treinta y cinco

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Benjamín:

Desperté por el olor de algo rico, algo a frituras. Abrí los ojos y vi a mi polola al lado mío, mientras comía papas fritas.

—Hola, mi niño.— me habló y pasó su mano por mi pelo.

—Hola, mi amor.— sonreí y me quedé acostado.

—¿Querí agua?— me pasó un vaso y se lo acepté. Sabía que cuando despertaba, me daba mucha sed. Me senté en la cama y me tomé el vaso al seco, al final lo dejé en el velador.

—¿Dormí mucho?— le pregunté. Observé que se había puesto la polera y llevaba una coleta alta.

—Un poco.— respondió.—¿Querí?— me ofreció papas.

—Dale.— acepté y saqué un par.—Tengo todo el cuerpo adolorido.— me quejé y me apoyé en el respaldo de la cama.

—A mi me siguen doliendo las piernas.— hizo un puchero y sonreí.

—Perdón, creo que me emocioné demasiado.— dije y se rió. Me llevé la mano al cuello y me dolía caleta ciertas partes.—Pásame un espejo, por favor.— le pedí y del velador, sacó uno pequeño. Vi que tenía los sendos chupones.—¡Ignacia!— grité.

—No pude no hacerlo.— se rió y se tiró encima mío para abrazarme.

—Ahora mi mamá me va a huebear con los zancudos.— la quedé mirando con una cara de orto, pero no pude aguantarme mucho. Imposible estar serio con ella.

—Justo estoy preparada para esto.— sonrió y se levantó de la cama. Vi que abrió un cajón y tenía caleta de maquillaje, de repente, me tiró un frasquito con un color "piel".—Lo vi y lo compré, pero no es del color de mi piel, es más oscuro.— lo tomé y se devolvió a la cama.

—¿Me estai diciendo negro?— entrecerré los ojos y se cagó de risa.

—No, solo que quiero ver si es de tu color.— dijo entre risas. Cuando se calmó, me quitó el frasquito, lo abrió y me comenzó a poner esa huea. Estaba medio tibio y del cajón del velador, sacó una esponjita verde y comenzó a dar toques suaves en mi cuello.

—¿Cómo se llama?— le pregunté.

—Corrector.— respondió y sentí que dejó de hacerlo.—Listo, sí es de tu color.— me vi en el espejo y no se notaba.—Toma, te lo regalo.— agregó y me lo pasó.

—¿Cada cuánto tengo que ponerlo?— le pregunté, aún mirándome en el espejo.

—Cada que se note.— sonrió y me tomó de la mano.

Las hueas que inventan, pero hueas ingeniosas.

Le pasé el espejo y lo dejó a un lado. Comenzó hacerme cariño en la mejilla y sonrió.

—Creo que nos pasamos con el descanso.— le dije y se rió.—¿Vamos a seguir estudiando?— le pregunté y la pensó.

—Trae las cosas pa estudiar.— me pidió y me paré a buscarlas. Tomé las cosas, me volví acostar en la cama y tomé un lápiz.

—Ya, vamos a seguir con Física, porque sé que te cuesta.— tomó un lápiz y comenzó a escribir fórmulas. Era una máquina en esta huea y yo me sentía muy porro.

Veía lo concentrada que estaba, mientras yo me concentraba en ella. En clases, siempre andaba desconcentrado y huebeando, por eso siempre me echaban, pero me conseguía la materia al final.

Ella me concentraba más que cualquier pastilla...

N//A; hola cabres, se viene el final en tres capítulos más.

-WeaOriginal🌚✌🏻

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