21. Una charla en las cocinas

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Después de escribir a Sirius para contarle cómo había ido la prueba, y haber puesto a Ron al día sobre la situación del mago fugitivo, fueron a la sala común.

En cuanto Harry entró, todos estallaron en aplausos. Se había montado una fiesta en honor al triunfo de Harry en la primera prueba.

Lucy arrebató un trozo de pastel de las manos de George y fue a sentarse junto a Neville, en uno de los sillones.

- Ha sido genial, ¿no crees? - dijo la pelirroja.

- La verdad es que temía por la vida de Harry - confesó su amigo -. Ese dragón no parecía muy amigable.

- Todo lo contrario. Pero era realmente espectacular - Lucy partió un trozo de su tarta de manzana -. ¿Quieres?

En ese momento llegó Harry, con una radiante sonrisa, acompañado de Ron y Hermione. Ellos también tenían un trozo de tarta. Pelos caminaba tras ellos, y se subió al regazo de Lucy.

- ¿Qué tal ha ido la prueba? - preguntó el conejo.

Lucy informó a sus amigos sobre la pregunta de Pelos, así que los cinco comenzaron a charlar sobre la prueba, hasta que unos minutos después se acercó Lee Jordan con el huevo de oro de Harry.

- ¡Cómo pesa! - dijo -. Venga, ¡ábrelo, Harry!

- ¡Sí, vamos, Harry! - repitieron algunos.

Lee le pasó el huevo a Harry, que hundió las uñas en la ranura y apalancó para abrirlo.

Estaba hueco y completamente vacío. Pero, en cuanto Harry lo abrió, un ruido horrible, una especie de lamento chirriante y estrepitoso, llenó la sala.

Lucy nunca había oído algo tan terrible. Inmediatamente se tapó los oídos con las manos, más sensibles que los de sus compañeros, y se encogió en el sillón. No podía soportarlo.

- ¡Es horrible! - gritó Pelos, con las peludas patas blancas sobre sus orejas.

- ¡Ciérralo, por lo que más quieras! - gritó Lucy.

Harry se destapó las orejas y cerró el huevo. El ruido cesó. A Lucy le pitaban los oídos.

- ¿Qué era eso? - preguntó Seamus, observando -. Sonaba como una banshee. ¡A lo mejor te hacen burlar a una de ellas, Harry!

- Era como alguien a quien estuvieran torturando - susurró Neville, que se había puesto muy blanco -. ¡Vas a tener que luchar contra la maldición cruciatus!

- Neville, eso es ilegal - observó George -. Nunca utilizarían la maldición cruciatus contra los campeones. Yo creo que se parecía más bien a Percy cantando... A lo mejor tienes que atacarlo cuando esté en la ducha, Harry.

- ¿Qué? - gritó Lucy, que sentía los oídos taponados.

Sacó la varita mágica. Hizo levitar un vaso de agua hasta ella, y se la bebió de un trago. Mucho mejor.
La pelirroja dio un suspiro. En verdad, aquel sonido era realmente horrible. Se preguntó de qué podría tratarse, mientras se metía un trozo de tarta a la boca.

- Ejem - dijo Pelos.

Lucy le miró no el ceño fruncido.

- ¿Qué?

- ¿Acaso el huevo te ha dejado sin tacto también?

- Ya estamos con las preguntas enigmáticas.

- ¡Es Neville! ¡Míralo!

Lucy se giró hacia su amigo. Neville miraba con aprensión su rana de chocolate. Estaba pálido, y no parecía percatarse de lo que pasaba a su alrededor. Además, del susto, había agarrado a Lucy del brazo.

Lucy Weasley y el Cáliz de Fuego ✔️ [LucyWeasley II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora