Lucy murió y nació Katrina Montekbull.
La mujer de hielo, aquella que vive únicamente para cobrar venganza.
A muy corta edad rompieron su corazón y robaron su inocencia de la manera más cruel, ahora deben de pagar una a una cada lágrima.
Crearon un...
Asesiné a la única amiga que he tenido en toda mi miserable vida... y no puedo llorar o gritar como me lo está exigiendo mi corazón.
—¡Hasta qué al fin! —exclamó Alessia burlona. Solté la pistola y un inexplicable vacío se sintió dentro de mí.
La sangre de Sky Coleman se escurrió hasta casi manchar mis zapatos y una lágrima corrió por mi mejilla, quemándome la piel. Levanté mi vista y observé fijamente a James Baylee; él me está mirando con una sonrisa de oreja a oreja, está feliz porque me ganó. Porque hice lo que quería.
—No fue tan difícil, cariño —señaló James, pasando su mano por su cabello.
No puedes llorar, ahora más que nunca tienes que fingir...
—¿Cómo pueden ser tan ciegos? —cuestioné, limpiando otra lágrima de mi rostro.
—¿Ciegos? —preguntó James. Miré a todos una vez más, y con mis piernas temblorosas, me marché.
Subí a mi camioneta y me sentí más muerta que nunca; comencé a conducir pasándome por mucho del límite de velocidad, y al llegar a lo más solo de la carretera, me detuve y bajé. Traté de correr y caí de rodillas. Clavé mis ojos en el cielo y pronto mi vista se nubló por las lágrimas, demostrándome que en este momento, estoy quebrándome.
Grité con todas mis fuerzas y el llanto me dobló, ¡¡¡me odio, maldita sea, me odio!!! Todas las personas que amo salen lastimadas por culpa de este odio que me carcome. Tanta gente inocente ha pagado las consecuencias de mi venganza, tantas acciones que... que me han convertido en un ser despreciable. Alguien digno de odiar. Un monstruo como ellos... ¿Cómo pude perderme así? Nunca quise esto para mí. La vida me intentó dar otra oportunidad y la eché a la basura, arruiné mi vida y la de los que quisieron sacarme de este infierno. Lo jodí todo. ¿Y ahora qué? ¿Qué haces cuándo ya no puedes seguir pero tampoco puedes parar? Me he vuelto mala... y lo peor es que ni siquiera me di cuenta. Necesito terminar con ellos para después encargarme de mí. Mi peor enemiga. Sí... yo misma he sido mi peor enemiga. Quiero morir, sin embargo, no puedo hacerlo sin antes dejar nuestras cuentas saldadas. Fue una promesa, y las promesas no se rompen. Sky ya no está aquí, pero sé bien lo que quería de mí, y voy a cumplirlo. Ella me ha dado una lección que jamás olvidaré, una lección que nadie debería de dejar pasar; el verdadero significado de la lealtad. La vida es tan tremendamente irónica que me hace temerle; la misma chica que me lastimó hace muchos años atrás, fue la misma que, en pocas palabras, dio su vida por mí. Prefirió morir antes de delatarme.
Cuándo logré levantarme, fui al lugar en donde Erhan tiene a esos desgraciados.
Me senté en una silla frente a todas mis próximas víctimas, y le pedí a uno de los hombres que comenzara a quitarles la venda de los ojos y de la boca, a cada uno de ellos...
Por supuesto, su expresión al verme fue de confusión. Es que... ¿quién hubiese dicho que Lucy Carlin siempre estuvo tan cerca de ellos?
Les observé detenidamente, dejando mi pistola sobre mi pierna. ¿Con quién empiezo?
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