Lucy Weasley y el Cáliz de Fuego ✔️ [LucyWeasley II]

18. El vómito rosa no es bueno

Los días siguientes no fueron los mejores para Harry, y se le notaba mucho. Parecía que todo el colegio lo despreciaba, tachándole de tramposo. Lucy y él se pasaban el día solos. Ron no quería acercarse a Harry, y Hermione intentaba pasar tiempo con los dos, pero resultaba algo agotador.

Lucy era capaz de entender la actitud de los de Hufflepuff hacia Harry, porque ellos tenían un campeón propio al que apoyar.
Tampoco esperaba otra cosa que desprecio e insultos por parte de los de Slytherin. Pero había esperado que los de Ravenclaw encontraran tantos motivos para apoyarlo a él como a Cedric. Y se había equivocado: la mayor parte de los de Ravenclaw parecía pensar que él se desesperaba por conseguir un poco más de fama y que por eso había engañado al cáliz de fuego para que aceptara su nombre.

- Sabía que la gente era fácil de engañar - decía Lucy mientras caminaba con Harry por el pasillo -, pero nunca pensé que los de Ravenclaw caerían también en algo así.

Mientras tanto, Sirius no contestaba, Hedwig se había enfadado con Harry, la profesora Trelawney le predecía la muerte incluso con más convicción de la habitual, y en la clase del profesor Flitwick le fue tan mal con los encantamientos convocadores que le mandó más deberes.

- De verdad que no es tan dificil, Harry - le decía Hermione para animarlo, al salir de la clase -. Lo que pasa es que no te concentrabas.

- ¿Por qué sería? - contestó Harry con amargura.

- Hermione, con todo lo que Harry tiene encima, dudo que su mayor preocupación sea hacer bien los encantamientos - objetó Lucy.

En ese momento pasó Cedric rodeado de un numeroso grupo de tontitas, todas las cuales miraron a Harry como si fuera un escreguto de cola explosiva.

- No importa - dijo Harry -. Me muero de ganas de que llegue la clase doble de Pociones que tenemos esta tarde...

La clase doble de Pociones siempre era una mala experiencia, pero aquellos días era una verdadera tortura. Estar encerrado en una mazmorra durante hora y media con Snape y los de Slytherin, dispuestos a mortificar a Harry todo lo posible por haberse atrevido a ser campeón del colegio, era una de las cosas más desagradables que se pudiera imaginar. Así había sido el viernes anterior, en el que Hermione, se pasó la clase repitiéndole en voz baja: "No les hagas caso, no les hagas caso", mientras Lucy advertía a los de Slytherin, a base de señas, que si no se callaban les iba a degollar.

Cuando, después de comer, Lucy y Harry llegaron a la puerta de la mazmorra de Snape, se encontraron a los de Slytherin que esperaban fuera, cada uno con una insignia bien grande en el pecho. Lucy vio que todas mostraban el mismo mensaje en caracteres luminosos rojos, que brillaban en el corredor subterráneo apenas iluminado:

Apoya a Cedric Diggory, el AUTÉNTICO campeón de Hogwarts

- ¿Te gustan, Potter? - preguntó Malfoy en voz muy alta, cuando Harry, Hermione y Lucy se aproximaron -. Y eso no es todo, ¡mira!

Apretó la insignia contra el pecho, y el mensaje desapareció para ser reemplazado por otro que emitía un resplandor verde:

POTTER APESTA

Los de Slytherin berrearon de risa. Todos apretaron su insignia hasta que el mensaje POTTER APESTA brilló intensamente por todos lados. La nariz de la pelirroja enrojeció.

- ¡Ah, muy divertido! - le dijo Hermione a Pansy Parkinson y su grupo de chicas de Slytherin, que se reían más fuerte que nadie.

- Madre mía, sois tan ingeniosos - dijo Lucy con sarcasmo -. JA. El humor.