C A P Í T U L O | 11

23 6 1
                                    

Capítulo 11: Así soy.

Lorraine Grifin

25 de nov. 2015

Situaciones desesperadas, requieren medidas desesperadas. Salir de la casa -estilo cabaña- de Ewan fue lo mejor que se me ocurrió, no quiero involucrarme con él. Aúnque lo hice al posar mis labios sobre los de el. Mi cuerpo ese día actuó solo y debí rechazar su oferta de posada e irme de Los Ángeles.

Actuó sin pensar. Lo sé.

Quisiera ir y observar cómo están mis padres pero sé que a ellos no le importo una mierda. Es mejor no pensar en esas personas dañinas -aúnque cada noche no puedo evitar tener pesadillas-. Porque aparte de sentir rabia, también siento tristeza. Tristeza en lo que se convirtió mi vida gracias a ellos.

Hago una mueca y pestañeo dos veces porque venteo un poco fuerte haciendo que el polvo entre en mis ojos. Estoy varada en una carretera donde cada diez minutos pasa un automóvil y cuando les hago una seña no quieren parar.

Estoy completamente sola.

Sigo caminando y a unos cuantos pasos de distancia miro un pequeño pueblo. Estuve caminando desde que se estaba asomando el sol, estoy con hambre ya que antes de salir de la casa de Ewan tomé como préstamo una manzana.

Eso no es suficiente para mi, porque ya está anochesiendo. Ingreso al pueblo, varias personas con aspecto demacrado caminan junto a una persona engachados de los brazos. Trago saliva.

Este pueblo se mira como en las películas de terror. Doy un paso más cerca a ellos por simple curiosidad y al instante me arrepiento ya que las personas que estaban cerca de la entrada me miran como bicho raro.

Y los entiendo.

Estoy físicamente demacrada -peor que aquellas personas-, un aspecto que puede camuflar con las demás personas. Sin embargo mi vestimenta es lo que llama la atención.

Estar con un Jersey que otra vez tome prestado de Ewan. El jersey me queda como vestido ya que el idiota es más grande que mi. Quiero que la tierra me trague y me escupa en una cama suavesita con mucha comida.

Solo eso te pido ser celestial donde quieras que estés.

-¿Se encuentra bien? -me dice una voz de avanzada edad, la miro e inmediatamente me asusto. ¿Que le sucede a estas personas? - Oh. No te asustes -suelta una risilla.

Retrocedí un poco. Ella me mira apenada.

- Nosotros estamos disfrazados porque seguimos pasando Halloween -explica y yo frunzo el ceño. - pero solo es hasta hoy. -sonríe. No me fío ni un poco, pero me hago la idiota.

-Ah.. -es lo único que puedo decir.

¿Dónde me he metido?

-¿De dónde eres? -pregunta e inclina la cabeza como queriendo ver dentro mio. Lo que ella no sabe es que los sentimientos los puedo guardar muy bien.

-París -acentúe la palabra, carraspeo.

- Oh. Entonces.. ¿Hablas francés? -intente no virar los ojos, pero no lo logré.

-Si.

-Discúlpa, si te incomode.

Le sonrió de manera forzada. Y sin decir nada más la esquivo, ella no me detiene. Doy un suspiro. Debo buscar un lugar donde quedarme y conseguir comida. A una cuadra vislumbró una vagabunda; camino hacia ella, las personas como aquella señora me dan buena espina. Y no se la razón.

PARAMNESIA +18  |  ©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora