Capítulo 3

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11 años atrás
         
Caminaba agarrada de la mano de papá. La apreté fuerte al darme cuenta de que el barrio no era muy seguro.

—Tranquila princesa, nada va a pasarte mientras yo este contigo—dijo papá mientras me sonreía.

Diez minutos después, llegamos a una casa. Era bastante pequeña a diferencia de la casa en la que vivíamos con aquella mujer. No se porque papá y ella se separaron, eran lindos juntos. Aunque sigo extrañando a mamá, nadie puede reemplazarla.

Papá, ¿por qué nos fuimos?

—Ya no podíamos seguir ahí princesa, era peligroso.

—¿Peligroso?

Algún día lo entenderás.

Papá se dirigió a lo que parecía a una cocina y comenzó a hacer algo. Esperaba que fuera comida, porque tenía mucha hambre.

Pasamos días en aquel lugar, sin movernos para nada, sin salir nada más que para comprar comida. Era una niña, pero sabía que nada estaba bien. Papá lucía cada vez más intranquilo y se notaba. No quería preguntar, siempre que lo hacía papá me respondía con lo mismo: "Algún día lo entenderás, cariño"

Y exactamente 10 días después de que nos mudamos, empecé a entenderlo todo.

Estabamos en el sofá mirando una película triste. Me recordaba a mamá, a ella le gustaban estas películas, me hacía verlas con ella todo el tiempo. Estábamos por el final, cuando se escucha un ruido afuera. Salté del susto y miré a Papá, buscando una respuesta a lo que sea que estuviera pasando.

—Cariño, ve al cuarto y escondete. No salgas por nada del mundo, al menos no hasta que yo te llame—dijo papá mientras tomaba mis mejillas con ambas manos. Besó mi cabeza y se levantó dirigiéndose a la puerta.

—¿Papá, que sucede?

—Escondete pequeña, hazme caso que nada malo va a pasar.

Entonces vi que sacó algo de su pantalón. Ahogue un grito al ver que era un arma, de esas que se veían en las películas favoritas de papá. Corrí al cuarto y me escondí en el armario mientras trataba de no llorar.

Algo malo iba a pasar, lo sabía.

Mientras intentaba calmar mi respiración, agudizé mi oído. No se escuchaba nada, había un completo silencio. Estaba a punto de salir cuando escuché un estruendo y gritos de hombres se comenzaron a escuchar por la pequeña casa.

De pronto, tenía miedo. Miedo por papá y por no saber que hacer. No lo perdería, no a él también.

Amaia©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora