36. El comienzo

1.8K 175 127
                                    

Al día siguiente, Lucy se ató a la muñeca un pequeño pañuelo azul, y otro en la cabeza. Pelos también se puso uno alrededor del cuello.

Sus compañeros no debían estar al tanto de sus costumbres, porque cuando entró al Gran Comedor, ellos no llevaban ningún adorno en el pelo ni en ningún lado, y la miraron con indignación.

- Es tradición - les explicó a Neville, Dean y Seamus cuando preguntaron -. Cuando alguien muere, su alma viaja hasta la Travesía del Espectro, que es un mar grande e inmenso. Allí ha viajado Cedric, y el Guardián de las Aguas, Karyonte, le estará esperando, para llevarle en su barca al otro lado del río, al Mundo Lejano, hogar de las almas. Los pañuelos sirven para que Cedric no tenga ningún altercado durante su viaje. 

El desayuno estuvo lleno de murmullos. Los estudiantes continuaban comentando lo sucedido el día anterior.

Sin embargo, Lucy no habló. Después de haber estado casi toda la noche dando vueltas al asunto, ya no le quedaba más que pensar, porque siempre llegaba a las mismas conclusiones: ya nada volvería a ser igual.

Cuando los alumnos terminaron de desayunar, el profesor Dumbledore se puso en pie. Todos quedaron en silencio.

- Sé que la noche anterior estuvo llena de altercados - dijo -. Y sé que todos os preguntáis qué sucedió exactamente. Vuestras dudas serán resueltas, pero hoy no. Os pido que no preguntéis nada a Harry sobre esto. Su experiencia fue sin duda terrible. Hablará de ello cuando esté preparado.

Los días siguientes, Lucy continuó llevando su pañuelo azul en la cabeza. Según decía su abba, el luto azul duraba al menos tres semanas. A ella no la importaba el tiempo; Cedric era un buen chico, y había muerto de forma injusta, al igual que todos los demás magos que Voldemort había asesinado.

La pelirroja se sentía inquieta. Seguramente, ya nadie estaría a salvo en ningún lugar. Se preguntó si a partir de ahora sus padres la dejarían salir a volar cuando quisiera.

En eso estaba pensando la última mañana del curso, antes del desayuno, mientras paseaba por el desierto y silencioso pasillo. El día era cálido y despejado; lamayoría de los alumnos estarían ya en el Gran Comedor. Pero Lucy había perdido la noción del tiempo.

Miró por la gran ventana al amplio cielo sin una sola nube, y se llevó una mano al pañuelo azul que tenía atado a la muñeca. Se preguntó si Cedric habría cruzado ya la Travesía del Espectro con Karyonte, y si habrían llegado al Mundo Lejano. Se preguntó si vería allí a James, a Lily, a Irma...

Dio un pequeño respingo cuando alguien le dio un par de toques en el hombro, sacándola de sus pensamientos. Se dio la vuelta.

- Hola, Lucy - saludó Neville, con una amable sonrisa.

Lucy sonrió también. Aquellos días estaban siendo muy extraños, y encontrar el adorable y amigable rostro de Neville era reconfortante.

- Oye, ¿estás bien? - preguntó su amigo -. Estos días has estado... muy callada. Y eso es extraño.

Neville tenía razón. Con tantas cosas en la cabeza, Lucy no hablaba tanto como antes.

Ella suspiró y miró al cielo de nuevo.

- Entonces, es cierto que ha vuelto - dijo Neville, mirando también al cielo.

- Sí, lo es - respondió Lucy con seriedad -. Ya nada va a ser igual. Dicen que los dementores se unirán al Señor Tenebroso tarde o temprano.

La pelirroja había estado muy preocupada por aquello. Eso significaba que los dementores podían ayudar a los mortífagos de Azkaban a escapar.

Neville se tensó. Él también parecía preocupado por ello.

Lucy Weasley y el Cáliz de Fuego ✔️ [LucyWeasley II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora