Roleplay; ChenMin

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—¿Cómo es que has conseguido liarme para hacer esto?

—Porque me amas, obviamente.

—Agh.

Minseok rodó sus ojos ante el comentario de su novio, no es que no tuviera razón pero esa sonrisa socarrona que ponía lo hacía enfadar.

Aquella semana se la había pasado cuidando a Jongdae ya que el muy bruto se había caído en las escaleras de su universidad por andar haciendo el tonto, lo que le ocasionó un pequeño esguince en el tobillo que le exigía completo reposo. Todas las tardes al salir de clase iba a su habitación y le ayudaba en todo, nunca Jongdae había tenido el cuarto tan impecable ni se había encontrado tan bien alimentado. Fue una bonita y cursi semana hasta ese día. Nada más llegar Jongdae le entregó un raro paquete y le dijo que se vistiera con lo que este contenía. La cara que hizo Minseok al ver el excesivamente corto traje de enfermera que había dentro fue más que un poema.

—¿Y bien? —dijo Jongdae— ¿No vas a atender a tu paciente?

Ahora mismo de lo que tenía ganas Minseok era de matarlo, pero tenía miedo de moverse demasiado y de que su traje se levantara.

—Minnie, venga, sé bueno.

El mencionado rápidamente apartó la mirada porque sabía que Jongdae pondría sus irresistibles ojos de cachorro para intentar convencerlo, Minseok se odiaba por ceder siempre que su novio se ponía meloso con él. 

Intentó huir, listo para regresar al baño y volver a ponerse lo que llevaba puesto antes, pero rápidamente fue retenido por el fuerte agarre de Jongdae, quién tiró de él hasta hacer que cayera sobre él en la cama.

—¡Tu pierna! —gritó preocupado Minseok nada más reincorporarse— Dime que no me senté sobre ella.

—Tranquilo, —el de sonrisa gatuna no pudo evitar reír, su novio se veía tan lindo e inocente en aquel momento, como si no estuviera llevando un traje de enfermera cachonda— estoy bien.

El mayor se permitió soltar un suspiro de alivio y en ese momento, ya relajado, se percató en la situación en la que ambos se encontraban. Le gustaría saber como es que había terminado sentado de piernas abiertas sobre el regazo de Jongdae, con las manos de este estrujando su trasero descaradamente.

A pesar de ser alguien de carácter la sorpresa no lo llevó a nada más que sonrojarse hasta las orejas. La imagen que daba era tan irresistible que hizo que Jongdae se excitase, cosa que Minseok no tardó en notar, pues se hallaba sentado sobre el creciente problema de su novio.

—Jongdae —el nombre salió de sus labios como si fuera un jadeo, con su voz ligeramente temblorosa. 

El mayor comenzó a contonear suavemente sus caderas porque, aunque no lo pensaba decir en voz alta, ansiaba sentir más profundamente como la erección de su novio acariciaba sus glúteos por encima de la ropa.

El ajustado vestido se ceñía con fuerza sobre los deliciosos muslos de Minseok, apretándolos de tal manera que no dudaba que le quedaría una fina marca roja tras eso. A parte de eso se podía apreciar el bulto que crecía también entre sus piernas, poniéndose a la par con Jongdae.

—Ahora, ¿vas a inspeccionar a tu paciente? 

Decirle sí directamente era una opción demasiado atrevida para él, por lo que prefirió contestar a través de sus actos. 

Minseok posó su mano sobre la frente de Jongdae como si comprobara si tuviera fiebre, opción poco fiable si la comparamos a un termómetro pero, ¿a quién le importaba? Ellos querían jugar un rato no sacarse la carrera de medicina. Acto seguido deslizó sus manos hacia donde se encontraban los botones de la parte de arriba del pijama del menor, donde empezó a desabrocharlos con una paciencia casi excesiva.

Las manos de Jongdae cubrieron la suyas e intentaron ayudarle para ir más rápido, pero lo único que consiguió fue un manotazo y un «el paciente no debe moverse» que le había calentado más de lo que ya estaba. 

Cuando por fin ya no quedaba ninguno Minseok dejó la prenda caer sobre el colchón, haciendo que el torso de su novio quedara del todo descubierto. Su diestra fue directa a su pecho, haciendo como si quisiera notar los latidos de su corazón, el tacto hizo que Jongdae contuviera su respiración hasta que el mayor habló.

—Todo bien por aquí, —soltó, aunque la realidad era que el corazón del menor estaba latiendo realmente rápido pero ambos ya sabían el por qué de eso— ahora tengo que examinar tu pierna, qu-quítate los pantalones por favor —el tartamudeo le había salido sin querer, a pesar de que estaba dejando llevar bien seguía sintiendo algo de vergüenza. 

Jongdae se incorporó rápidamente, negándose a dejar que Minseok lo volviera a desvestir con la misma velocidad que antes, andaba desesperado. Apartó a un lado a su novio para intentar hacerlo, lo dejó en la cama y se puso rápidamente de pie para bajarse los pantalones y tirarlos a dios sabe donde.

—¿Por dónde íbamos? —preguntó el más joven, meneando sus cejas de forma sugerente.

—Jongdae, ¿no era que el pie te dolía tanto que no podías ponerte de pie?

Aquellas palabras se sintieron como si un balde de agua congelada hubiera caído sobre él.

«Mierda»


Kinktober; EXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora