Conforme avanzaba la tarde la emoción aumentaba en el cámping. Al oscurecer, el aire aún estival vibraba de expectación, y cuando la noche, desaparecieron los últimos vestigios de disimulo: el Ministerio parecía haberse resignado ya a lo inevitable y dejó de reprimir los indicios de magia que surgían por todas partes.
Los vendedores se aparecían a cada paso, con bandejas o empujando carros en los que llevaban cosas extraor dinarias: escarapelas luminosas (verdes de Irlanda, rojas de Bulgaria) que gritaban los nombres de los jugadores; sombreros puntiagudos de color verde adornados con tréboles que se movían; bufandas del equipo de Bulgaria con leones estampados que rugían realmente; banderas de ambos países que entonaban el himno nacional cada vez que se las agitaba; miniaturas de Saetas de Fuego que volaban de verdad y figuras coleccionables de jugadores famosos que se paseaban por la palma de la palma de la mano.- ¿Aún te ha quedado dinero para comprar eso? - preguntó Neville a Lucy.
La pelirroja tenía un par de sombreros verdes con tréboles y un par de pinturas para la cara de color verde y blanco.
- Mamá me lo dio para coger cosas para los dos - dijo la chica, poniendo uno de los sombreros sobre la cabeza de Neville.
- ¿Pero y todo el dinero que os habéis gastado en la apuesta? Habéis apostado algo muy difícil.
- Tengo suerte con estas cosas - Lucy sacó las pinturas y empezó a pintar la cara de su amigo con los colores de Irlanda -. Hace tres años, hubo un partido de fútbol volador. La hondonada de mi abnuck contra la hondonada española de mi abba. Un partido muy reñido... Mi primo Jonathan y yo hicimos una apuesta con mis compañeros de clase; quedamos en que iban a quedar empatados a cero, y que luego en la prórroga, Iván Arróniz, de la hondonada de mi abba, marcaría un gol en el último momento. Apostamos todos nuestros ahorros.
- ¿Y qué pasó, Lu? - preguntó de pronto Fred, acercándose a ellos. No habían comprado nada, ya que se habían gastado todo su dinero.
- ¿Nos pintas a nosotros también? - pidió George.
- Pasó que ganamos. - la pelirroja terminó con Neville, y empezó a pintar la cara de George - Y ganamos mucho dinero. Apostamos nosotros dos contra toda mi clase. Todos tuvieron que pagarnos.
- Pues a ver si nos das hoy la misma suerte, ¿eh? - dijo Fred.
- ¿Qué es el fútbol? - preguntó Neville.
Mientras Lucy les explicaba qué era el fútbol, Harry, Ron y Hermione regresaron con un montón de recuerdos y con gorros sobre la cabeza para animar a Irlanda. Bill, Charlie y Ginny llevaban también escarapelas verdes, y William y Arthur tenían una bandera de Irlanda.
Y entonces se oyó el sonido profundo y retumbante de un gong al otro lado del bosque, y de inmediato se iluminaron entre los árboles unos faroles rojos y verdes, marcando el camino al estadio.
- ¡Ya es la hora! - anunció Will, tan impaciente como los demás.
- ¡Vamos! - dijo Arthur, empezando a caminar.
Cogieron todo lo que habían comprado y, siguiendo a Arthur, se internaron a toda prisa en el bosque por el camino que marcaban los faroles. Oían gritos, risas, y retazos de canciones de los miles de personas que iban con ellos. La atmósfera llena de emoción se contagiaba fácilmente. Caminaron por el bosque hablando y bromeando en voz alta unos veinte minutos, hasta que al salir por el otro lado se hallaron a la sombra de un estadio colosal.
Sólo se podía ver una parte de los inmensos muros dorados que rodeaban el campo de juego. Era inmensamente grande, y Lucy ahogó un grito.- Hay asientos para cien mil personas - explicó su padre -. Quinientos funcionarios han estado trabajando durante todo el año para levantarlo.
- Cada centímetro del edificio - continuó el tío Arthur -, tiene un repelente mágico de muggles. Cada vez que los muggles se acercan hasta aquí, recuerdan de repente que tenían una cita en otro lugar y salen pitando... ¡Dios los bendiga! - añadió, encaminándose delante de los demás hacia la entrada más cercana, que ya estaba rodeada de un montón de bulliciosos magos y brujas.
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Lucy Weasley y el Cáliz de Fuego ✔️ [LucyWeasley II]
FanfictionSEGUNDO LIBRO DE LA SAGA DE LUCY WEASLEY Tras un extraño y ajetreado curso, llegan las vacaciones para Lucy, las cuales pasa pintando, pasando las tardes con sus primos y escribiendo a su amigo Sirius, un fugitivo de la ley mágica. Asiste con su fa...