Begging; Kray

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Calor. Mucho calor. Yixing ya se estaba agobiando por lo mucho que subía su temperatura corporal. Aún estando en plena noche de invierno tuvo que coger y tirar todas las mantas que lo cubrían porque sentía que se estaba asfixiando.

A estas alturas no necesitaba de un examen para saber que era lo que le pasaba, le había llegado el celo.

—Fanfan —dijo en alto el omega, esperando que su novio respondiera a su llamado.

Al no recibir respuesta se giró y se topó con que Yi Fan no estaba en su lado de la cama.

«Maldito», se dijo mentalmente, justo el día que necesitaba que llegara temprano.

El lubricante natural ya se estaba empezando a formar. El omega ya sentía su interior quemar, arder; no podía quedarse a esperar por su novio.

Aprovechó la ventaja que le daba dormir solo en ropa interior para poder empezar a tocarse. Posó sus manos sobre su pecho desnudo y comenzó a rozar con sus dedos sus pezones ya erectos. Gimió en el momento en que el contacto se hizo.

—Fanfan —repitió aún sabiendo que sería inútil.

La excitación crecía de una forma tan astronómica que ya se le hacía insuficiente aquello. Apartó sus manos  y se puso boca abajo sobre el colchón, comenzando a mover sus caderas contra este, simulando embestidas.

Como omega podía llegar a soltar una gran cantidad de fluidos estando en época de celo, por lo que no era de extrañar que su ropa interior ya se encontrara más que húmeda. Se vio obligado a desprenderse de ella por la incomodidad que le ocasionaba, gimiendo en cuanto el aire frío choco contra su más que erecto miembro.

La desesperación le llevó a ir más rápido, no dudando en elevar su trasero para así poder acariciarse así mismo, aunque sus pequeñas manos no se comparaban a las grandes de su novio.

Su entrada ya estaba gritando por un poco de atención, pero como no quería dejar de atender a su miembro tuvo que hundir la cabeza sobre la almohada y guiar su otra mano.

El primer dedo entró con una gran facilidad, algo que ya se esperaba; y no fue mucho más difícil introducir el segundo.

Aún con un tercero seguía siendo suficiente por lo que estaba preparado para atreverse con un cuarto hasta que una grave y conocida voz lo sacó de su ensimismamiento.

—¿Pero qué tenemos aquí?

—Fanfan...,—dijo Yixing mientras volvía a ponerse boca arriba, abriéndose de piernas para mostrarle a su novio el desastre que estaba hecho— por favor.

Yi Fan era un alfa, pero al contrario que la gran mayoría de estos poseía una resistencia de hierro hacia el celo de los omegas. Aunque no iba a negar que el mero olor de su omega ya lo excitaba podía controlar sus instintos y no abalanzarse sobre él.

—¿Por favor qué? —soltó mientras se acercaba poco a poco a Yixing.

—Ya lo sabes —el ansioso omega se mordió el labio. A pesar de que por fin había llegado su novio no había dejado de masturbarse, imposible cuando tan cerca estaba ya.

—Sabes que no me gusta mucho cuando te tocas sin mi —el peso de Yi Fan hundió parte del colchón. Se posicionó justo entre las piernas de su novio, las cuales no dudó en comenzar a acariciar.

—¡Fanfan! —lloriqueaba Yixing, viéndose incapaz de ser impaciente— Por favor, por favor —a veces odiaba lo exigente que podía llegar a ser.

El olor que desprendía el menor era tan fuerte, tan intenso, que el mero hecho de aguantar el atacar a su lindo omega le estaba haciendo sudar.

El más alto se desprendió desprendió de su camisa y sus pantalones, no queriendo quitarse aún los boxers.

Durante unos cuantos segundos se abstuvo a disfrutar de las vistas mientras de fondo sonaban las súplicas de su novio.

El olor del celo cada vez era más fuerte e intenso, embriagador, así que decidió tomar un poco de acción. Tal y como había hecho Yixing antes con el colchón, Yi Fan se colocó sobre el y encajó su pelvis en su trasero, obligándole a sacar los dedos de ahí; y comenzó a mover lentamente su cintura.

—Quítatelos —reclamó el omega, haciendo referencia a la ropa interior de su novio. Odiaba el tacto que le proporcionaba la tela.

El alfa ignoró las palabras de su novio y siguó moviéndose, dando de vez en cuanto algún toque fuerte que hacía que su novio pegara algún que otro chillido.

—¡No puedo aguantar más! —gritó Yixing, rozando ya el límite de la locura.

Finalmente el alfa de vio obligado a ceder a una parte de sus instintos, y es que con un novio tan lindo como lo era el suyo era muy difícil aguantar tanto tiempo.

Cumplió su petición. Se quitó finalmente esa molesta tela, haciendo que ambos quedaran finalmente a la par. Yixing se empujó un poco hacia abajo para intentar incrementar el roce pero en cuanto Yi Fan lo detuvo agarrándolo de las rodillas supo que aún le quedaba un rato más de tortura.

—N-no seas así, por favor.

—¿Cómo se pide?

Y ahí estaba la razón por la que Yi Fan tenía tanta resistencia, porque amaba ver a su pareja suplicando. Torturarlos e impacientarlos hasta que no pudieran más y aunque pudiera sonar cruel en oídos externos a Yixing no le importaba, todo lo contrario; amaba esa parte de su novio. Estaba claro que eran parejas destinadas.

—Por favor Fanfan, —repitió este mientras continuaba restregándose contra el miembro descubierto del contrario— te lo pido, te lo suplico.

Y ahí estaban las palabras que tanto amaba oír mayor y a las cuales no dudó en hacer caso. Después de todo, había que aprovechar la época del celo.







Kinktober; EXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora