16. El cáliz de fuego

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Como al día siguiente era sábado, lo normal habría sido que la mayoría de los alumnos bajaran tarde a desayunar. Sin embargo, Lucy no fue la única que se levantó mucho antes de lo habitual en días de fiesta. Al bajar al vestíbulo, encontró a unas veinte personas agrupadas allí, algunas comiendo tostadas, y todas contemplando el cáliz de fuego. Lo habían colocado en el centro del vestíbulo, encima del taburete sobre el que se ponía el Sombrero Seleccionador. En el suelo, a su alrededor, una fina línea de color dorado formaba un círculo de tres metros de radio.

- ¿Ya ha dejado alguien su nombre? - le preguntó Ron algo nervioso cuando llegó con Harry y Hermione.

- Todos los de Durmstrang, al parecer - contestó Lucy -. Pero de momento no he visto a ninguno de Hogwarts.

- Seguro que lo hicieron ayer después de que los demás nos acostamos - dijo Harry -. Yo lo habría hecho así si me fuera a presentar: preferiría que no me
viera nadie. ¿Y si el cáliz te manda a freír espárragos?

Alguien se reía detrás de ellos. Fred, George y Lee Jordan bajaban corriendo la escalera. Los tres parecían muy nerviosos.

- Ya está - les dijo Fred -. Acabamos de tomárnosla.

- ¿El qué? - preguntó Ron.

- La poción envejecedora, cerebro de mosquito.

- Una gota cada uno - explicó George -. Sólo necesitamos ser unos meses más viejos.

- Si uno de nosotros gana, repartiremos el premio entre los tres - añadió Lee, con una sonrisa.

- No estoy muy convencida de que funcione, ¿sabéis? Seguro que Dumbledore ha pensado en eso - les advirtió Hermione.

Fred, George y Lee no le hicieron caso.

- ¿Listos? - les dijo Fred a los otros dos, temblando de emoción -. Entonces, vamos. Yo voy primero...

Lucy observó cómo su primo se sacaba del bolsillo un pedazo de pergamino con las palabras: "Fred Weasley, Hogwarts." Fred avanzó hasta el borde de la línea y se quedó allí, balanceándose sobre las puntas de los pies. Luego, observado por todos los que estaban en el vestíbulo, tomó aire y dio un paso para cruzar la línea.
Durante un momento, Lucy pensó que el truco había funcionado. George, desde luego, también lo creyó, porque profirió un grito de triunfo y avanzó tras Fred. Pero al momento siguiente se oyó un chisporroteo, y ambos hermanos se vieron expulsados del círculo dorado como si los hubiera echado un invisible lanzador de peso.

Cayeron al suelo de fría piedra a tres metros de distancia, haciéndose bastante daño, y para colmo sonó un «¡plin!» y a los dos les salió de repente la misma barba larga y blanca.

En el vestíbulo, todos estallaron en carcajadas. Incluso Fred y George se rieron al ponerse en pie y verse cada uno la barba del otro.

- Os lo advertí - dijo la voz de alguien que parecía estar divirtiéndose, y todo el mundo se volvió para ver salir del Gran Comedor a Dumbledore. Examinó a Fred y George con los ojos brillantes -. Os sugiero que vayáis los dos a ver a la señora Pomfrey. Está atendiendo ya a la señorita Fawcett, de Ravenclaw, y al señor Summers, de Hufflepuff, que también decidieron envejecerse un poquito. Aunque tengo que decir que me gusta más vuestra barba que la que les ha salido a ellos.

Fred y George salieron para la enfermería acompañados por Lee, que se partía de risa, y Lucy, Harry, Ron y Hermione, que también se reían, entraron a desayunar.

Habían cambiado la decoración del Gran Comedor. Como era Halloween, una nube de murciélagos vivos revoloteaba por el techo encantado mientras cientos de calabazas lanzaban macabras sonrisas desde cada rincón. Se encaminaron hacia
donde estaban Dean y Seamus, que hablaban sobre los estudiantes de Hogwarts que tenían diecisiete años o más y que podrían intentar participar.

Lucy Weasley y el Cáliz de Fuego ✔️ [LucyWeasley II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora