34. A comprar el póster

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Llegamos a la tienda, y sí, habían artículos de la telenovela esa, tenía de todo desde tazas, toallas, camisetas, gorras, banderines, entre muchos otros artículos.

Con razón hay tantos cachivaches, esa serie es muy famosa entre las amas de casa locales, incluso hay un club de fanáticos, en su mayoría mujeres. Eso, según lo que he oído de mi adorado tormento.

Le indique a Eak lo que necesitaba comprar y él comenzó a buscarlo. Yo por igual busqué de aquí a allá el bendito póster, hasta que nos encontramos en el cajero...

—¿Y? ¿Encontraste algo? —interrogue con las manos vacías.

Él en cambio, a diferencia de mi tuvo éxito y encontró un par de rollos que tenía sujeto a su brazo derecho y me los  mostró. Todos eran buenos, pero no era el que quería mamá, ella me especificó muy bien.

Le pregunté a él en donde los encontró, y me guío hasta donde estaban. Comenzamos a registrar cada parte de esa área en busca de mi objetivo, hasta que en el fondo de todos los posters más nuevos ví lo que tanto buscaba, y en buenas condiciones a pesar de haber estado sepultado.

Ambos fuimos a pagar al cajero lo obtenido, exactamente ciento noventa de los doscientos cincuenta que me había entregado mami, nos fuimos y regresamos al parque, eran como las once según me indicó el teléfono en cuanto lo revise.

Nos sentamos en uno de los tantos bancos del lugar, y yo aproveché para ingerir un bocadillo pos-almuerzo; le ofrecí de mi emparedado a mi acompañante, pero él se negó, y fue a uno de los puestos de comida más cercano y pidió una botella de agua.

—¿Eso es lo que vas a comer? ¿Qué no tienes hambre? —pregunté curiosa al verlo tomar el líquido.

—No te preocupes, no es que este a dieta ni nada, solo...no tengo apetito ahora. No creas que por tener esta complexión yo sea un maníaco de la comida, aunque no te puedo negar que soy un glotón cuando se trata de de dulces y comida chatarra —explicó riendo un poco, entre varios sorbos que daba del agua que tenía.

Él me dejó sin argumentos, no tuve nada que refutar ante dichas palabras, y eso rara vez me pasaba, creo que este individuo tiene lo que se necesita para mantener una conversación coherente, algo muy raro de encontrar en la sociedad actual...bueno al menos para mí, ya que me considero un ratón de biblioteca.

En fin, continuamos nuestro viaje luego de la breve parada, y visitamos el área de poesía, en donde hubo una actividad en la cual cada participante hizo un poema de tres estrofas con cuatro versos; yo no participé, se me da fatal hacer rimas, pero a diferencia de mí, Eak si lo hizo y ganó el segundo lugar le dieron un certificado en donde escribieron su nombre y un pequeño libro de poemas titulado “Ante todo poesía”.

Yo lo felicité por su hazaña, y él guardó el libro y me entregó una hoja de papel, en donde estaba escrita la poesía. Entre la visita a dicha área y el pequeño concurso de versos, dieron las doce del mediodía y mi estómago estaba hablando, necesitaba comer, así que le di un ligero golpe a mi guardián de ojos raros y nos dirigimos al estacionamiento para ir a comer a algún sitio, aunque al principio yo me negué no tuve mas alternativa a la hora de que mi estómago produjo un sonido similar a un rugido de un animal sufriendo.

—¿Qué se te antoja? —preguntó el castaño mientras iba al volante.

—No sé, solo llévame a algún lugar no muy elegante por favor, quiero comer no exhibirme como trofeo —recite tocando mi panza hambrienta.

—No te preocupes no soy Nell, además esos lujosos sitios en donde un plato vale cinco mil, no van conmigo —contestó riendo para luego volver a su expresión facial neutra.

¿Se dió cuenta de que lancé una indirecta para su hermano?

¿No que los hombres no captan indirectas?

Luego de esos cerré mis ojos por un momento, al despertar de nuevo había llegado a mi restaurante favorito.

¿Cómo sabe él que me gusta la comida en donde usan pollo como plato principal?

¿Será que mi hermoso papito está haciendo de las suyas desde las sombras? Aunque no creo, la mayoría del tiempo es un cobarde, y no sé cómo un hombre de su tamaño pueda ser así.

Soy la chica feaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora