28. De vuelta a casa

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¡Estoy feliz, no puedo aguantarme! Esa chica me salvó de un baile y una cena que no quería tener con el demonio ese.

Ya pasados veinte minutos y veo que él viene hacia mi contento, me agarró, me subió como avión y me puso a girar aún sabiendo que apestaba a vino tinto; no sé qué pasó pero parece que lo hice bien, Talía infraganti modo regaño apagado, misión cumplida.

—Ya puedes bajarme, estoy arapienta y quiero ducharme ¿Me puedes llevar a mi casa?

—Claro, está fue una noche corta pero entretenida, eres toda una actriz —me alagó mientras ya estábamos subidos en su automóvil.

Una sonrisa satisfactoria se denotó en su rostro, y sus miradas era muy frecuentes y siempre dirigidas a mis ojos ¿Está feliz supongo?

—Al parecer disfrutaste la velada; y dime ¿mi actuación fue digna para la noche? —pregunté en lo que él condujo.

—¡Eres una reina del drama! Pensé que eras de las que se doblan a la primera, pero no cabe duda de tu fuerte carácter y esa manera sofisticada de hablar ¿dónde la aprendiste? —habló maravillado, ahora parece una persona mediamente normal.

—Pues que te digo; pasé mucho tiempo con mis abuelos cuando era mas pequeña, en especial el abuelo Pablo, él me enseñó a dar ofensas “con educación” y a no dejarme menospreciar por mis enemigos —le respondí.

—Tu padre, el señor Sirhe no tiene tu carácter ¿heredaste eso de tu madre? —interrogó curioso.

—Bueno, creo que si ella es mi mayor reto, no es fácil ganar un diálogo con ella, mi hermosa madre.

Luego de eso, volvimos a su departamento y yo me coloqué mi uniforme de nuevo y dure como media hora para quitarme la máscara de payaso (maquillaje) de mi cutis, mi muy moreno cutis. Dejé todo con lo que me había disfrazado esa noche, volvimos al auto a iniciar el viaje a mí dulce hogar.

—¿Oye cómo sabes dónde vivo? —pregunté al mayor, él se me quedó viendo por unos instantes...

—Eres la prometida de mi hermano ¿Cómo crees que no sabría la dirección de tu casa? —contestó —Además, hoy comprobé que tú eres igual de gruñona y perezosa que él; harán un desmadre si se casan —comentó burlón.

—Eso no responde a mi pregunta, además yo no me casaré con tu hermano y ¿cómo sabes que soy perezosa?

—Olvida lo que dije —dijo evadiendo mis incógnitas —Vamos baja del auto, ¿o quieres hacerme compañía en mi casa? —preguntó con lujuria insinuando sus cochinadas.

—Si, si ya me voy, no quiero pasar la noche contigo; por un momento olvide que tú también eres bueno fingiendo —contesté saliendo del carro.

Él me acompañó hasta la puerta de la casa y tocó el timbre y quien abrió fue la serpiente chismosa de Marcelo.

—Mamá, un hombre raro encontró a Talía y parece que bebieron; además Talía está muy sudada como si hubiera hecho algo extraño —soltó de su hocico, maldita piraña ya verás cuando le muestre a mamá “tus revistas de estudio”.

Mamá vino en cuanto mi hermano cerró el pico, y observó a Nell con una mirada extraña, como si lo tratara de recordar o algo así; papá salió con un marca roja de una mano en la mejilla izquierda (oh mami hermosa te pasate) y suspiró aliviado.

—Cariño es Nell, ya sabes el hermano mayor del esposo de Talía —avisó papá.

—¡Ah! Ya recuerdo tú eres el que se debió casar con Marcelo si hubiese nacido niña, eras tú quien estaba con mi tornado tropical (o sea yo, Talía) bueno muchas gracias por traerla a salvó si nos disculpas tenemos cosas que discutir, que pases linda noche —habló mamá luego de cerrar la puerta en su cara y hacer que todos entremos.

Creo que se va armar una buena bronca, esa sonrisa que puso al despedirse de Nell significa que algo no anda bien.

Soy la chica feaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora