Ese mismo día, la Trinidad se apareció en mi casa.
—Te vine a ver.— dijo apenas abrí la puerta.
—Estoy pal pico.— me llevé una mano a la frente.
—¿Salgamos pa' que se te pase?— me propuso y sonreí.
—Dale, solo deja que me cambie ropa.— acepté y me fui a cambiar.
[...]
—Necesito decirte algo.— me tomó de la mano. Íbamos caminando por la calle, casi no habían personas y nos acercábamos rápido a la heladería.
—Dime po.— intenté que me dijera, pero se negó hasta llegar al lugar.
Cuando llegamos al lugar, se sentó a mi lado y no al frente mío. Estuvimos callados, como si algo hubiera pasado y fuera tan, pero tan incómodo.
—¿Qué vai' a pedir?— la miré y se encogió de hombros.
—No sé.— susurró y tomó la carta. Comenzó a leer y la quedé mirando, de a poco me comencé a sonrojar.—Podemos pedir un helado para los dos.— me miró y salté un poco.
—Eh sí, dale.— acepté, mientras me hacia el hueón.
—Te pusiste rojito.— pasó un dedo por mi nariz suavemente. Me puse más nervioso y se me pasó un poco el dolor de cabeza.
Estuvimos eligiendo qué comer, hasta que nos atendieron. Me sentía incómodo, sentía la tensión entre nosotros dos como si fuéramos desconocidos.
—¿Y qué me ibai a decir?— le pregunté y se tapó la cara.
—Es que, ayer tu polola te fue a buscar, porque la llamaste y te pusiste mal y me preocupé demasiado...— la interrumpí.
—Terminé, oficialmente, con ella.— susurré y apoyé mi palma en la mejilla.
—Permiso.— escuché y miré que la mesera nos trajo el medio helado para dos personas.
Tomé una cuchara y comencé a comer despacio, ya que en realidad no tenía demasiado apetito y había dejado de comer bien, las pastillas para la ansiedad y los antidepresivos ya no hacían el mismo efecto y estaba abusando de la cantidad. Ya no me daba miedo que me diera una sobredosis por tanta pastilla junta y tampoco me interesaba seguir respirando si seguía en la misma mierda y si la Ignacia no estaba a mi lado. El Benjamín del pasado estaba volviendo y pensar en volver a recaer en algo que me costó tanto salir, como el alcoholismo y la drogadicción, me aterraba, pero una parte sabía que tomando esas pastillas, era prácticamente estar al borde del limbo...
—Benja.— escuché y miré a la persona a mi lado.—¿estai bien?— me preguntó e intenté sonreír.
—Eh, sí.— asentí. Vi que se llevaba la cuchara a la boca y me quedé pegao mirándola, ella se acercó a mi oído y me puse tenso.
—¿Y si lo intentamos?— sentí su mano en mi pierna.—Tu sabí' que te he apañao' a todas con tu ex, pero yo creo que deberíai' darte una oportunidad.— comenzó a subir la mano y me puse nervioso, sentía que en cualquier momento iba a llegar ahí.
—Vamos más despacio, podemos andar.— acepté, entre comillas. Cuando dije eso, sentí que me plantó un beso entre la mandíbula y la mejilla.
—Me gustai.— fue lo último que susurró antes de alejarse. Nos quedamos callados y seguimos comiendo, hasta que solté la cuchara y le di un beso en la mejilla, para luego chantarle uno en los labios.
—Tu también me gustai.— susurré en sus labios. Una parte de mí, sentía que era una farsa, pero la otra parte decía que debía intentarlo con alguien más. Nos alejamos y seguimos comiendo y jugueteando.

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Plan: cómo recuperar tu interés
Short Story《Hay un último día para todas las cosas y lamentablemente, todos los días digo que hoy será la última vez que te ame, pero nunca es así》 Él, un hueón que la ama completamente. Ella, una hueona que está confundida. Ellos y una crisis de relación. ¿Qu...