Desperté por el olor a café y me senté en la cama solo pa' comprobar que estaba en mi casa y vivo. Salí de mi pieza y vi a la Ignacia sentada, tomaba un café y miraba a la nada.
—Despertaste.— susurró.
—¿Cómo llegué a la casa?— me senté al frente de ella.
—No sé, solo llegaste.— le dio un sorbo a su café y se levantó a prepararme uno.
—No, amor, yo lo hago.— me paré y me serví el café bien cargado.
—Anda a ponerte algo, hace frío.— me di cuenta que andaba en bóxers y no me importó.
—¿Querí que me ponga algo porque hace frío o te caliento?— la molesté y me volví a sentar al frente de ella, pero con café en mano. Me dolía un poquito la cabeza, solo un poquito.
—Ambas, quizás.— respondió. Nos quedamos callados y ella habló.—¿Por qué saliste a tomar?— me preguntó un poco preocupada.
—Me dijiste que estabai ocupada y no quería encerrarme.— me excusé.
—Te enojaste, estoy segura.— afirmó.
—Puede ser.— admití.
—Tení' que ir al psicólogo a las cinco, acaban de llamar.— me avisó.
—No quiero ir al loquero.— tomé un sorbo.
—Tení' que ir, recuerda nuestro trato.— sonrió.
Yo iba al psicólogo y ella me daba alguna recompensa por eso, cualquier cosa.
—¿Tení clases?— me puse un polerón que había en el sillón, porque igual hacía frío.
—Sí, a las doce.— respondió y fue a lavar su taza.
—Mmh...bien.— me di cuenta que llevaba un polerón que era mío y ropa interior. Me levanté del sillón rápido y la abracé por detrás, comencé a darle besos y se reía.
—Me da cosquillas, hueón.— terminó de lavar la taza y se dio vuelta a chantarme un beso. Sentí el cuello mojado y eran solo sus manos con agua.
Nos empezamos a comer brígido, hasta que me detuvo.
—Va a llegar tu mamá.— susurró.
—No creo.— volví a besarla. La tomé de los muslos y cruzó sus piernas alrededor de mi cadera.—Chucha, viene el Luciano.— me acordé y la bajé, ella solo se rió.
—Ay, hace caleta que no veo al Luciano.— sonrió y caminó a mi pieza a vestirse.
Me apoyé en el marco de la puerta y vi como se vestía, comencé a sonreír al darme cuenta que seguía siendo la misma niña de dieciséis años que se emocionaba cuando algo le salía bien y lloraba si se sentía sensible, se enojaba si me mandaba alguna cagá y me abrazaba cuando se daba cuenta que se le pasaba la mano.
—¿Qué pasa?— me preguntó y se cohibió, ah.
—Nada, flaca.— contesté y se puso mi polerón, de nuevo.
Escuché que tocó el timbre y sabía que era mi papá y el Luciano.
—Anda abrirle al viejo culiao, dile que me estoy bañando o alguna hueá así.— tomé una toalla y entré rajao' a bañarme.
Me da paja hablar con el que es mi papá.
Desde el baño, escuché la voz del Luciano y la de mi papá. Al final me bañé y me vestí.
—¿Cómo está mi hermano favorito?— dije una vez que salí de la pieza. El Luciano me vio y corrió a mis brazos.
—¡Te extrañé tanto!— me dijo y le desordené el pelo.
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Plan: cómo recuperar tu interés
Short Story《Hay un último día para todas las cosas y lamentablemente, todos los días digo que hoy será la última vez que te ame, pero nunca es así》 Él, un hueón que la ama completamente. Ella, una hueona que está confundida. Ellos y una crisis de relación. ¿Qu...