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Nueva York
Lauren

Marie se lanzó a mis brazos cuando apareció en el departamento en la tarde.

Cruzar el pasillo y entrar aquí hace horas había sido demasiado difícil. Había mirado por horas la cama en la que Camila y yo estuvimos juntas.
Tenía demasiado tiempo sin sentir esa paz en mi interior.
Sobre sus palabras para alejarme dudaba un poco. Y ciertamente que nombrará al tipo con el que salía no me cayó bien. Me sentía tan estupida por estar aquí. Por haber prometido a Marie permanecer con ella a pesar de todo. Podría huir pero no era justo para ella.
Marie solo llevaba sobre los hombros el peso de su enfermedad y yo no podía dejarla luchar sola.

-¿Donde has estado Lauren?
Me reclamó. Como si no hubiera temas más importantes que tratar.
Fruncí el ceño como ella y me alejé algunos pasos.
-Me gritaste y luego me dijiste esas cosas que...
Rompió en llanto y se dejó caer dramáticamente al sofá. Deshecha de dolor. El alejarme estaba pesando.
Después de resistir un poco sin abrazarla me uni a ella en el sofá y la atraje a mis brazos.

-Me has engañado Marie ¿Puedes explicarme al menos que te ha pasado a ti?
Su cuerpo se tensó.

-No fue como lo viste, trate de llamarte apenas te fuiste pero tu desapareciste...debiste escucharme.
Sujetó mis manos y me suplicó mirarla fijamente.
-El me había insistido demasiado en salir y me sentí presionada había podido contarte pero con el cambio de país y todo lo que hemos pasado no me pareció justo, el me besó y yo...
Estaba mintiendo y lo sabia. Pero no podía hacer otra cosas más que seguirle la corriente antes de que entrara en una crisis. Su pecho hacía ese movimiento exagerado.
Sujete sus hombros y luego la abracé.
No podía luchar ella sola contra sus demonios. No ahora, tal vez hablar de eso iba a ser tremendamente difícil. No quería escuchar excusas.

-Marie. Sus ojos me miraron llenos de dolor. -Te perdono pero
No quiero que vuelvas a hacerlo, por que consideraría alejarme de ti por más tiempo.

-No. Se separó de golpe. -¡No puedes amenazarme así!
Gruñó enfadada y salió de la sala dejándome con el corazón acelerado y un dolor agudo en mi pecho. No me gustaba verla de aquella manera.
Después de unos minutos regresó a la sala.

-Debo ir por mis padres al aeropuerto ¿Irás conmigo?

-Marie, ellos no pueden quedarse aquí, mira el lugar. Era un desastre.

-Estarán en el hotel, en el más cercano aquí.
Salí del departamento tras ella. Lo más doloroso de todo fue el encuentro breve con Camila. En la recepción del edificio. Nuestras miradas se cruzaron y ella me esquivó. Mariza abrió los ojos al verme. Intentaba saludar pero no pudo.
Marie sujetó mi mano con fuerza y con esa sensación opresiva en el pecho la seguí. Era mejor así.

Pasamos algunos minutos esperando a los padres de Marie. En cuanto pasaron las puertas de arribo, Marie se lanzó a sus brazos y lloró. No tenía ni idea de qué parte de la situación sabían. Su padre me saludó tenso, en cambio su madre me dió un abrazo comprensivo. Sabía la clase de infierno que debía aguantar junto a su hija.
Llegamos al hotel y esperamos a que se instalaran. Pidieron vernos para la cena.

Más tarde en el departamento Marie quiso tener sexo. Los movimientos que hacía contra mi en la cama eran bruscos y yo no podía más que pensar en Camila. En la forma en que ella lo había hecho. No era así y Marie notó mi distracción.

-¿Que te sucede cariño? Besó mi mejilla y espero a que respondiera. Luego sus ojos se oscurecieron.
-¿Te acostaste con alguien?
Sus brazos golpearon el lateral de los míos y se disparó de la cama. Lanzó la almohada contra mi.
Yo debía negarlo.

-No lo hice ¿Puedes calmarte?

-Hazme el amor como siempre y te creeré.
Respiré profundo. No podía ser igual que siempre. Al menos lo intentaría. Esperaba que ella jamás se diera cuenta.
Cuando terminamos ella se quedó dormida. La miré.
Era un inmenso vacío. Me sentía fatal. Sucia. Me estaba engañando a mi misma y ella...
Sin esperar mis lágrimas comenzaron a caer. Deseaba tanto huir de ahí. Deseaba poder contener mi culpa y los sentimientos tan contradictorios sobre Marie.
Ella estaba engañándome. Pero no debía hacer otra cosa más que soportarlo.
Tuve que entrar a la ducha sola y explicarle muchas veces qué había sido para asegurarme de que tendríamos el tiempo suficiente para ir a la cena. La esperé en la sala. Pensando en Camila. En las ganas que tenía de cruzar el pasillo y besarla. Quitarme la sensación de los besos de Marie.

-¿Estas lista changuito?
Asentí. -Quita esa cara por que mis padres están muy contentos de estar aquí, no quiero que lo arruines.
Estuve a casi nada de reclamar pero todo empeoraría.

Sus padres se mostraron realmente opresivos. Cómo buscando jamas dejarme escapar.

-Tenemos todo listo, solo falta saber que opinas Lauren.
Me hizo recomponerme de la distracción. Miré a su padre.

-¿No te emociona casarnos el próximo fin de semana? Una ceremonia sencilla y mis padres presentes...aunque puedes llamar a Chris por si tiene el tiempo de venir.
Su padre me miró presionando. Podía leer en sus ojos. Quería poner una pistola contra mi cabeza. Y podría hacerlo fácilmente.
Marie dejó un beso en mi mejilla.

-Es una buena idea...aunque...

-¿Que? Su padre quiso matarme con la mirada.
-¿Puedes acompañarme al área de fumadores? Tu y yo tenemos que hablar...señoritas nos disculpan.
Marie sonrió hacia mi. Como si nada y seguí a su padre.
Su madre me dió una mirada de compresión.

Una vez estuvimos solos, el comenzó.

-Se lo que hizo mi hija, pero también se lo que hiciste tu, así que si quieres que esa morena vecina tuya siga viva, debes casarte con Marie.
Mi corazón latió con fuerza. El sonrió con suficiencia. ¿Como sabía lo que yo estuve con Camila? No podía dejar que se acercará a ella. ¿No era suficiente con lo que hacía ya?
Lo miré confundida.

-Lauren, no soy ningún tonto y aunque por tu cabeza este pasando la idea de huir, sabes que no podrás hacerlo, me importa demasiado mi hija y nadie la hará sufrir, ¡Nadie!
Sentenció. Sacó un cigarro de su sacó y lo encendió. Yo no pude decir nada. Sentí pánico al pensar que dañaba a Camila.
Estaba atrapada.

La insoportable Jauregui Donde viven las historias. Descúbrelo ahora