Corset; Kaisoo

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—P-por favor, no me haga daño.

En el suelo de aquel baño vacío se podía apreciar una figura femenina, temblando y con los ojos húmedos, causados por el terror que le ocasionaban el hombre armado que tenía delante.

—Oh, —soltó el agresor, se pudo notar como su expresión se suavizó durante unos segundos para finalmente formar una risa, la cual lo hacía ver muchísimo menos amenazador— casi consigues engañarme, agente Kyungsoo.

—No sé de qué me hablas, —el aludido fingió estar en shock, aunque sabía que de nada iba a servir tratándose de Jongin.

—Puedes quitarte ya la peluca y dejar de actuar.

El ceño de Kyungsoo se frunció en señal de desagrado, haciendo que la tierna e inocente imagen que poseía hace unos pocos segundos se desvaneciera por completo. Se levantó del suelo y se deshizo de aquella molesta peluca, revelando su corta cabellera negra.

—¿Qué haces aquí? —preguntó el más bajo. Se aseguró de mostrar en su duro tono lo poco que le gustaba la presencia del otro.

—Encima que vengo a ayudarte, —el mayor ignoró la carita de cachorro que estaba poniendo, a estas alturas se conocía todos y cada uno de sus trucos— estaba muy preocupado por ti, hacer una operación encubierta solo puede ser demasiado peligroso.

No pudo evitar rodar los ojos ante la confesión barata de su marido, muy pero que muy barata. Desde el primer momento ya había notado la como lo miraba, como sus ojos recorrían cada trozo de piel descubierta que tenía y que gracias al vestido que llevaba esta no era poca.

Mientras su marido estaba al otro lado del mundo ocupándose de su misión a Kyungsoo le habían encargado el camuflarse en la fiesta de un magnate e intentar conquistarlo para así poder sacar a la luz sus trapos sucios, cosa que no le fue demasiado difícil gracias a su aspecto.

—¿No acababas el mes que viene? 

—Sí, acababa, hasta que un pajarito me soltó en donde estabas metido y me negaba a perdérmelo.

Jongin empezó a acercarse a su pareja, quién estaba dándole la espalda y mirándose al espejo para comprobar el maquillaje que llevaba. El vestido que este llevaba sin duda era capaz de sacarle un suspiro a cualquiera, independientemente de su género. El tejido negro contrastaba con su tono natural de piel y que tuviera un lateral abierto para poder sacar su pierna, simplemente tentador. Daba igual los años que llevasen juntos, Kyungsoo lo tenía igual de loco que el primer día.

—¿Podrías irte? Tengo trabajo que hacer —le contestó el más bajo mientras procedía a colocarse de nuevo la peluca.

El menor lo detuvo, agarrando su muñeca con unas manos y recibiendo al momento una clara mirada de reprobación de su marido. 

—No te preocupes, —contestó Jongin— ya hay alguien más encargándose del resto, no tienes nada más que hacer.

—¿¡Pero qué!? —Kyungsoo se giró para encarar al contrario— ¿Quién te dijo que te podías entrometer en mis asuntos?

El moreno ignoró el que su pareja estuviera hecho una furia, ya acostumbrado a su humor de perros. Posó sus manos sobre los hombros de su pareja, disfrutando de como el enfado pasaba a ser una ligera confusión y cuando ya lo notó más sumiso bajó hacia su espalda, más concretamente hacia donde se encontraba la cremallera del vestido, la cual no dudó en empezar a bajar. Posó un suave beso sobre los labios de su ya más calmado marido y regresó a sus hombros y, con ahora el vestido desabrochado, deslizó la tela hacia los lados haciendo que la prenda se terminara resbalando hacia los suelos.

—Oh jodido dios, —maldijo Jongin sin querer, pero es que en cuanto vio la ropa interior que llevaba puesto su marido las palabras salieron— ¿qué es lo que llevas?

Ahora era el turno de Kyungsoo de reír. Posó uno de sus dedos sobre los labios del moreno para hacerlo callar y lo empujó. Lanzó lejos el vestido que tenía enganchado entre sus pies y dio unos pasos atrás para sentarse sobre la gran mesa que rodeaba los lavamanos.

—¿Cómo crees que conseguía que se me marcase tanto la cintura? —agarró uno de los cordones que colgaban del corsé puesto que llevaba, asegurándose de que todos y cada uno de sus movimientos fueran más eróticos que el anterior— Dime, querido.

—Dios, —repitió Jongin, ya se le notaba la voz algo más grave— que suerte que vine antes.

Con cierta desesperación se acercó a donde estaba Kyungsoo, siendo rodeado inmediatamente por sus piernas. Llevaba tanto tiempo sin verlo que no era raro que sus manos picaran tanto para tocarlo y más en esa situación en la que se encontraban porque si ya su cintura de por sí estaba bastante marcada, con ese corsé su forma se hallaba más definida que nunca. Probó a encajar sus manos ahí y encajaban tan bien como dos piezas de puzzle. 

—¿A qué esperas querido? —tentó el mayor, como si ya se le hubiera olvidado el lugar y en la situación en la que estaban.

El moreno cogió aire y apretó más sus dedos, sintiéndose casi asfixiado por la gran excitación que estaba sintiendo.

—Tienes que ponerte más veces esto, —soltó mientras besaba el cuello de su marido— y pintarte más los labios, te queda demasiado bien el rojo.

El mayor disfrutaba de como Jongin besaba cada trozo de piel descubierta. Recorría todos los lunares que tenía, desde los hombros al cuello y de ahí hacia las clavículas; parándose un momento en los pezones descubiertos y ya duros por el frío.

—Depende de como te portes aquí me lo pienso.

Eso hizo al menor sonreír, le gustaba el que Kyungsoo nunca le pusiera las cosas fáciles, para qué engañarse, realmente le gustaba todas y cada una de sus facetas, amaba tanto su forma de ser que le daba igual tener que luchar un poquito para conseguir lo que quería.

—Acepto el reto.



✨✨✨✨✨✨✨✨✨

¡Buenas!

Para este capítulo me inspiré en el minicómic de una artista llamada Ciaosoo (tumblr/twitter)

Aquí tenéis el link directo del minicómic del que os hablo

https://ciaosoo.tumblr.com/post/177176807334/mini-webtoon-style-comic-kaisoo-spies-au


Kinktober; EXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora