Ni Lucy, ni Ron, ni Hermione querían irse a la cama. Se había quedado en la enfermería con Bill, Molly y Sirius.
Habían prometido no molestar a nadie con tal de que les dejasen permanecer allí. Habían pasado demasiadas cosas, y de pensar tanto en ellas, Lucy había perdido por completo el sueño. Cumplió su palabra, y no abrió la boca en toda la noche, al igual que los otros dos.
Bill y la tía Molly estaban sentados en un par de sillas junto a la cama de Harry. Ron y Hermione estaban sentados a los pies de ésta.
Por su parte, Lucy estaba sentada en la cama de al lado, con la cabeza del gran perro negro sobre el regazo. Sirius había conseguido dormir un poco, pero ella no. Estaba ensimismada en sus pensamientos, con la mirada fija en Ojoloco Moody, que descansaba al otro lado de la enfermería.
No sabía cuánto tiempo había pasado desde que Dumbledore había salido de la enfermería, cuando empezó a escuchar gritos lejanos que venían del corredor.
- ¡Van a despertarlo si no se callan! - protestó Molly en voz baja.
- ¿Por qué gritan así? No habrá ocurrido nada más, ¿no? - dijo Bill.
Lucy miró a Harry, que había abierto los ojos ligeramente, y miraba interrogante a su alrededor. Lucy se puso un dedo sobre los labios, pidiéndole silencio.
- Es el ministro - susurró Sirius, que también se había despertado.
Fudge entró en la sala con paso decidido. Detrás de él iban Miguel, Pelos, Snape y la profesora McGonagall.
- ¡No puede entrar aquí! - exclamó Miguel -. Molestará al señor Moody y a Harry.
- ¿Dónde está Dumbledore? - le preguntó Fudge a la tía Molly, sin hacer caso al joven Moon.
- Aquí no - respondió ella, enfadada -. Esto es una enfermería, señor ministro. ¿No cree que sería mejor...?
Pero la puerta se abrió y entró Dumbledore en la sala.
- ¿Qué ha ocurrido? - inquirió bruscamente, pasando la vista de Fudge a la profesora McGonagall -. ¿Por qué estáis molestando a los enfermos? Minerva, me sorprende que tú... Te pedí que vigilaras a Barty Crouch...
- ¡Ya no necesita que lo vigile nadie, Dumbledore! - gritó ella -. ¡Gracias al ministro!
McGonagall estaba fuera de sí: tenía las mejillas coloradas, los puños apretados y temblaba de furia.
- Cuando le dijimos al señor Fudge que habíamos atrapado al mortífago responsable de lo ocurrido esta noche - dijo Snape en voz baja -, consideró que su seguridad personal estaba en peligro. Insistió en llamar a un dementor para que lo acompañara al castillo. Y subió con él al despacho en que Barty Crouch...
- ¡Le advertí que usted no lo aprobaría, Dumbledore! - exclamó la profesora McGonagall -. Le dije que usted nunca permitiría la entrada de un dementor en el castillo, pero...
- ¡Mi querida señora! - bramó Fudge, que parecía muy enfadado -. Como ministro de Magia, me compete a mí decidir si necesito escolta cuando entrevisto a alguien que puede resultar peligroso...
Pero la voz de la profesora McGonagall ahogó la de Fudge:
- En cuanto ese... ese ser entró en el despacho - gritó ella, temblorosa y señalando a Fudge -, se echó sobre Crouch y... y...
- ¿Le... le ha dado el beso del dementor a Barty Crouch? - preguntó Lucy en voz baja, caminando hacia ellos, completamente perpleja. Ron y Hermione iban tras ella.
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Lucy Weasley y el Cáliz de Fuego ✔️ [LucyWeasley II]
FanficSEGUNDO LIBRO DE LA SAGA DE LUCY WEASLEY Tras un extraño y ajetreado curso, llegan las vacaciones para Lucy, las cuales pasa pintando, pasando las tardes con sus primos y escribiendo a su amigo Sirius, un fugitivo de la ley mágica. Asiste con su fa...