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Nueva York
Camila

No me sentía mejor después de acostarme con el, pero al menos me hacía olvidar los ojos verdes de Lauren por un rato.
Teníamos dos semanas de salir, el iba a salir de la ciudad por unos días. Lo acompañé al aeropuerto esa tarde y nos despedimos con un beso. Esperaba que pronto comenzara a sentir algo más por el. Era perfecto.

Cuando regresaba al departamento, escuché ruido en el de frente.
La distancia que Lauren y yo teníamos tampoco me gustaba. Me preocupaba toda la situación en la que estaba envuelta.
Me sentí nerviosa cuando se escucharon golpes en la pared. Iba a arriesgarme a que Marie me corriera. Toqué la puerta fuerte. El ruido se detuvo.
Él rostro de Lauren apareció tras la cadena de la puerta.

-¿Estas bien?
Ella asintió. Tenía el ceño fruncido.
Y cerró la puerta. Entré a mi lugar con el corazón acelerado. No entendía que estaba pasando enfrente.
Espere y comí algo, tal vez Marie iba a salir en un rato más y yo podría preguntar a Lauren lo que pasaba. Pasaron dos horas y nadie salió ni entró.
Sin poder contenerme volví a tocar la puerta.

-¿Que es lo que quieres? Preguntó al abrir la puerta. Su voz enfadada me asustó y miré por encima de ella. El departamento estaba hecho un lío.
-Vienes a coquetear conmigo. Rió de forma rara y espero a que dijera algo.
Negué, no iba a provocar problemas, solo quería asegurarme de que existiera por un tiempo más.

-Cálmate, solo quiero saber si estas bien, es su culpa por pelear cuando tienen vecinos.
Lauren dijo algo entre dientes y me dejó entrar. Miré asustada su mano derecha. Estaba sangrando.
-Lauren.

-Lo se. Pero aún así se dejó caer en el sofá. Sin mirarme. Sus ojos estaban confusos. ¿Debía irme o quedarme? Ni siquiera le importaba que Marie iba a volver y me iba a encontrar ahí.
Iba a salir cuando sentí su mano en la mía.
-Soy una tonta. Limpió una lágrima de su mejilla. -Llevó cuatro años con Marie, cuatro, cuidando de ella y tratando de entenderla y ella en solo un mes a logrado encontrar a alguien más.
Abrí los ojos de golpe. Yo lo sabía. Lo había visto y no le dije nada. Ahora me sentía muy mal por ella. Apreté su mano.
-La he visto con ese hombre en el centro comercial, esta tarde salí a buscar algunos detalles para la oficina, no ha llegado temprano a casa desde hace días.

-Bueno, ahí tienes un motivo para dejarla. Dije segura.

-No puedo. Solte su mano y me altere.

-¿Como que no puedes Lauren? ¿Eres tonta? Grité.
Ella sé puso de pie.

-No lo entenderás, estoy bien, puedes salir ahora y dejarme sola, tal vez debas quedar con tu novio y dejar de preocuparte de lo estupida que puedo ser.
¿Que sabía ella de que estaba con alguien? Ni derecho tenía a mencionarlo y yo de tonta preocupada por ella. Si era una idiota y cobarde además.

-¿Que sabes tu de mi novio?
Gruñó enfadada y enrojeció a tal grado que parecía iba a explotar.

-Bueno que vienes todas las noches aquí y se acuesta contigo, yo que sé.
Listo.

-¿Así que me espías? Al final si estás siendo demasiado idiota, tu perdiste tu oportunidad por respetar a tu novia y mira como te ha pagado, ¡Idiota!
Dije cansada y salí de su departamento azotando su puerta.
¿Que pensaba hacer Lauren? Iba a quedarse con ella aunque supiera que la engañaba. No sabía que le debía Lauren a Marie como para quedarse con ella después de eso.
Marie había llegado y se escucharon gritos, demasiados. Cuando alguien azoto la puerta Pensé que había salido la loca pero cuando salí con cuidado, era Lauren. Salió echando humo del departamento.
Regrese por mi abrigo y la seguí. Estaba asustada de lo que podría hacer. La seguí en el auto por un rato. Ella caminó sin mucho cuidado por la acera. Era muy tarde. Entró al bar cercano.

Me estacioné cerca y entre con cuidado de que no me viera. Por horas la miré beber con locura. Charlar con el barman de forma torpe y luego llorar. Mi corazón se encogió. No podía dejarla así. Me acerqué a ella.

-Lauren, venga, te llevaré a dormir. Su sonrisa torpe apareció al levantar su cabeza de la barra. Sonreí al barman y después de pagar ayude con mucho esfuerzo a Lauren a caminar fuera y hasta mi auto.

-Eres muy linda, pero en serio, no debes llevarme, Marie...
La pare, estaba harta de escucharla mencionar su nombre.

-Solo camina, te llevaré con ella ¿Si?
Negó asustada y me hizo reír poco. Su imagen ebria era muy graciosa y muy linda también.
Su peso no era tan grande así que nos guié con cuidado al auto.
Se resistió un poco para entrar.

-Te llevo a mi apartamento, anda y luego Marie no se enterará.
Asintió cansada y por fin descanse mis brazos. La aseguré en el asiento.
Seria muy mala idea llevarla a su departamento así que intentando ser silenciosa la metí a mi departamento. La dejé caer en el sofá y esperé a que la loca viniera pero no lo hizo. Ayude de nuevo a Lauren a entrar a mi cama. Quite sus botas y desabroche su pantalón, traté de hacerla sentir cómoda y la miré dormir.
Aunque quería despertarla y hacerla contarme ¿Quien era Marie? Y ¿Porque le permitía tratarla así?
Sus pestañas largas rosaban su mejilla. Ni en sueños me había imaginado tenerla ahí, en mi cama. Bueno estaba ebria, eso no contaba mucho.
Me acomodé a su lado cuando me sentí muy cansada, guardando la distancia.
Ella susurró algo.

-Marie. Me partió el corazón.
Me di vuelta en la cama para dejar de mirarla y me dormí.

La insoportable Jauregui Donde viven las historias. Descúbrelo ahora