La insoportable Jauregui

46

Nueva York
Lauren

Era fin de semana, y desperté más temprano de lo usual.
Había dado vueltas en la cama demasiado inquieta. Lo entendía.
Me sentía rara de volver a Miami ese día, mi novia estaba normal, le entusiasmaba viajar para ver a sus padres y hermana. En cambio yo estaba preocupada por como ellos me tratarían y también por que iba a volver a ver esa casa. Donde mi padre y mi madre habían muerto, yo abandoné ese lugar y ahora regresaría. Ni siquiera entendía que había pasado con la casa, Chris se había hecho cargo de todo y esperaba que estuviera ocupada. No quería verla de la misma forma.
No tenía buenos recuerdos.
Suspiré profundo y eso parecía haber despertado a Camila.

-¿Que tienes?
Preguntó aún desperezándose.
Tenía el cabello revuelto y sus labios hinchados. Además soltó esa sonrisa encantadora que adoraba. La besé tratando de relajarme y buscar ese apoyo que necesitaba.
La miré a los ojos después de alejarme, su sonrisa no desapareció.
Mi pecho se oprimió deseaba estar igual de feliz, no quería arruinar estas fechas por que mi mente ahora jugaba a recordar, tal vez debería contárselo.
Ella salió de la cama con la excusa de un baño y el desayuno.
Yo pensé y pensé necesitaba contárselo para poder solucionarlo, no era bueno que crecieran estas ideas en mi cabeza.
Cuando salió envuelta en su toalla corta yo la miré fijamente y me senté en la orilla en la cama. Ella se percató de mi mirada angustiada por que estuvo a mi lado de inmediato y besó mi hombro. Amaba el olor del jabón de frutas que recién había usado. Necesitaba hacer el amor con ella desesperada ahora. Para olvidar y...

-¿Que tienes amor? Preguntó y yo me disparé a sus labios de inmediato.

-Debo contarte algo. Asintió y entrelazó nuestras manos.
-No hables y no te vayas por lo que te diré.
Sus ojos brillaron. No quería lastimarla tampoco.
-He pensado demasiado en Marie, me está consumiendo, estas fechas normalmente eran especiales para ella y los últimos días la he pensado mucho, no quiero arruinarte estas fechas, no se...
Tapo mis labios por un momento y me dejó perderme en su mirada, al contrario de lo que pensaba ella me miraba con más amor de lo normal.

-Lauren, ya lo había notado es solo que esperaba que tu me lo contarás y ahora estoy feliz de que confíes por completo en mi, es normal mi amor, estuviste tantos años con ella y después de lo qué pasó, lo comprendo totalmente ¿Pero sabes que?
Sonrió dulcemente robándome un suspiro. -Prometo que voy a hacer que esta navidad supere por completo los malos recuerdos que tengas, te amo muchísimo y quiero que si deseas llorar lo hagas o si quieres que haga algo por ti para que tu mente este llena de felicidad, lo voy a hacer ¿Que quieres que haga ahora?
Quitó sus dedos de mi boca.

-Quiero que te quites la toalla ahora.
Camila no lo dudo nada y quedó por completo desnuda ante mis ojos. Su piel morena y húmeda me hicieron quedar entumecida, como tonta observándola y deseando tocarla. Sonrió de forma seductora y se montó en mis piernas sin dudarlo. Acarició mi cara silenciosamente y guió mis manos por su cuerpo, lentamente. Mis pensamientos anteriores se habían ido y sentí unas ganas inmensas de hacer lo que sea con ella, de solo verla o besarla y...
Mis manos se adaptaron a su culo y acerque su cuerpo por completo al mío. Mis labios besaron en medio de sus pechos. Ella suspiró.
De pronto me vi con prisa de quitar toda mi ropa y sin ningún cuidado la deje caer en la cama. Ella rió mirándome lanzar mis bragas al piso y ponerme encima de ella.
Besé sus hombros y después todo de ella. Sus labios al final de un orgasmo y sus pezones después de que yo llegara.
Mis manos desesperadas la habían apretado sin ningún cuidado.
Me tensé cuando mire como su cabeza estaba un poco fuera de la cama. Ella comenzó a reír y la ayudé a subir por completo a la cama, toda revuelta.

-Lo siento cariño. Dije. Su cintura tenía mis dedos marcados y su cuello tenía una mancha roja que pronto se haría de otro color. Su cabello enredado por completo.
-Oh dios, lo siento me he perdido un poco, no debí...

-Lauren, me ha encantado, me gusta el sexo intenso.
Abrí mis ojos de golpe.

-Nunca me lo dijiste. Sus mejillas enrojecieron.
Besé sus labios un par de veces y sus manos recorrieron mi espalda.

-Pues ahora lo sabes, si quieres hacerlo yo no voy a negarme. Sus dedos chocaron en una parte de mi hombro que ardió un poco.
Yo me encogí. -Creo que te marque un poco.
Asentí y dejé caer mi cabeza en su pecho. Estuvimos así por mucho tiempo. Yo dejé mis pensamiento sobre otra cosa que no fuera ella.
Esperaba que el regalo que había preparado le gustara.

-¿Crees que nuestro bebé este en buenas manos ahora?
Preguntó y yo reí. Apostaba a que al cachorro Dinah lo estaba cuidando mas que mejor.

-Espero que si, voy a extrañarlo mucho estos días.
Camila asintió y soltó un quejido. La miré a la cara, tenía un dulce puchero.
-Pero estará bien, te lo prometo, además que lo tienes demasiado consentido, esto les ayudará mucho a los dos.

-Va a sentirse extraño por la noches, no voy a estar a su lado antes de que duerma.
Yo comencé a reír sin parar.
En serio que parecíamos sus madres. Suspiré profundo.
Busque los labios de mi novia una vez más. Era momento de salir de la cama y prepararnos para viajar.