Kinktober; EXO

Masks; ChenMin

No llevaba ni una hora ahí y Minseok ya estaba más que arrepentido de haber asistido a aquella estúpida fiesta de Halloween.

La temática de «Baile de Máscaras» le había resultado en un principio atractiva, tenía esperanza de que entre su baja popularidad y su cara medio tapada nadie lo reconocería y que eso le permitiera pasar una buena velada, pero se equivocó. No solo era ignorado en la universidad sino que también lo era fuera de ella, y ese ambiente excesivamente remilgado no le ayudaba a soltarse.

—¿Hay alguien sentado aquí?

O quizás habló demasiado rápido.

En cuanto sus ojos se fijaron en el dueño de aquella masculina voz se sorprendió con verlo sin máscara.

—No —se abstuvo a contestar. Los nervios le jugaron una mala pasada y terminó usando sin querer un tono algo brusco, gran comienzo.

Tras responder se volvió a girar, desanimado jurando que había parecido un grosero y el otro hombre no le volvería a dirigir la palabra.

—Hola —o quizás había vuelto a abrir la boca demasiado rápido— Soy Jongdae.

Aquel nombre activó todos y cada uno de sus alarmas, dejando enseguida de mirar su vaso para mirar el rostro del ahora conocido. Agradeció que este no llevara el rostro cubierto ya que esto le ayudó a confirmar que se trataba de ese Jongdae, el mismo que iba a su univrtsidad y todo el mundo adoraba, aquel que era todo lo contrario a él. Gracias a dios no sabía que estaba tratando con el marginado.

—¿Por qué no llevas máscara? —soltó buscando evitar su presentación con el cambio de tema.

—Creo que sería un crimen esconder un rostro tan bonito como el mío, ¿verdad?

En aquel momento el joven agradeció tener la boca vacía porque lo habría terminado escupiendo por la risa que le causó esa respuesta y, ¿para qué negarlo? Jongdae tenía razón. Vale que ya se veía bien con los conjuntos casuales que le veía a veces llevar, pero con un traje y el pelo peinado hacia atrás era algo superior.

—Tienes una risa muy bonita.

Minseok se congeló al oír eso, maldiciendo el hecho de que la máscara no llegara a cubrir sus ahora rojas mejillas.

—G-gracias.

Pero el atrevimiento de Jongdae no terminó ahí. Este no dudó en reducir la distancia que quedaba entre los dos, todo bajo la atenta mirada de Minseok; hasta que sus hombros llegaran a rozarse.

—¿Qué haces? —soltó finalmente el mayor sin apartar la mirada.

—La pregunta es, —tomó una leve pausa que empleó pasa posar su mano sobre uno de los músculos del enmascarado— ¿Qué quieres que haga?

Puede que Minseok fuera algo tímido, pero no estúpido, y había que serlo mucho para no captar las dobles intenciones de sus palabras.

A nada estuvo de empujarlo pero en cuanto se fijó en la expresión de Jongdae, aquella sonrisa que tantas cosas decía y en como las esquinas de sus ojos se arrugaban por esta su opinión cambió instantáneamente. Se mantuvo callado y deslizó su mirada durante unos minutos a uno de los relojes que había en las paredes de esa excesivamente elegante casa, aún no marcaba las doce.

—Podemos ir a un lugar privado, pero hay una condición.

—¿Cuál?

—No puedes quitarme la máscara —a pesar de ser una extraña petición el joven decidió aceptarla, y antes de pudiera decir algo más ya se lo estaba llevando con él.