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C A P Í T U L O | 05

Capitulo 5: vistas que dan gustos.

Lorraine Grifin.

12 de nov. 2015

No se que me sucede, pero lo único que sé en este momento es que creo estar en el paraíso de Edén.

¡Vaya!

Esa tableta de chocolate blanco siento que me dice:

¡Ven tocame!

Nunca he probado un chocolate blanco pero lo que veo se ve mas delicioso.

¡Hasta siento como la baba cae!

Desvió la mirada antes que me mire el desconocido.

Que por no se qué razones no me quiso dar su nombre, sin embargo le agradezco que haya dejado que me quede porque no se que haré, sólo tenia que quedarme a dormir hasta hoy pero con las vistas que me dio el avellanado. Estoy pensando seriamente en pedirle quedarme más tiempo.

Por cierto sus ojos son de color avellana. Muy dulce su mirada, aunque intente verse rudo no lo logra.

El hombre parece mayor o no se, solo son suposiciones mías. Y no me interesa tampoco. Sin embargo me descolocó que no tuviera interés en mi.

Quiero decir a mi me incomoda y me molesta que los hombres me utilicen a su antojo. Aunque no puedo evitar sentir atracción por el genero masculino.

Tampoco no tengo otra cosa ofrecer.

Ayer todo fue distinto, él ni siquiera me dio una mirada lujuriosa. Solo su ridículo ceño fruncido.

Nada mas y nada menos que eso.

Aunque debo admitir que me sorprendió que sepa hablar francés ya que aquí no es común hablarlo con fluidez.

Es decir. Estamos en L.A. ó como yo le llamo la ciudad de la playa. Aquí siento que estoy en libertad.

Sacudo ligeramente la cabeza y observo a la distancia como la abuela del desconocido me hace señas para que me acerque. Con un poco de desconfianza me acerco y sorpresivamente también habla francés.

No pude saludar cordialmente a su abuela por que el abuelo Chad -muy raro su nombre debo decir- nos dijo que ya estaba dormida.

- Señorita -oh, que educada -muy bella usted -que ternura. ¡Hasta siento como me sonrojo! -desea tomar el té con esta molestosa abuela de veinte nietos.

Abro lo ojos como platos cuando dijo eso ultimo. ¡Carajo! ¿Cuantos hijos tendrá?.

-Con gusto. Señora..

- Oh cielo, dime Susan -me da una increíble sonrisa.

Le sonrió de vuelta. Ella me guiña un ojo y se da la vuelta, la miro confusa pero luego sonreí cuando dice el nombre del desconocido.

-¡Pequeño Ewan! -exclama y agita la mano para que la mire. Así que era ese su nombre, sonrío maliciosamente -ven con nosotras- le dice con la mano para que se acerque en inglés - ¡Ahora! Pequeña lagartija - yo la miro un poco confusa porque no entendí mucho de lo que dijo - Ven, vamos de ida nosotras. Él nos seguirá -me murmura en francés.

Le sonrei un poco incomoda y digo en voz baja:

- Claro..

Caminamos sobre una largo camino de piedra que no habíamos pasado antes porque estábamos en auto y en la cabaña de atrás de la casa de sus abuelos.