Capítulo 32 Enfriar el asunto

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La charla de una hora por parte de mi padre no me la quita nadie, claro está, mi madre interviene alguna que otra vez, sabe como me llevo con Alexis, y ni de lejos se esperaba una llamada del instituto diciendo que la había pegado, en parte la sorprendía, pero por otra solo esperaba la llamada, la llamada que confirmaba que había acabado mi paciencia.

Después de comer un poco y de que mi padre me castigara limpiando el garaje y el porche subo a la habitación y me tumbo en la cama agotada. Pero agotada mentalmente, no físicamente, apenas he hecho nada, y la adrenalina sigue en mi, por lo que todavía tengo para rato.

Me quito las zapatillas y las tiro por ahí mientras me paso las manos por la cabeza.

–¿Se puede? –pregunta mi madre llamando.

–¿Que más da? Probablemente papá decida tirar mi puerta abajo, quitarme el portátil, el móvil, salir, y ya de paso el surf.

–No te pases, no hará nada de eso, es solo que no se lo esperaba, a diferencia de mi. Pensaba que un día explotarías, pero no así, ni ahora. –dice sentándose a mi lado para acariciarme el pelo.

–Me he pasado, y lo se, pero se lo merecía. –digo mirándola.

–Lo suponía. ¿Y me quieres decir porque el resto de tus amigos también se han pegado? –pregunta entonces. Trago saliva y miro el techo.

–Porque Jordan ha llamado imbécil a Ethan por pegar a Sean y Rory se ha enfadado.

–De acuerdo.

–Lo siento mamá. –digo entonces sin poder mirarla.

–No te preocupes, hay veces que no se puede evitar algo así, eso si, ni se te ocurra decírselo a tu padre, llega a enterarse de que te perdono y no me habla en un mes.

–Como mucho duraría una semana y lo sabes. –le digo riendo.

–También. –responde riendo también. –Porque no aprovechas el tiempo y haces algo.

–Si.

Cuando mi madre se va me levanto de la cama y me meto en el cuarto de baño rápidamente. Me quito el mono y lo meto en el cesto, luego me pongo un sujetador negro de deporte Nike y unos pantalones cortos iguales. Vuelvo a la habitación y después de ponerme las zapatillas, una camiseta y hacerme una coleta me dispongo a correr un rato por la calle, aunque yo soy más de las que dicen que correr es de cobardes porque termino ahogándome en mi propio ser cuando termino.

Corro por calles cercanas a la mía durante una hora, pero si le quitas los parones se queda en media hora. De verdad que odio correr, pero ya que no puedo hacer surf por culpa del puñetazo de Alexis, pensé que correr sería una buena idea.

Mentira.

Miro el móvil y veo tres llamadas de Nora, cincuenta mensajes del grupo y uno de Ethan.

Ethan: Te quiero

Yo: Yo también.

A los pocos minutos me está llamando, así que paro un segundo y lo cojo.

–¿Como te encuentras? –pregunta nada más descolgar.

–Mejor. Más o menos.

–¿Sigues enfadada con Alexis?

–No.

–Sigues enfadada, lo noto a través del teléfono. –dice riendo.

–¿Como no voy a estar enfadada? Pero con Jordan y Sean también, y contigo.

–¿Conmigo?

–El imbécil de Sean insinúa que me he acostado contigo y vas tu y caes en su estúpido juego.

–Ya... No debí hacerlo. Perdona.

–Ya estabas perdonado tonto. –digo sonriendo.

–Quiero verte Vi, aunque sean cinco minutos.

–No se... Quería descansar un poco

–Por favor. –añade. Ya está, me he rendido.

–Dame unos quince minutos, ahora te veo.

Vuelvo a casa y en cinco minutos me he duchado y me he puesto un pantalón corto de pijama y una camiseta de manga corta color blanco, está desgastada y mi madre insiste en tirarla, pero ni muerta, está camiseta me hace sentirme bien, me encanta, es como aquellas cosas que tocas e instintivamente se te ocurre la palabra hogar.

Me seco el pelo y entonces escucho la puerta de mi cuarto abrirse y volver a cerrarse. Me peino un poco y salgo.

–Hola terremoto. –dice Ethan dándome un beso tierno en los labios.

–Hola.

Vuelvo a darle un beso y me cuelgo de él pasando los brazos por su cuello para acercarme más a él.

–Mi padre se ha enfadado bastante. ¿El tuyo? –pregunto mirándole a los ojos.

–No tanto al saber que ha sido por ti. –dice sonriendo como un niño.

–Eres idiota, no deberías haberlo hecho. –digo soltándole para darme la vuelta.

–¿Y como se te ha ocurrido a ti pegar a Alexis? –pregunta. Me doy la vuelta y le miro.

–Jamás he pegado y jamás se me hubiera ocurrido pegarla, es todo culpa tuya.

–Encantado de corromperte. –dice sonriendo y volviéndome a tener entre sus brazos.

Acabamos tumbados en la cama, él boca arriba y yo boca abajo, los dos mirándonos fijamente.

–Así que Sean se quería acostar contigo y por eso le dejaste. –dice de repente.

–Ethan...

–No, solo quiero saber como lo hiciste, nada más tranquila. ¿Que le soltaste?

–Simplemente que no quería seguir con él. Llevaba intentándolo unas dos semanas, pero yo no cedía, la última vez me arrastró a una clase y comenzó a babearme encima, me intentó quitar la camiseta y entonces se lo solté. Le dije que no quería acostarme con alguien tan baboso, asqueroso y repugnante como él, y que si de verdad fuera un hombre respetaría mis decisiones.

–Me encantas. Te juro que me encantas. –dice sonriendo para luego pegarme a él y abrazarme.

Luego simplemente nos hacemos preguntas básicas: color favorito, comida preferida, sitio preferido, tipo de música... Acabo descubriendo que su color preferido es el verde, y le encanta pasar tiempo visitando cualquier sitio. Su comida favorita es la pasta, escucha cualquier tipo de música, tiene un hermano pequeño al cual no ve mucho, y que le tiene muchísimo aprecio a Alan.

–Vale, te toca. –dice Ethan debajo mía.

Al final me he sentado encima suyo sobre su vientre con una pierna a cada lado mientras me contaba cosas.

–Me gusta el azul, comida... realmente cualquiera que no sea pescado. Música cualquiera también, menos el Jazz, que no me gusta. Y me encanta pasar el tiempo surfeando, o con Nona, o en la playa en general. –comento pasándole las manos por el pelo.

–¿Tu cumpleaños? –pregunta.

–El 14 de noviembre.

–Pero si eso es el jueves que viene! –pregunta levantándose un poco haciendo que nuestros pechos se peguen más.

–Cierto. ¿El tuyo?

–El 8 de julio. –me mira y luego apoya la cabeza como si le hubiera engañado –No me lo puedo creer. ¿Porque no me lo habías dicho antes?

–Porque no me habías preguntado. –me defiendo.

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Bueno bueno, siento las desapariciones, y se que digo que voy a volver, lo se, pero me cuesta.

En "El día que cambie" estamos apunto de llegar a las 1000 lecturas!!! Que emoción por favor, es que no os lo creéis. 


VioletDonde viven las historias. Descúbrelo ahora