C A P Í T U L O | 27

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☆《+18》☆

Capítulo 27: lo que me gusta.

Lorraine Grifin

31 dic. de 2015

Camino de un lado a otro en la habitación, me masajeo la frente. Me estoy volviendo loca aquí adentro, no he salido durante dos semanas porque no quiero ver miradas de lastima. Ese día cuando Ewan me rescató, me desmayé, hasta hoy no se el motivo, pero no ha vuelto a suceder. Lo que ha vuelto a suceder son mi ataques de ira, la primer noche que intente dormir aquí tuve un ataque. Esta vez mi salvador fue Kwan quien justo pasaba por la habitación, él cuando escucho el ruido del espejo que estaba sobre el mueble quebrarse, pateo varias veces la puerta y entró. Desde esa noche quitaron cualquier objeto que pueda ser punzante -como para hacer heridas-. Solo me quede con la cama.

Finalmente lanzando un gruñido me dirijo a la puerta decidida a salir de mi propio encierro -ya me sentía muy asfixiada-. Le quito el seguro a la puerta y salgo, me encamino a las gradas al ver que el pasillo esta en silencio.

No hay nadie al parecer.

Camino lento y bajo de la misma forma. Una vez en la planta baja me encuentro con una escena, que hace detenerme en seco. La rubia estirada encima de Ewan, trago saliva cuando el me observa -pillándome infraganti-. Descolocada por lo que me causa, subo corriendo -de nueva cuenta- las gradas y entro a la habitación donde estos días me he quedado, cierro de un portazo la puerta.

Esa escena me afectó demasiado, solo estaban abrazados, pero por algún motivo me siento celosa. No debo sentir celos, yo no le tengo ningún sentimiento amoroso a Ewan.

Sin embargo no puedo evitar sentir una opresión en el pecho, me siento frustrada conmigo misma y me repito una, dos, diez veces que no siento nada por él. Con mi respiración acelerada me encamino hacía el baño, abro la puerta y me dirijo al lavado, abro la llave y me empapo el cuello con agua, me saco el jersey que Kwan me dio -el otro día cuando me vio temblar de frío-. Me quedo en una sudadera blanca que encontre en el armario, cabe recalcar que estoy sin sujetador.

Salgo del baño y me quedo sorprendida por la persona que esta sentada sobre la cama. Ewan, se encuentra ahí. Cuando me ve, levanta la mirada de entre sus manos, me mira fijamente. Le regreso la mirada.

-¿Cómo estas? -me habla con voz suave, todos estos días que me ha venido a visitar me ha preguntado lo mismo. Pero nunca le respondí, solo me quedo ignorandole. Esta vez decido responder.

-Físicamente bien.-es lo único que digo, me siento a lado suyo ya que no hay más muebles para sentarse.

Ewan no despega la mirada hasta que mira la acción que hago y baja un momento sus ojos donde estan mis senos.

Vuelve a subir su mirada a mis ojos cuando ve que mis pezones se erizaron -a causa de su mirada-. Observo sus avellanados ojos que tanto me gustan, en este momento se encuentran oscurecidos.

-¿Qué haces?-me pregunta cuando mira que acerco mi cuerpo hacía el suyo. Inclino un poco mi cabeza y me acerco dispuesta a robarle un beso. Aúnque sea por última vez, desde esa vez que quise probar sus labios no he vuelto hacerlo. Cuando miro a sus labios se encuentran entre abiertos, me apego más a Ewan y finalmente beso sus labios.

Él me regresa el beso con ferosidad, incluso muerde mi labio inferior. Queriendo olvidarme todo y de todos, lo abrazo y me tumbo en la cama llevándolo conmigo a la vez. Se acomoda entre mis piernas, jadeo ante la sensación de tenerle cerca, espere mucho tiempo sentirlo así.

Aprovecha que abrí un segundo mi boca para inhalar un poco de aire. Y siento como adentra su lengua, se une con la mía haciendo una batalla por ver quien le roba mejor el aliento al otro. Bajo mis manos que estaban acariciando su cabello de la nuca, paso por su espalda y agarro el dobladillo del jersey que lleva, intento sacarselo. Sin embargo él me detiene, corta el beso y finalmente observo como se lo saca, se acerca de nuevo a mi.

-Espera. -lo detengo cuando me quiere quitar la sudadera.

-Demonios, lo siento si te hice sentir mal. -dice apresuramente, se aleja de mi. Sin embargo le envuelvo mis piernas a su cadera en un gesto para que no se vaya.

-No, todo lo contrario. -murmuro. -solo quería decirte si pusiste seguro a la puerta, porque no quiero que miren lo que estaremos haciendo. -desenvuelvo una pierna que sostenia su cadera para que la punta de mi pie suba y baje por su pecho hasta su entre-pierna.

-Sí, lo hice.-me susurra. Le doy una sonrisa coqueta cuando vuelve a recostarse encima mío, sin embargo no del todo porque me quita la sudadera quedando desnuda de la cintura para arriba. Acerca sus manos a mis senos, magreandolos a su antojo. Deja de hacerlo un momento y sus manos las dirije al jogger -que encontre en el armario-, se leventa para quitarse el pantalon. Cuando lo hace, me quita el jogger gris. Me quedo con la braga y él con el boxer.

-¿me ayudas?-me pregunta con un voz ronca, al ver que no le entendí me muestra el condón entre sus dedos. Sonrío maliciosamente y me levanto de manera comoda para poder colocarselo. Antes le masturbo de abajo hacía la punta sin quitarme la mirada de encima, una vez el condon en el lugar que debe estar Ewan me empuja suavemente y se coloca encima sin aplastarme mientras me besa salvajemente. Le correspondo con la misma intensidad, vuelvo a enrredar mis piernas a su alrededor solo que esta vez él levanta una pierna colocandola en su hombro.

No puedo evitar lanzar un gémido cuando siento uno de sus dedos adentrandose en mi interior, mi respiración acelerada se mezcla entre la suya cuando magrea uno de mi senos con su mano libre. En cuestión de segundos ya estoy lo suficiente húmeda -gracias a la magía de sus dedos-, para que el presione el glande de su polla en mi entrada.

-Sí, así. Continúa.

Le digo. Lanzo un chillido cuando me penetra de una estocada, ambos gemimos. Ewan empieza a mover sus caderas suavemente volviendome loca, mientras a la vez me da pequeños besos en la boca, en mi cuello, sobre mis senos. Aruño su espalda cuando lo siento ir más rápido.

-Que bien te siento. -lanza un gruñido, no despego mi mirada ningun momento de la suya. Siento que estoy por llegar pronto a mi límite.

-Ya estoy por llegar. -le logro decir entre gémidos. Gimo más alto cuando succiona uno de mis pezones, agarra mi pierna levantada y mueve más rapido sus caderas. Finalmente llegue a mi límite, Ewan aún no asi que me gira haciendo quedarme de rodillas y con la manos sobre el colchón, magrea mi trasero mientras reparte besos en mi espalda.

No me deja pensar mucho cuando otra vez me vuelve a penetrar, por la sorpresa no puedo evitar chillar más fuerte, él enseguida lleva una de sus manos a mi boca -haciendome callar-. Esta vez embiste más rápido, llego a mi orgasmo de igual manera. Ewan lanza un gruñido y después un suspiro, no lo puedo sentir pero sé que igual llego a su límite.

Sale de dentro mío y rendida me doy la vuelta mirandole fijamente, me regresa la mirada.

-Fue increíble.-decimos al unísono. Mierda.

Ewan se recuesta a lado mío, me giro de costado para mirarle, él acaricia mi mejilla y mete un mechón rojo detras de mi oreja.

Me sentí en el cielo hasta que dijo lo siguiente:-Hoy estoy haciendo una una cena familiar por año nuevo. ¿Quieres bajar para festejar?. -pensé que después de esto me iba a echar de su casa ó que me iba a despreciar -como estoy acostumbrada a que me traten-. No espera que me invite a festejar un nuevo año, nunca hice eso porque para mí un año más, era para tener más años de vida. Pero por ser él y porque quiero ver a Mérida acepto su invitación.

-Si, bajaré. Gracias por invitarme. -me levanto para epmpezar a vestirme pero él me detiene.

-Aún no hemos terminado.-dice halándome, recostándome a la vez.
-Ahora que te sentí, no creo saciarme de tí, pelirroja.

PARAMNESIA +18  |  ©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora