-45- ¿Te arrepientes?

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Kayla (POV):

Tenía a Kyle sentado entre mis piernas mientras se comía una galleta que le había dado Jolie. Enzo estaba a mi derecha en el mismo colchón donde yo estaba, sujetando mi mano libre con firmeza.

-¿Entonces es definitivo?-Mordí mi labio hacia las palabras de Steve.

Gire mi rostro hasta el de Enzo, el cual dirigió su mirada a la mía. Sus ojos estaban calmados, al igual que su respiración.

-Es definitiva.-Sentenció.

-Vale, haremos nuestra maletas en cuanto lleguemos a vuestra mansión.-Volví mi mirada a Steve quien abrazaba a su mujer por los hombros.-Gracias por proporcionarnos una nueva casa en la manada, y por aceptarnos en esta.-Bese la mejilla de Kyle haciendo que se riese.

-Independientemente de todo lo sucedido, usted fue amigo de mis padres, mis padres confiaban en vosotros.-Su pulgar comenzó a acariciar mi mano.-Y sois los padres de Kayla, eso es suficiente.-Note como se encogía de hombros.

-Gracias de nuevo muchacho. Me recuerdas mucho a tus padres, sobre todo a tu padre, el siempre fue mi mejor amigo.-Enzo a mi lado se tensó por completo, sabía de sobras que él todavía no llevaba bien ese tema, sabía que se culpaba todavía por ello.

-Quiero palomitas mami.-Sonreí besando la cabellera de Kyle.-¿Tú quieres palomitas Kay?

-Mmm...suena bien. Yo ya quiero irme de este maldito lugar.-Solté indignada.

-¡Maldito lugar!-Gritó Kyle haciendo que abriese los ojos de par en par. Mire hacia Steve y Jolie quien negaban divertidos.

-Kyle eso no se dice.-Le dije.-¿Vale?-El giró su cabeza para poder mirarme con sus tiernos ojos.

-Vale tata.-Sonreí conforme.

(...)

Ayer, después de la visita de mis...mis padres me quedé todo lo que quedaba de día con Talia, puesto que había habido un problema con los lobos recién transformados. Ambas hablamos de todo, desde su relación con Dylan, hasta la mía con Enzo. Vimos un par de películas hasta las dos de la madrugada que fue cuando Enzo llegó. Pude notar como estaba cansado, así que despidiéndonos de Talía, le hice un hueco en la camilla a mi bestia, quedando totalmente dormido a mi lado, sujetándome como si tuviese miedo a perderme.

Pero ahora, ahora me encontraba tras la puerta de las mazmorras, más concretamente tras la puerta de la habitación de torturas dónde Ilias permanecía.

Me había sido fácil escabullirme de la habitación. Enzo estaba más dormido que una roca, y que podía decir, era algo extraordinario verlo dormir, pareciendo un ángel, pero no un ángel cualquiera, sino uno guerrero, uno lleno de tatuajes con la mirada intimidante y un corazón más grande de lo que él pensaba.

Mordí mi labios algo nerviosa y eufórica por entrar ahí. Había utilizado un chándal junto con unas deportivas, había decidido ir cómoda y ágil.

¿Como narices entre aquí sin que nadie me lo impidiese? Bueno, al principio los dos guardias estaban reacios a dejarme pasar, pero con un tono duro e intimidante les dije: "Soy vuestra Luna, y vuestro deber es obedecerme. Así que abridme esa maldita puerta y llevadme con el hijo de perra de Ilias".

-Entrare con usted, Luna.-Asenti hacia el chico de mi lado, que no tendrías más años que Enzo.-¿El Alpha sabe que está aquí?-Aprete los labios mirándole de reojo.

-Por supuesto.-Mentí.-Abre la puerta.

Metió un código en la pared para luego meter una llave, así haciendo que la puerta blindada se abriese. Con una gran bocanada de aire entra, sin titubear, sin pensármelo dos veces.

Enzo. #MT2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora