Olfactophilia; ChanSoo

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El joven alfa, como casi siempre, salía de el último del gimnasio. Cada día estaba más cerca de cumplir con su objetivo, notaba ya como su rutina tenía efecto y como en su cuerpo empezaban a notarse más los músculos.

Lo mejor de ser el último era que la ducha era para él solo, pero lo malo es que al ser tarde tenía que tomarse algunas prisas porque tenían que cerrar.

Aquel día cuando entró y abrió su taquilla se topó con que alguien se había dejado en uno de los bancos su ropa interior.

Lo miró con disgusto y se dispuso a ignorarlo pero justo en ese momento un dulce olor inundó sus fosas nasales.

«Omega», fue lo primero que pensó ya que era prácticamente imposible que un alfa o un beta expulsara un olor tan fuerte y dulce.

Observó el lugar esperando encontrar al dueño o dueña del olor pero solo estaba él así que solo podía venir de un lugar, aquel sucio par de boxers.

Vigiló que nadie lo estuviera viendo y se acercó a donde estaban tirando y, por muy asqueroso que pudiera sonar; los cogió y hundió su nariz en estos.

«Omega, omega, mío».

Aquel día ni siquiera se duchó, cogió sus cosas, metió la ropa interior en su bolsa y se fue corriendo a su casa para poder seguir disfrutando de su aroma. Jamás lo admitiría en voz alta pero esa noche se masturbó a la vez que seguía oliendola.

La siguiente semana se la pasó yendo casi el doble de horas para ver si daba encontrado al dueño de ese olor. Era embriagador, pero no lo suficiente para emborracharse, para eso necesitaba al omega que lo emitía.

Fue un viernes por la mañana cuando lo vio por primera vez. Bajito, de ojos grandes y labios exquisitamente abultados. Gracias a que el sudor pegaba su camiseta a su cuerpo también pudo apreciar lo estrecha que era su cintura.

A pesar de estar en un lugar público Chanyeol ni se molestó en ocultar sus feromonas, quería asegurarse de que el omega notara su fragancia.

Cuando finalmente sus miradas se cruzaron una chispa estalló. La excitación de Chanyeol llenaba casi la sala al tener justo delante al protagonista de sus fantasías por lo que se vio obligado a abandonar la sala. Para su gran satisfacción fue seguido por el omega.

Al ser viernes temprano el lugar estaba casi vacío y nadie ocupaba el vestidor.

En el instante en el que la puerta fue cerrada tras sus espaldas Chanyeol se abalanzó contra el más bajó, empujándolo contra las taquillas y enterrándose en la curva que existía entre el hombro y el cuello.

Sus pelvis se juntaron y se consoló al apreciar que no era el único excitado ahí.

Entre omegas y alfas una escena así no era rara aunque se acabaran de conocer. Sus instintos los guiaban a cometer este tipo de locuras.

—¿Cómo te llamas? —preguntó Chanyeol mientras besaba la piel descubierta, casi riendo al notar como sus labios conseguían erizar los pelos de cada zona que tocaba.

—Kyungsoo —soltó en un suspiro, inclinándose para darle un mejor acceso a su nuevo amigo.

—Kyungsoo, —pegó más su cuerpo al del contrario, si eso era posible— yo soy Chanyeol.

Esa escueta presentación les fue suficiente para conocerse y para proseguir ya que a esas alturas eran conscientes de que seguramente su encuentro fue obra del destino. Notando los síntomas que su compañero andaba padeciendo ahora podría jurar que le acababa de llegar el celo, su cuerpo quemaba y sus feromonas se hacían tan intensas que conseguían hacer que la nariz de Chanyeol picase.

La dulzura de los frutos aumentaba, se hacía cada vez más notoria hasta un punto tan alto que casi hizo que el alfa se perdiera en él y terminase mordiendo el cuello del joven omega sin su consentimiento o sin previo aviso. Gracias a dios que consiguió despertar antes de cruzar esa línea tan importante.

—¿Podrías hacer algo de una vez? —exigió entonces Kyungsoo, haciendo que espabilase del todo.

Como buen samaritano Chanyeol se dispuso a acatar sus órdenes como si él fuera el sumiso.

Se puso de rodillas frente a él y jugó un rato con el tirante de sus pantalones de chándal hasta sacarle de quicio. Los bajó y se topó con el mismo par negro de boxers que se había encontrado, con la ligera diferencia de que ahora estaba sobre el cuerpo de su legítimo dueño ocultando una dolorosa y húmeda erección.

Chanyeol la vio tan deliciosa que se relamió los labios antes de acercarse a ella y acariciarla con la punta de su nariz, aspirando el aire y apreciando la diferencia de oler el trozo vacío a esto. Casi se corrió.

Disfrutó un poco más de estar así, y más habría estado si no fuera porque los dedos de Kyungsoo se engancharon en su pelo y empezaban a tirar de él.

Ansiando hallarse con un exquisito manjar bajó la negra prenda y efectivamente, eso tenía pinta de delicioso aunque había algo raro, Kyungsoo también tenía un nudo.

Alarmado Chanyeol dirigió sus dedos hacia la entrada del joven, donde acaricio el rugoso anillo de músculos y se topó con que no había ni rastro del lubricante natural que solían expulsar los omegas en estos casos.

—Oye, Kyungsoo, —soltó con una seriedad que no concordaba con la situación— tú eres un omega, ¿verdad?

El aludido lo miró como si hubiera dicho algo realmente gracioso; mal augurio.

—¿Yo? —tomó una pausa que resultó tortuosa y finalmente dijo:— Soy un alfa.

Vaya, parece que las cosas no iban a ser tan fáciles como pensaba.

Kinktober; EXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora