—Minnie...
El sonido de unos ronroneos empezaron a destacar en la habitación. Era muy temprano, apenas había salido el sol, pero Jongdae ya se encontraba lleno de energía y de amor que repartir.
Intentó despertar a su compañero pero era difícil lidiar con un híbrido de gato tan dormilón, aún si hubiera un terremoto en aquel momento Minseok seguiría durmiendo.
—Despierta, vamos.
El más joven no pedía la esperanza. Le lamió con su áspera lengua las orejitas para ver sí así conseguía aunque fuera una mínima reacción por su parte, las orejas ni se levantaron.
Si había algo que Jongdae odiara desde siempre era que no le prestaran atención, lo odiaba. Recuerda perfectamente el día en el que su dueño le dijo que traería otro gato a casa, intentó hacer una huelga de hambre para impedírselo ya que otro gato en casa significaría que otro animal al que dedicarle tiempo y no señor. El enfado le duró hasta el día que Minseok llegó, tembloroso y agarrándose al suéter de su nuevo amo, porque era imposible no caer rendido ante esas mejillas tan adorables.
El movimiento de la cola del mayor hizo que Jongdae saliera de ensimismamiento. Sus orejas marrones se estiraron y sus ojos empezaron a entreabrirse y como era obvio el pesado de Jongdae ya estaba empezando a emocionarse.
—¡Por fin!
Minseok no pudo ni desperezarse ya tenía al menor encima en cuanto sus ojos se abrieron del todo.
—¿Estás en celo? —preguntó mientras intentaba despegarse del otro gato y como siempre, resultó imposible.
—¿Acaso tengo que estar en celo para querer amor de mi Minnie?
El mayor estaba por contestar pero sabía con quien estaba tratando, Jongdae tenía siempre respuesta para todo. Ahora solo le tocaba dejarse hacer, como siempre.
Volvió a cerrar sus ojos y no tardó en sentir como sus orejas y su pelo empezaba a ser peinados por las rasposa lengua del menor. Intentó luchar contra sus instintos animales ya que a día de hoy seguía dándole vergüenza pero igualmente terminó ronroneando. Jongdae se moría de amor siempre que lo hacía.
—Eres tan lindo, Minnie, —había dejado de lamerle la cabeza para acariciarlo con sus propias mejillas, tal y como hacían los gatos cuando buscaban amor— el más lindo del mundo.
El mayor sintió como su vientre era rodeado por la cola de su acosador, sentía unas ligeras cosquillas por donde tocaba. Ya se encontraba algo más despierto que hace un rato y, aunque el nunca lo admitiera, también adoraba los mimitos, así que volvió a abrir sus ojos y giró su cuerpo para estar cara a cara con Jongdae.
Al instante sus mejillas empezaron a notar las rugosidades de la lengua ajena, pero como ya estaba más que acostumbrado a esa sensación no le importó. El menor lo abrazó con fuerza y se movió para dejarlo tumbado boca arriba sobre la cama, aprovechando a abrir sus piernas para colocarse entre ellas.
—¿En serio? —soltó Minseok en cuanto notó el ya duro miembro de Jongdae chocando contra el suyo propio— ¿ya tan temprano?
—Es el efecto que tiene Minnie sobre mí.
El mayor rodó los ojos, tan típico de Jongdae.
Descaradamente y sin avisar el menor comenzó a rozarse descaradamente contra el cuerpo del contrario, sus orejas y su cola tensándose mientras lo hacía. No se molestó en ocultar su alegría cuando comenzó a notar el efecto que estaba teniendo en su Minnie, quién terminó sacando sus uñas y las clavó con fuerza en la espalda del de sonrisa gatuna, sacándole un maullido de dolor en cuanto lo hizo.
Dispuesto a obtener su venganza Jongdae empezó a simular fuertes embestidas contra Minseok, les daba igual tener toda la ropa puesta, seguía sintiéndose bien.
—Jon-jongdae, —dijo entre ronroneos y jadeos, clavando con más fuerza sus uñas.
—Me va a quedar marca —aunque no le importaba porque después de todo venían de su Minnie.
El mayor, ya hallándose algo más descarado, rodeó con sus piernas a las caderas de Jongdae para sentir más el roce, incluso se atrevió a mover su cola para ayudarle a acariciar la entrepierna del menor por encima del pantalón y haciendo que este gimiera del gusto.
La floja camiseta de Jongdae colgaba y dejaba a la vista sus deliciosas y marcadas clavículas, las cuales Minseok se vio en la obligación de lamer mientras el menor seguía embistiendo contra todo su cuerpo. La cama que compartían ya chirriaba por culpa de la brusquedad de los movimientos de los híbridos y fue a peor cuando Jongdae introdujo su cola dentro del pantalón del mayor y rodeó con esta su miembro.
La sorpresa hizo que el de ojos gatunos maullara e hincara sus colmillos en las clavículas a las que había estado dedicándoles un poco de atención.
El de sonrisa gatuna siseó cuando notó los dientes del contrario en su piel y ya harto de ser él el que siempre recibía cogió y le mordió una de las orejas. Minseok se enfadó y para vengarse atacó a su cuello descubierto, con mucha más fuerza que antes ya que esta vez lo había hecho a voluntad.
—¡Minnie! ¡Duele, duele!
Ese mordisco consiguió hacer que Jongdae le saliera de encima y se fuera al otro extremo de la cama, no paraba de quejarse del dolor.
—Así aprendes.
Y Minseok, con toda su dignidad se levantó y se fue a la cama de su amo a seguir durmiendo. Ya después continuarían por donde lo habían dejado.
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Kinktober; EXO
FanfictionSerie de drabbles, cada uno con una pareja y un kink diferente. Basado en el Kinktober de lordsantiagoaz.tumblr.com