19. ¡Sufran neandertales!

1.1K 121 33
                                    

Llegamos al laboratorio de informática, con aire acondicionado y llenas de computadoras listas para usar, o al menos algunas; saben, la primera fila dos estaban que no se encendían, la tercera final todas excepto tres estaban dañadas y con falta de partes y no había pizarra así que teníamos que hacer dictado. Ni siquiera un proyector porque solo habían dos y estaban siendo usados.

Yo por mi parte me senté en la primera fila lo mas cerca posible de la puerta, solo tenía que pararme y a unos tres pasos largarme de ahí.

—¿Señorita Sirhe, me puede entregar si trabajo de la importancia de las redes sociales en la actualidad? —me cuestionó. Típico, la señorita responsable es a quién llamas primero.

—Claro profesor, aquí tiene —Me le acerque y le entregué mi libreta.

—¿Puede decirme lo que escribió en su libreta? —interrogó; haciéndose el maestro que se preocupa por el aprendizaje de su estudiantes (nótese el sarcasmo).

—Mire, vamos a hacer esto; usted me corrige y sigue “enseñando” sus dotes a las mensas aquí presentes y, yo me leo unos cuantos artículos de opinión acá en la comodidad de mi ordenador y todos contentos, pero si quiere oírme hablar por lo que le queda de clase, también puedo, usted decida —le propusé al pelinegro.

—Muy bien, comience a hablar señorita Sirhe, si quiere pasar mi asignatura debe primero aprender a respetar.

El muy sangrón cree que no sé lo que investigué, cuando inicié a hablar le dije a Peters que tomara un cronómetro que siempre tenía a la mano y comenzará a tomarme el tiempo, hablaba y hablaba como si estuviera en una conferencia y el maestro comiéndose las uñas de la impotencia, si, me tomé exactamente veinticinco minutos para decir todo lo que había escrito, unas diez páginas más o menos.

La cara de suplica adherida a sus rostros, era la mejor vista de ellos que tendría en la semana. Choque los cinco con Peters, no es que fuéramos amigos ni nada, solo que cuando hacían grupos y trabajos en pareja el era mi primera opción, y de vez en cuando me lo encuentro leyendo en la biblioteca.

—¿Talía puedo almorzar contigo? es que “el músculos” se sentó de nuevo en mi lugar —me preguntó tranquilo.

—Claro, odio a todos pero hago ciertas excepciones —afirmo.

Hoy tenía deseos de comer en el patio y dejar que lo animales se matarán en la cafetería, ese espectáculo lo tengo que grabar. En fin Peters y yo estabamos en mi lugar de almuerzo fuera de las paredes color crema y verde menta ¿no pudieron contratar un decorador de interiores? fuera de mis comentarios hacia los feos colores que cubrían la instalación, comía a gusto con una persona que sabe que H2O es lo mismo que el agua que bebemos y utilizamos para todo, bueno, casi todo.

En ese corto tiempo hasta dialogamos sobre algunas crisis económicas que estaba ocurriendo en el país, y si, aunque la política es algo que odio con todo mi ser encontrar a alguien que comprenda los conceptos y puede la dar su opinión al respecto es de admirarse hoy en día.

¿Por qué saben que? mi generación no sirve ni para cuidar una simple planta.

Soy la chica feaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora