Todos se levantaron tarde el 26 de diciembre. La sala común de Gryffindor se encontraba más silenciosa de lo que había estado últimamente, y muchos bostezos salpicaban las desganadas conversaciones.
Ron y Hermione parecían haber llegado al acuerdo de no tocar más el tema de su disputa. Volvían a ser muy amables el uno con el otro, aunque algo formales. Ron y Harry contaron a Lucy y Hermione que la noche anterior habían oído a Hagrid decir que era un semigigante.
- ¿De verdad no lo sabíais? - preguntó Lucy extrañada.
- ¿Y tú sí? - dijo Harry -. ¿Cómo te enteraste?
- Lo supuse cuando le conocí - respondió la pelirroja encogiéndose de hombros -, y luego él me lo confirmó.
Había llegado el momento de pensar en los deberes que no habían hecho durante la primera semana de vacaciones. Una vez pasado el día de Navidad, todo el mundo se sentía desinflado. Todo el mundo salvo Harry, que otra vez comenzaba a preocuparse por la siguiente prueba. A pesar de que Lucy, Ron y Hermione trataban de ayudarle, no consiguieron adivinar nada.
Todavía había una gruesa capa de nieve alrededor del colegio, y las ventanas del invernadero estaban cubiertas de un vaho tan espeso que no se podía ver nada por ellas en clase de Herbología. Con aquel tiempo nadie tenía muchas ganas de asistir Cuidado de Criaturas Mágicas, aunque, como dijo Ron, los escregutos seguramente los harían entrar en calor, ya fuera por tener que cazarlos o porque arrojarían fuego con la suficiente intensidad para prender la cabaña de Hagrid.
Sin embargo, al llegar a la cabaña de su amigo encontraron ante la puerta a una bruja anciana de pelo gris muy corto y barbilla prominente.
- Daos prisa, vamos, ya hace cinco minutos que sonó la campana - les gritó al verlos acercarse a través de la nieve.
- ¿Quién es usted? - le preguntó Lucy
-¿Dónde está Hagrid? - quiso saber Harry.
- Soy la profesora Grubbly-Plank - dijo con entusiasmo -, la sustituta temporal de vuestro profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas.
- ¿Dónde está Hagrid? - repitió Harry.
- Está indispuesto - respondió la mujer.
Hasta los oídos de Lucy llegó una risa desagradable. Se volvió. Estaban llegando Draco Malfoy y el resto de los de Slytherin. Todos parecían contentos, y ninguno se sorprendía de ver a la profesora Grubbly- Plank.
- Por aquí, por favor - les dijo ésta.
Los condujo al otro lado del potrero, donde descansaban los caballos de Beauxbatons, amontonados para protegerse del frío, y luego hacia un árbol que se alzaba en el lindero del bosque. Atado a él había un unicornio grande y muy bello. Muchas de las chicas exclamaron "¡oooooh!" al ver al unicornio.
- ¡Qué hermoso! - susurró Lavender Brown -. ¿Cómo lo atraparía? ¡Dicen que son sumamente difíciles de coger!
El unicornio era de un blanco tan brillante que a su lado la nieve parecía gris. Piafaba nervioso con sus cascos dorados, alzando la cabeza rematada en un largo cuerno.
- ¡Los chicos que se echen atrás! - exclamó con voz potente la profesora Grubbly-Plank -. Los unicornios prefieren el toque femenino. Que las chicas pasen delante y se acerquen con cuidado. Vamos, despacio...
Lucy se adelantó a la cabecera del grupo de las chicas. Antes de poder caminar más, el unicornio caminó hasta ella y le lamió la cara con suavidad. La criatura se dejó tocar por la pelirroja sin rechistar.
- ¿Eres tú la señorita Weasley? - preguntó la profesora.
- Sí, soy yo - respondió Lucy, acariciando el morro del unicornio.
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Lucy Weasley y el Cáliz de Fuego ✔️ [LucyWeasley II]
FanfictionSEGUNDO LIBRO DE LA SAGA DE LUCY WEASLEY Tras un extraño y ajetreado curso, llegan las vacaciones para Lucy, las cuales pasa pintando, pasando las tardes con sus primos y escribiendo a su amigo Sirius, un fugitivo de la ley mágica. Asiste con su fa...