🐆capítulo 4🐈

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P

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P.o.v. Levi.
[...]

Tengo que salir de aquí antes de cometer una locura.
Pero el aroma que desprende Eren no me ayuda en nada, y mas si se aferra de esta manera a mi cuello.

¡Rayos!, huele tan bien...tan exquisito.

Maldito sea mi animal interno que me pide que marque a mi Omega, maldito celo, maldito instinto, pero sobre todo.. ¡¡Maldita cuatro ojos de mierda!!

No tuvo que exagerar.

"Hey, de no ser por esa estúpida, no hubiéramos conocido a nuestro omega".– tienes razón, por esta vez esa loca se salva.

— Levi, me gusta tu olor..es muy fuerte y fresco.– lo dijo con una dulce voz.

¡Oh Dios!, Eren no te repeges más.

Sólo controlalo, un poco más.

P

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P.o.v omnisciente.
[...]


El autocontrol de Levi se estaba llendo al carajo, y como no, si está entrando en celo teniendo por fin a su Omega. Quien se refriega en su pecho y recorre con sus manos la espalda ancha del alfa.
Eren comenzó a ronronear y a dar pequeñas lamidas en el cuello de Levi.

El alfa ya no lo resistió.

Se separó un poco de su omega, observando que Eren tenía unas orejas y cola de gato.

Su olor solo incrementó máss, los aromas de ambos estaban impregnando la habitación.

Juntando así sus labios, siendo un poco brusco al principio, para luego pasar a uno lento y apasionado.

Eren se fue recostando en la camilla —sin dejar de besarse— llevándose consigo a Levi.

Quedando encima del omega, e alfa se apoyó con sus codos para no aplastar el cuerpo delgado bajo suyo.

Sólo besarlo, se repetía en la mente Levi.

Así duraron unos minutos. Cuando la falta de aire se hizo presente, se separaron.

Los labios de ambos se encontraban rojos y un poco hinchados —obviamente debido a los besos—.

Eren jadeaba intentando tomar aire para sus pulmones. Estaba a punto de atreverse a pasar sus manos por debajo de la camisa de su alfa, pues le pareció haber visto unas manchas en sus hombros que llegaban más abajo. Cuando la puerta fué abierta, dejando ver a una mujer delgada y de pelo castaño oscuro.

Levi soltó un gruñido hacia la recién llegada, tomando en brazos a Eren.

Pero ésta sólo sonrió.
Ella comprendió lo que pasaba. Pues la habitación no sólo olía a exitación, si no que advertía...

— mamá.– Susurró Eren avergonzado, intentó sentarse pero Levi no lo dejaba de abrazar.— Levi está bien, ella es mi madre.

Con eso el azabache dejó de gruñir, pero no se separó del todo de su Omega.

— Levi, cierto?. Bien, mi nomhre es Karla Jeager, mucho gusto.–sonrie mientras estiraba la mano hacia él. Devolviendo el gesto.

— Levi Ackerman.

— si lo que huelo es cierto, estás entrando en celo. No deberías estar en este momento aquí.

— No, él no irá a ninguna parte..no.al fin..que está conmigo.– dijo Eren con lágrimas que compensaban salir.

— cariño, así como lo ves. Él está intentando controlarse, pero es muy doloroso y difícil. Si quieres que se quede, debe tomar supresores.

A Levi no le gustaba tomar esas pastillas,pues tenían un efecto secundario.
Cuando era un adolescente y cursaba la secundaria, a la edad de 14 años su celo se hizo presente. Los maestros se dieron cuenta y lo obligaron a tomar esas pastillas, ya cuando hicieron efecto, logró tranquilizarse, después llamaron a su madre para que lo llevara a casa.

A la mañana siguiente, amaneció con fiebre y vomito.
Era lógico que estuviera así, pues esas pastillas eran más fuertes que las que usaban los omegas para calmar su celo.

— pero mamá..esas pastillas son..malas.– comentó el castaño con preocupación en su carita.

— lo haré.– dijo Levi seguro.—pero Levi...

— no me iré, no ahora que te he encontrado.– le abrazó protectoramente y besó su coronilla.

© ᝨႮ ℳⅈ ⌾ℳℰℊᗅ Ⓨⓞ Ⓣⓤ ⒶⓛⓕⓐDonde viven las historias. Descúbrelo ahora