Masturbation; LuMin

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Minseok estaba en su último año de instituto, en la flor de su juventud. Su vida escolar era perfecta, era popular, sacaba buenas notas y además era el capitán del equipo de fútbol, ¿qué más podía pedir? 

Su último partido de la temporada acababa de comenzar y se disputaban el primer puesto, sería duro pero él confiaba en su equipo. Lo dieron todo, consiguieron ir a la cabeza metiendo el primer gol aunque para su desgracia enseguida fueron empatados y así se mantuvieron hasta que llegaron los últimos diez minutos de este. Minseok no estaba dispuesto a irse de aquel lugar sin su trofeo, no señor.

En cuanto logró interceptar el balón corrió y corrió a través de sus contrincantes que ya andaban tan o más cansados que él, se acercó a la portería y justo en el momento en el que pateó el balón un intenso dolor se hace presente en la zona de su ingle, impidiéndole disfrutar del gol que acababa de marcar.

—¡Llevadlo a la enfermería! —fue lo último que Minseok escuchó antes de caer contra el suelo.

Cuando sus ojos se volvieron a abrir ya no estaba tirado en el césped, sino en una blanda cama rodeado de cortinas blancas.

—¿Ya despertaste? —preguntó alguien a su lado.

—Oh, —pestañeó un par de veces para volver su vista más nítida— Doctor Lu. Sí, ya estoy bien.

Intentó levantarse pero el doctor del colegio rápidamente volvió a empujarlo para que se tumbara.

—No te muevas, tengo que ver tu lesión. ¿Dónde te duele?

—No es necesario, de verdad —Minseok lo intentó a ver si lo convencía y lo dejaba ir, pero no veía por la labor.

—Kim.

Y con solo una palabra ya había conseguido que el joven se diera por vencido. 

—Aquí es donde me duele —respondió finalmente con vergüenza, de todos los músculos que tenía el cuerpo humano tenía que haberse lesionado justo los de esa zona.

—Quítate los pantalones.

Y para su desgracia no le quedó otra que obedecer. No miró en ningún momento al doctor  mientras se quitaba la parte de abajo de su uniforme de fútbol, le daba igual que los dos tuvieran lo mismo,a Minseok no le gustaba desnudarse delante de nadie hasta el punto que esperaba a que las duchas se vaciaran para poder ducharse él.

—¿Aquí? —dijo el doctor Lu mientras posaba sus manos sobre la zona señalada y ejercía una leve presión. El joven siseó por el dolor, había dado de lleno—Bien, te voy a dar un masaje, quítate la ropa interior por favor.

—¿¡Qué!? —A Minseok se le olvidó durante un breve instante que estaba tratando con alguien mayor por lo que tuvo que corregirse— Perdón.

—¿Qué es tan raro? ¿Te da vergüenza? Que lindo.

El doctor no supo lo mucho que había molestado a Minseok con esas palabras. El capitán intentó hacerse el duro y se dispuso a quitarse los bóxers sin deshacer el contacto visual, ignorando lo mucho que se estaba muriendo por dentro.

El señor Lu se fue a lavar las manos y se colocó al lado de su cama, agarró sus rodillas y las separó haciendo que Minseok chillara, más por la vergüenza que por el dolor. Cogió en un cajón lo que seguramente sería aceite y lo dejó derramarse sobre la zona de la lesión sin cortarse ni un pelo con la cantidad, habría que cambiar las sábanas después.

Cuando sus dedos empezaron a toquetear el joven volvió a cerrar sus ojos, ya estaba, ya había aguantado lo suficiente, no tenía más capacidad para seguir haciéndose el duro.

—¿Te duele? —volvió a preguntar el doctor Lu mientras masajeaba la ingle del joven con sus pequeños dedos. Tenía un aspecto demasiado juvenil como para estar cerca de los treinta, no era raro que todas las adolescentes del instituto fingieran alguna que otra lesión para poder ser tratada por él.

La verdad es que se le daba bien su trabajo, el dolor era menos intenso y Minseok ya se notaba algo más relajado por lo que le respondió con un asentimiento, pensando que ya podría irse ahora. 

—Solo un poco más —dijo Luhan cuando volvió a notar los intentos de huida del joven.

A pesar de tener sus ojos cerrados Minseok podía sentir a la perfección los dedos del mayor trabajando sus músculos y notó perfectamente cuando estos empezaron a acercarse a cierta zona peligrosa, haciendo que volviera a tensarse. Intentó cerrar sus piernas por mero instinto pero una de aquellas manos lo detuvo mientras la otra finalmente acariciaba su miembro.

Los ojos de Minseok se abrieron por la sorpresa y miró directamente al doctor, quien le dedicaba toda una mirada hambrienta. No escapó para su vista como se relamía los labios y no supo por qué pero en cuanto lo hizo dejó de hacer fuerza en sus piernas.

El aceite hizo un gran trabajo como lubricante, ayudó a que Luhan deslizara mucho mejor su mano sobre la erección de su paciente. El pobre Minseok miraba como esta se movía, llegó el momento en el que tuvo que cubrirse la boca con las manos para que nadie lo escuchara.

La mano subía y bajaba con una gran precisión, ejerciendo la presión justa sobre el eje, rozando la línea del límite entre el dolor y el placer. El doctor Lu aprovechó que su otra mano también estaba llena de aceite y la dirigió a la entrada del menor, donde pudo introducir uno de sus dedos con tranquilidad. Minseok se tuvo que morder los dedos para no ser escuchado.

El joven, quien aún se hallaba en plena edad hormonal, se corrió justo cuando el segundo dedo entró en él, manchando así tanto su vientre como el uniforme de Luhan.

Desde aquello Minseok se aseguró de volver casi cada día a la consulta del doctor, tenía que seguir con su tratamiento después de todo.

Kinktober; EXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora