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Nueva York
Camila

Lauren Jauregui me estaba confesando que me quería. Podía responder igual pero una vez lo soltó todo. Camino lejos de mi. No espero a que yo mencionara un par de cosas. Estaba diferente, era una persona diferente a la que vivía bajo cuidado de alguien. Podríamos pasar horas hablando.
Mordí mi labio y sonreí. Iba a volver a verla y apostaba a que todo sería increíble.
Toqué mi mejilla. Ella había colocado un dulce beso en el lugar y tras sonreír se fue. Pidiendo que yo dejara que se fuera sin que yo dijera algo.

La vi desaparecer en el atardecer y yo entre a la casa.
Quería que todo fuera a su ritmo esta vez. Nadie iba a presionarnos ni a quitarnos tiempo para conocernos mejor.

Una hora después de que se fue recibí el primer mensaje.

~Déjame iniciar donde me quede hace años~
Sonreí.

El siguiente mensaje apareció al día siguiente.

~Me gusta el vestido que llevas, estas tan buena que me pones al mirarte~
Yo entré a la oficina y tras buscar por la ventana y no encontrarla me rendí.
Dinah me preguntó sobre el reciente encuentro.

-Simplemente dijo todo y se fue, ya te lo dije. Me quejé.

-Pero ¿Porque sonríes tanto?
Me reí otra vez y le mostré el mensaje. Su número desconocido aún sin registrarlo. Dinah se cubrió los labios.
-¿Quien es? por dios que intenso.

-Es Lauren.
Casi escupe el agua que recién había tomado y se dejó caer en la silla de mi oficina, mi hora para comer terminó en una pizza sobre el escritorio y Dinah cotilleando sobre tonterías que podría hacer para Lauren.

Al día siguiente no envió un mensaje, apareció fuera de mi casa.

-Hola Camz. Sonrió con suficiencia y recorrió mi cuerpo con lujuria. Ni siquiera entendía como había llegado ahí.

-Déjate de juegos Lauren.
Me hizo reír al seguirme para tomar un taxi.

-Pero me gustan los juegos. Me hizo retroceder y me recargó en un árbol de la calle. -Me gusta jugar contigo mejor dicho ¿Que harás mañana?
Susurró sobre mi oído. Haciendo que me estremeciera al escuchar su voz ronca.

-Salir con Jacob.
Ella se quedo seria pensando en que más decir. Pero se había quedado sin palabras. Confundida y parecía dolida. Fue mi turno de bromear.
-Es broma Lauren, en realidad estoy libre.
Respiró profundo y luego rió levemente.

-No juegues con fuego Camz.

-¿Quieres que te lleve? Miró mi auto. Pero negué. -Me refiero a compartir taxi.
Asintió después de un rato.
Tomamos el taxi con tiempo para poder llegar, el lugar donde trabajaba estaba por el camino.

-¿A donde vas invitarme mañana?

-Solo quédate lista a las 8.
Sin alcanzar a responder sentí sus labios en mi mejilla y salió del auto. Dejándome con la peor sonrisa boba de la historia.
~Voy a esperarte~ mande un mensaje.

Extrañe un poco recibir un mensaje de ella para la noche. Pero me resigne a verla mañana en la noche.

Lauren

La motocicleta estaba aquí. Me iba a acostumbrar poco a poco a conducirla en esta ciudad.
Llamé a Chris para confirmar que recibí el envío.
Conduje con cuidado al departamento.
La motocicleta llevaba un par de años sin que la condujera. Marie se negaba a subir a ella y tuve que utilizar uno de sus autos en Londres.
La había comprado después de iniciar la universidad para moverme con facilidad.
Ahora la tenía de nuevo.
Conseguí estacionamiento en mi edificio.

Se llegó la mañana y después de beber una taza de café conduje en la motocicleta a casa de Camila. Sonreí. Tal vez iba a negarse a subir pero iba insistir. Retiré mi casco y miré el que había conseguido para ella. La moto se miraba peligrosa pero no iba a irme sin ella atrás.
Toque el timbre.

-Buenos días. Sonreí. Ella correspondió y besó mi mejilla. Menos mal llevaba pantalones ajustados y no uno de los vestidos cortos que acostumbraba llevar. Le iba a ser más fácil montar arriba.
Me había explicado que llevar el auto le quitaba un poco mas de tiempo así que prefería tomar un taxi.

-¿Que haces aquí? pregunto divertida. La recorrí por completo.

-Vine por ti Camz, anda.
Asintió y tomó su bolso con prisa. Una vez afuera caminó por la acera esperando a que la siguiera pero no lo hice. Ella se volvió.
Luego me miro montada en la moto. Sus ojos se ampliaron.
Le ofrecí el casco.

-Debes estar bromeando. Se quejó.

-Estaba en Londres y Chris me la envió, solía conducirla allá durante la universidad, ¿No vas a rechazar el aventón verdad?
Tenía miedo. Y cuando iba a decir que no. Yo baje de la moto y sostuve su bolso en el asiento para colocar el casco y ayudarle a subir.

-Lauren. Se quejó. Asegure su bolso en la maleta pequeña que le había añadido y me subí.

-Sostente de mi y te aseguro que estarás muy rápido en tu oficina ¿Confías?
Se miraba graciosa con el casco enorme que llevaba pero apenas había atinado al tamaño de su cabeza. Arranque al sentirla por completo enganchada a mi cuerpo.
Ella gritó.
Minutos después de llegar entre el tráfico y estacionar frente al edificio. Ella bajó de un salto asustada. Se quitó el casco. Tenía su rostro sonrojado y se quejó por su peinado.

-No volveré a subir, conduces como una loca. Casi me lanzó el casco y espero en la acera de brazos cruzados su bolso.

-Dios, relájate ¿Que te pasa?
Le entregué su bolso e iba a darse la vuelta pero sostuve su rostro. Acomode su cabello antes de besarla en la mejilla.
-Se como conducir y no debes preocuparte.
Ella asintió un poco más relajada.
-Te veré más tarde y créeme volverás a montar conmigo.
Replicó y al darle una mirada juguetona entendió el doble sentido. Resoplando y luego al soltar una risita. Arranque de ahí después de colocarme el casco y darle una última mirada.

La insoportable Jauregui Donde viven las historias. Descúbrelo ahora