Seguida me cubre la boca con sus mugrientas manos, quien sabe donde estuvieron esas manos.

Masson hace un sonido con su lengua y me muestra su navaja en signo de negación. -Mala idea. Mon amour (amor mío) -mi corazón se detiene, no es por amor. Sino por odio porque esas palabras le gustaba decirme Josh. Están maldito.

Le muerdo la mano y le digo:-Calla, calla. Maldito -se me escapa una lagrima. Él intenta borrarla con su pulgar, pero me sacudo para que no me toque.

-Hija de puta -me aprieta más la garganta y por un momento se me olvida como se respira. Los minutos y segundos se detuvieron junto a mi corazón, siento mi cuerpo pesado. Mi cuerpo ya no resiste y quiere desmayarse.

En conclusión me voy a desmayar o creo que moriré.

-Eso es, duerme -escucho que habla, como un susurro. Tengo que resistir, sé que lo haré. Consigo fuerzas y le doy una patada en sus partes que al instante hace que me libere de su agarre. Ya que Masson se está sosteniendo sus partes nobles.

Toso fuertemente, me sostengo mi garganta y trato de coger el oxígeno que estaba perdiendo. Aprovecho que su cabeza de Masson está inclinada hacia delante y le doy otra patada pero en su rostro chocando las convers desgastadas -que tome como préstamo el día de ayer-, con su respingada nariz. Al instante salgo corriendo de nuevo con el objetivo de no detenerme. Corro sin parar por las calles vacías que muestra el atardecer de Los Ángeles.

Estoy tan concentrada en correr y salvar mi vida del malnacido de Masson que no escucho el sonido de un claxón. Al minuto, siento como soy elevada por los aires, no por unos brazos. Sino por el fuerte impacto que sufrió mi cuerpo al chocar con la parte delantera del auto que me atropelló.

Lo último que escucho es unas sirenas -de ambulancia-sonar y la voz de un hombre pidiendo ayuda antes de caer en la inconciencia. Volviendo todo negro.

PARAMNESIA +18  |  ©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora