Soy la chica fea

42. Más enredos

Al terminar con la pequeña hora del té, nuevamente los individuos empezaron a mirarme y tuve que hablar...

—Antes que nada, gracias mamá por tomar mi opinión en cuenta respecto a este compromiso. Yo... Nunca estuve de acuerdo desde el instante en que lo supe, mis metas y sueños estaban yéndose al drenaje solo por el hecho de convertirme en la esposa perfecta y dócil, abuelo no quiero eso, quiero cumplir mis sueños y si quiero heredar la compañía, sería un honor pero quiero dirigirla yo, por eso planeo estudiar duro en la universidad cuando acabe la secundaria, ¿acaso creíste que yo no tengo la capacidad para manejar una compañía? —recité.

Mamá me miró orgullosa, Marcelo alzó el pulgar y me guiñó el ojo y la familia de mi prometido estaba un poco decepcionada.

—Sé que ustedes están desconcertados con mi respuesta pero, es lo que siento, aún soy muy joven y quiero terminar de estudiar, si hubiera una forma de arreglar este problema yo...con gusto trataría de repararlo.

—Citas —gritó Marcelo robándose la atención —Ellos no han salido formalmente, ella ha salido con Eak y mira cual fue la respuesta, ahora tenemos que ver cual será la reacción de tener citas con Nell y la primera no fue tan mala —insinuó mi hermano mirándome, alzando una de sus cejas.

Lo mato. Maldito idiota ¿Ahora en qué mierda me estás metiendo? Y yo que pensé que me iba a librar de este infierno.

—Buena idea Marcelo —enunció el abuelo felicitando al estúpido —Ya que Eak no pudo conquistar a mi hermosa nieta, vamos a ver si Nell lo hace. Apenas estás en secundaria y no has experimentado este tipo de cosas —comentó con una sonrisa agradable.

Estoy jodida, ahora si no tendré tiempo para leer, citas ¿es enserio Marcelo? ¿tanto me quieres fuera de aquí? ¿Y qué será de Margaret? ¿quién la va a sacar a jugar? ¿quién le dará comida?

—¿Talía estás de acuerdo con eso? —interrogó la abuela, ¡Abuela porque tienes que presionarme así!

—Esta bien aceptó —dije entre dientes con una sonrisa peor que el chico de la caja de cereales.

Mamá se me quedó viendo confusa, ella era la única que esperaba que yo me negara, incluso mi inútil hermano me clavó un cuchillo en el último momento.

Si pude rechazarlo, pude pero, mirar la cara de mis abuelos decepcionados y más a la abuela que ha estado delicada de salud los últimos tres años me hizo aceptar, aunque por dentro me negaba.

Tengo un nuevo prometido, mis abuelos están felices, mis padres con dudas, mis futuros suegros están conformes y quién creí que era una mejor persona se encontró estable como si nada lo hubiera afectado; en cuanto al idiota de mi futuro marido, no dejaba de sonreír y deseoso de tocarme.

—¿Entonces podemos ir a citas? —preguntó Nell.

—Si —afirmó el abuelo Pablo —Si ella llega a la edad de los dieciocho años y tú no has logrado conquistarla el compromiso queda anulado —añadió.

Perfecto, solo tengo que soportarlo por tres malditos años, treinta y seis meses en total; esto va a ser un caos.

—Y nada de interrumpir sus clases; no quiero que la traigas tarde a casa, tienes hasta las diez en cada cita que tengas con ella y nada de propasarte con mi hija, si quieres tenerla ¡lucha por ella! ¿Estás de acuerdo con eso chico? —comentó mi madre dictando unas reglas para proteger mi castidad.

—¡Claro no se preocupe señora! —exclamó con emoción el gigoló.

Ya estando con un acuerdo, los señores (Leonard y Maritza), sus hijos, mejor dicho sus demonios y mis abuelos se fueron. Debido al incidente, mamá solo pudo ver la novela de las ocho y de las nueve algo que la puso de mal humor pero mi papaíto pudo con eso, creo.

Cenamos en familia y luego cada quien tomó su rumbo en la cama.

Yo estaba acostada, pero no dormida, el día de hoy fue un total desmadre, ocurrieron demasiadas cosas y la peor de ellas es que ahora Nell es mi prometido; por otro lado como no me enamorare de él, dudo mucho que esto dure más de tres años, el que me guste una persona aparte de mis personajes, muy sexis y lindos personajes literarios es imposible, así que tendré que prepararme para lo que viene.