34. Miedo

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Dumbledore se levantó y miró un momento a Barty con desagrado. Luego alzó otra vez la varita e hizo salir de ella unas cuerdas que lo dejaron firmemente atado.

Se giró hacia la profesora McGonagall.

- Minerva, ¿te podrías quedar vigilándolo mientras subo con Harry?

- Desde luego - respondió ella. Daba la sensación de que sentía náuseas, como si acabara de ver vomitar a alguien.

- Severus, por favor, dile a la señora Pomfrey que venga - indicó Dumbledore -. Hay que llevar a Alastor Moody a la enfermería. Luego baja a los terrenos, busca a Cornelius Fudge y tráelo acá. Supongo que querrá oír personalmente a Crouch. Si quiere algo de mí, dile que estaré en la enfermería dentro de media hora.

Snape asintió en silencio y salió del despacho.

Mientras, Lucy se subió la manga del pantalón, mostrando un calcetín alto hasta la rodilla, rosa con rayas amarillas. Agarró la tela y la rasgó, reduciendo la longitud su longitud hasta el tobillo. Se acercó a Harry y envolvió con la tela del calcetín el corte que tenía en el antebrazo.

- No es mucho - le dijo a Harry -. Pero así dejarásde sangrar un poco...

- Tranquila - musitó él. Por un segundo, sus labios formaron una triste sonrisa -. Gracias.

- Miguel, debes escribir a tu padre de inmediato - continuó el director -. Pepper, entrega al señor Moon papel y pluma, y llévalo a un lugar donde pueda escribir con tranquilidad. Luego acompáñalo a la lechucería.

- Sí, señor - asintió Miguel.

- Como usted diga, director - dijo Pepper -. Señor Moon, siga a Pepper, por favor.

Hada y elfo salieron también del despacho.

- Lucy, Harry... - llamó Dumbledore con suavidad.

Harry se levantó y volvió a tambalearse. Lucy se apresuró a ayudarlo; le cogió del brazo y le ayudó a mantenerse en pie. Los tres salieron al oscuro corredor.

- Antes que nada, quiero que vengáis a mi despacho, - les dijo en voz baja mientras caminaban -. Sirius nos está esperando allí.

Los dos chicos asintiieron con la cabeza.

Lucy se sentía aturdida. En tan sólo un par de horas, Cedric había muerto, habían descubierto a BartyCrouch, y el Señor Tenebroso había regresado, más fuerte que nunca.

- Profesor - murmuró Harry -, ¿dónde están los señores Diggory?

- Están con la profesora Sprout - dijo Dumbledore. Su voz tembló levemente -. Es la jefa de la casa de Cedric, y es quien mejor lo conocía.

Llegaron ante la gárgola de piedra. Dumbledore pronunció la contraseña, se hizo a un lado, y él, Lucy y Harry subieron por la escalera de caracol móvil hasta la puerta de roble. Dumbledore la abrió.

Sirius se encontraba allí, de pie. Tenía la cara tan pálida y demacrada como cuando había escapado de Azkaban. Cruzó en dos zancadas el despacho.

- ¡Chicos! - dijo, mientras Lucy ayudaba a Harry a sentarse -. ¿Estáis bien? Lo sabía, sabía que pasaría algo así.

Lucy se echó sobre él y le abrazó con fuerza. Por un segundo sintió que estaba a salvo, pero el miedo volvió en seguida.

- ¿Qué ha ocurrido? - preguntó, preocupado.

Lucy miró a Harry, que tenía los ojos fijos en ningún lugar del despacho. Estaba agotado, y no parecía prestar atención a nada.

- ¿Qué ha pasado, Lu? - repitió Sirius en voz baja, viendo que a Harry no le salían las palabras.

Lucy Weasley y el Cáliz de Fuego ✔️ [LucyWeasley II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora