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Erhan se ocupó del cuerpo y yo pude marcharme en el auto. Él prometió ingeniárselas para regresar a la ciudad luego de terminar con su trabajo.

Olivia White está muerta.
Fue mi gran debut en esta venganza que no cesará hasta que sientan lo que yo sentí...

Si se preguntan por el dichoso café, os digo que estuvo fantástico.
David O'Connor es todo un galán; le coqueteé un poco y para mi suerte, lo permitió e incluso lo hizo también.
Mientras estuve con él, sentí algo que hace mucho tiempo no sentía, fue cómo si mi corazón funcionara para algo más que para bombear sangre, me gustó pero también me asustó, ¿por qué he de sentir algo por un traidor más? ¡Yo no tengo sentimientos ya!
Soy un maldito templo de hielo y debo de seguir siéndolo si de verdad quiero estar a salvo y cumplir con mi objetivo.

Son las diez de la noche aproximadamente, hasta ahora estoy regresando a la casa, no tenía para nada ganas de volver.
Estacioné la camioneta y bajé. Me adentré en la casa y como si fuera una broma del demonio, me topé con la persona que menos quería ver hoy; Liam Montekbull.
Está bebiendo y al verme entrar, frunció el ceño y dijo:
—Todos te estuvimos esperando dos malditas horas, ¿acaso la Reina del Hielo tuvo que quedarse en la calle a recolectar más nieve para su frío corazón o qué?

—No tengo que darte explicaciones de absolutamente nada Liam. Lo siento.

—No a mí no, pero, ¿y a tu hija qué le vas a decir? —despotricó, levantándose del sofá enseguida —Estuvo toda la noche junto a sus abuelos, junto a su única amiga y junto a mí, esperándote con lágrimas en los ojos. Ella sólo quería que su madre llegara a su cena de cumpleaños y la abrazara después de cortar su primera rebanada de pastel. ¿Era mucho pedirte Katrina? ¿¡¿Era mucho?!?

—¿Hoy? ¿Hoy era su cumpleaños? —pregunté sin preocupación.

—¿Sabes qué? Vete al demonio. —Se dispuso a marcharse pero se detuvo a medio camino, y mirándome, agregó sarcástico: —Ah, no, perdón, el demonio eres tú.

Se fue sin dejarme responder y me ahogué en mi propia furia. ¿Existirá un puto día en el que me dejen en paz?

Subí a la habitación de Joanna y entré sin siquiera tocar la puerta; ella me miró con prepotencia desde una esquina de su cama y mi sangre hirvió, ¡no soporto que hagan eso!

—¿¡¿Qué demonios fue todo ese show que me armó el imbécil de tu padre por tu culpa?!? —demandé.

—¿Por mi culpa? —cuestionó y rio con ironía.

—Sí, por tu culpa

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—Sí, por tu culpa. Por tu escena ridícula frente a tus abuelos y tu amiga, lo único que querías era dejarme como una perra frente a ellos, ¿no es así?

—Ya sé que todo es mi culpa Katrina, ya lo sé. ¿Sabes? Toda mi miserable vida he estado detrás de ti rogándote una migaja de amor pero esto se acaba hoy. Es cruel que una hija tenga que pedir de rodillas el cariño de la persona que, se supone, debería de amarla más que nadie. ¡Me harté de ti, eres un monstruo! ¡¡¡Y no entiendo cómo un hombre tan bueno como papá, pudo fijarse en una persona tan mierda como tú!!! —me gritó y sin pensarlo, saqué mi arma del bolsillo de mi abrigo y le apunté a su estúpido pulgoso. ¿Soy un monstruo? Bien, lo seré.

Operación Katrina© || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora