Capítulo 4.

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Durante dos horas Noelia y yo estuvimos hablando de nuestras cosas. Es verdad que durante la primera media hora tuvo que convencerme de que realmente era todo fachada y seguía siendo la de siempre. Pero, ¿por qué ser alguien diferente en la calle si realmente no quieres ser así? Era una duda que seguía presente, puesto que había decidido no explicármela. Siempre se libraba de la respuesta sacando cualquier otro tema o diciendo: “Cosas mías”.

Una vez pude encontrar a la vieja Noelia en esa chica que se encontraba ante mí, me lo pasé muy bien con ella. Como los viejos tiempos. Me contó todo lo que hizo nada más mudarse a Londres y cómo le había ido hasta ahora  (saltándose algunos detalles), mientras yo le conté mis años siguientes en España y cómo había sido la llegada a Londres.

Ya a las 18:30 pm decidimos que era hora de volver a casa. Ella tenía cosas que hacer y yo tenía cosas que hablar con Eleanor.

-Recuerda que en la universidad no pueden vernos juntas…

-Lo sé, me lo has repetido mil veces.

-Y lo más importante. Aléjate de Allison y su séquito.

-Tú eres su séquito.

-Amanda…

-Vale, vale. Amigas en secreto, pero en la universidad ni acercarme a vosotras.

-Lo digo enserio, Amanda. No podré defenderte.

-No necesito que me defiendas… Ya no.

Asintió, se levantó de su mesa y se marchó, no sin antes despedirse con un “adiós”.

Emprendí de nuevo mi viaje a casa, esta vez sí cogí un autobús. Ahora me sentía feliz, había recuperado a mi amiga. Aunque me gustaría poder ayudarla en algo, me era del todo imposible sin conocer la historia.

Me senté en una de las sillas de atrás y me quedé embobada mirando a la nada.

-¿Estás bien?-oí de repente.

-¿Eh?-volví al bus-S… Sí, estoy bien, gracias.

-¿Puedo sentarme?-señaló la silla de al lado.

-Claro-quité mi bolso.

-Gracias-se sentó. Seguí a lo mío mirando a la nada, hasta que de nuevo me interrumpió-¿Por qué estás tan embobada?

-¿Por qué te interesa?-enarqué una ceja.

-No lo sé-se encogió de hombros-Curiosidad, supongo.

-Suspiré-Estoy embobada porque pienso en una amiga que está en una situación complicada y no sé cómo ayudarla.

-¿Puedo saber qué le pasa?

-Casi no lo sé ni yo.

-Bueno… Y, ¿es eso todo lo que invade tu mente?

-Tampoco lo sé.

-¿Chica cansada?

-Tal vez.

-Puedes apoyar tu cabeza en mi hombro si quieres-me enseñó una sonrisa torcida.

-No, gracias-miré por la ventana-Además me toca bajar aquí.

-Imitó mi gesto-A mí también.

Nos bajamos juntos.

-Me llamo Harry, ¿y tú?

-Amanda. Enserio, tengo prisa-caminé hacia mi apartamento con paso ligero.

Subí a la segunda planta y me dirigí hasta la tercera puerta a la izquierda. Abrí la puerta, entré y casi cierro la puerta, pero un pie me lo impidió. Abrí de nuevo.

-¿Qué?

-¿Vives aquí?

-No, le robé la llave a la dueña hace rato y ahora he venido a robar aquí. ¿Algo más?

-Sí, tu plan va  a salir mal. Vengo a por un amigo que está aquí con su novia.

-¿Eres amigo Louis?

-¿Lo conoces? Eres una buena ladrona, conoces todos los detalles.

-Deja eso ya-abrí la puerta y caminé hacia el cuarto.

-Te voy a perdonar porque estás cansada-oí acompañado de una risa antes de cerrar la puerta de mi habitación.

***

-¿Cómo puedes dejar que se pasee casi desnudo por casa teniendo compañera?-le pregunté incrédula.

-Le dije que no saliera, que estabas en casa. Pero me juró que estabas en la habitación y que no se encontraría contigo.

-Pues ya ves que no. Estaba en la cocina bebiendo agua y casi la escupo toda cuando lo vi.

-¿Por qué?

-¿Cómo que por qué? ¿Tú has visto a tu novio?-reí.

-¡Claro que lo he visto! Esta bueno, eeh-rió conmigo-Con ese culito.

-¡Eleanor!-reí.

-Y dime una cosa, ¿qué te traes con Harry?

-¿Qué Harry?

-No te hagas la tonta… Harry Styles, viniste con él ayer.

-¡Ah! Ese… No me traigo nada. Es solo un chico que se sentó a mi lado en el bus y que traté un poco mal… Pero se lo merecía, se intentaba meter en mis asuntos.

-A lo mejor solo quería saber más de ti.

-¿Por qué iba a querer saber más de mí?

-Porque le gustas-Empecé a reírme a carcajadas. No podía parar-¿Qué pasa? ¡Es verdad!

Oímos el claxon del coche de mi amigo sonar y todavía riéndome cogí mi mochila.

-Nos vemos esta tarde-seguí riendo.

Entré en el coche y dejé mi maleta en el asiento de atrás antes de saludar a mi rubio amigo.

Nuevo comienzo (OneDirection)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora