Capítulo 44

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— Puede que seas el asesino más peligroso de todos los tiempos, pero no eres peligro para mí. — dicho esto, el Tiburón Blanco soltó a JungKook quién se encontraba sorprendido de haber perdido. — A final de cuentas eres débil.

JungKook se mantenía con la cabeza baja sin querer creer lo que había sucedido.

— N-no...

— Soy el único que tiene poder sobre ti. Sé lo que te hace vulnerable... Sé todo de ti JungKook, sé... Tu criptonita... — el hombre sonrió dentro de su cubrebocas y miró la luna. — No te traje aquí para acabar con tu miserable vida. Te traje para que recuerdes.

JungKook volvió a observar su entorno. Su respiración estaba agitada mientras que el sudor emanaba de cada poro de su cuerpo, más era camuflado gracias a que se encontraba empapado de agua, pues aún seguía en aquél lago.

Un fragmento de recuerdos invadía a su mente y un fuerte dolor de cabeza hizo que llevara sus manos a esta.

El sujeto volvió a hablar.

— Éramos tan inseparables. Tu padre y el mío eran grandes amigos hasta que tu padre lo arruinó todo... ¡Mató a mis padres en frente mío! — escupió lo último con odio. Tomó el cabello del menor y lo obligó a mirarlo. — Por eso tomé venganza contigo. Tú eras la criptonita de Han Jeon, tú eras su debilidad. Eres mi títere JungKook...



•••×•••


—Por favor Bae, despierta... — una voz fina hizo que la joven frunciera el ceño aún estando inconsciente.

— JungKook... E'dawn... — la menor abrió los ojos, más no veía bien. Se sentía mareada, su cabeza le martillaba y además no podía enfocar bien las cosas. — ¡E'dawn! — gritó una vez que reaccionó.

— Tranquila. Trata de no levantarte. Debes esperar a que el efecto del somnífero pase.

— Jimin.

— El mismo.

— ¿Q-qué pasó? ¿¡Dónde están todos!?

— Afortunadamente no hubieron muertos. Sólo unas cuantas bajas de policías y agentes. Todo está bien. Bangtan sólo hizo una broma bastante pesada que llevó a armar todo este lío.

— ¿Nadie murió? ¿Qué hay con el gas tóxico? — la joven comenzó a levantarse lentamente con la ayuda de Jimin.

— Nunca fueron liberados. Sin embargo se encontró algo sumamente macabro. Si te lo diría, no volverías a dormir jamás. Fue un asesinato brutal, uno muy inusual. Se duda que Bangtan haya podido efectuar tal cosa. Hay algo más... — explicó el mayor. Decidió no dar más vuelta al asunto y tomó del brazo a la menor para sacarla del salón de Cheongwadae.

— ¿Dónde está E'dawn? — preguntó Bae al no ver rastros de su rubio.

— Fue herido, pero sólo es un pequeño balazo en el brazo. Estará bien. Cuidado la escalera. — el pelinegro ayudó a la menor a bajar las escaleras.

— ¿Y JungKook?

— No sé nada de él.

Bae buscó alrededor alguna señal y ahí lo vio, pudo ver a un pelinegro siendo atendido por los paramédicos.

La rubia se alejó de Jimin y sin importarle nada, se acercó a JungKook para abrazarlo.

— JungKook por Dios ¡Me tenías preocupada! ¿Dónde estabas? — preguntó la menor.

El pelinegro se encontraba con una mirada vacía. Alzó su mirada hasta encontrar a la menor que lo miraba con ojos preocupados.

— Yo... Estoy bien. — contestó con dificultad. Ya no podría seguir siendo el mismo Jeon JungKook, no después de esos recuerdos, no después de la verdad.

— Que susto me diste... Pensé que algo malo te había pasado. — la menor se acomodó mejor y se sentó al lado del pelinegro. — No te preguntaré si estas bien, porque sé que no lo estas.

JungKook la observó con ojos muy abiertos. Tal vez se había equivocado con ella, ella no era mala y tampoco le quería quitar a Tae.

— Gracias... — dijo bajo con toda la pena del mundo. Odiaba tener que agradecer.

¿Perdón? ¿Qué dijiste? ¿Acaso escuche bien? Dilo otra vez. No te oí. — se burló la menor.

JungKook rodó los ojos y difícilmente logró esconder aquella sonrisa que quería escaparse de sus labios.

— Gracias. — dijo ahora más audible.

— Oh, el fin del mundo ha llegado ¡Jeon JungKook ha sido agradecido! — exclamó la menor exagerando su gozo.

— Sólo por esta vez.

— Tu frío corazón se está ablandando. Me alegra que...

— ¡Cuidado! — gritó JungKook y se tiró encima de la menor para que esa bala no le diera.

— ¡JungKook! — exclamó preocupada la rubia y revisó al pelinegro. — ¡Dios, estas herido!

— Maldición... — se quejó. Un balazo en su pecho muy cerca de su clavícula.

Los oscuros ojos del pelinegro observaron como el asesino se escapaba mientras otros policías intentaban atraparlos.

<< Bola de incompetentes >>

Hizo presión en su herida y trató de mantenerse lo más quieto posible. No debía dejar que lo llevaran a un hospital. Muy sospechosas eran las cicatrices que llevaba consigo y no quería ser descubierto.

— ¡Ay no, JungKook! — la rubia estalló en llantos mientras ponía sus manos con las del mayor para hacer presión junto a él. — Estarás bien.

— Te querían a ti...

— ¿Qué? — preguntó la menor confundida.

Jeon se separó de la menor. Ya no había vuelta atrás. Sus enemigos ya sabían una de sus debilidades.

— Nada... — JungKook se levantó y se quejó. La herida le estaba volviendo loco. Debía ir a ver a Tae, él se encargaría de sus heridas.

— ¿Q-qué haces? ¡Deben revisarte! — lo tomó antes de que el pelinegro se le fuera.

¡Déjame en paz maldita sea!. Todo esto es tu culpa. ¿Por qué demonios te metes en dónde no debes? — exclamó con furia el mayor y de un movimiento brusco se separó de la rubia. — ¡No te vuelvas a meter en mis asuntos.! — sin más el pelinegro se alejó con pasos agigantado pero con gran dificultad.

Tal vez JungKook tenía razón, tal vez no debía haberse metido en los asuntos de JungKook, pero lo que no sabían ninguno, era que ya era tarde.

BaeMin estaba en la mira de los enemigos de JungKook, especialmente del Tiburón Blanco.

















♣ 𝕯𝖊𝖕𝖗𝖊𝖉𝖆𝖉𝖔𝖗𝖊𝖘 𝕳𝖚𝖒𝖆𝖓𝖔𝖘♦(전정국) TERMINADA | BOOK 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora