Capítulo 42

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—Necesito salir—abro la boca en busca de aire. Siento mis pulmones fallar y mi pecho presionarse.

Nate se acerca corriendo hacia mi y me levanta de la silla después de desatarme. Me sujeta fuerte de la cintura y hace que rodee sus hombros con mi brazo derecho para sostenerme mejor. Me deja en el suelo del pavimento, no tengo la menor idea de donde estamos. Este lugar está desierto, sólo hay árboles y árboles rodeandonos. Me siento con cuidado y tomo mis rodillas contra mi pecho, duele. Duele demasiado.

—Vigílenla, ya regreso—dice Nate.

Inhalo y exhalo como puedo. Necesito calmarme, por favor. Tranquila Amaia, podrás superarlo, pasaron cosas peores, relajate. Inhala y exhala, como te ha enseñado Patrick, vamos. Patrick... No se que es peor. Ya no se en quien debo confiar ni que debo hacer. Espero salir con vida de esto.

—Mai! Tranquila, amiga. Respira, respira, por favor—Cassandra llega corriendo hacia mi y Nate llega detrás de ella. Parece que había ido a buscarla. Bueno, lo mínimo que puede hacer es ser considerado.

Cassandra me ayuda a calmarme, tenerla a mi lado hace que pueda relajarme un poco más. Creo que tenerla a ella es lo único que necesito por ahora.

Luego de unos minutos, puedo calmarme. Solo siento mi corazón latir rápidamente, pero eso puedo arreglarlo.

—Gracias, Cass.

—Estaré en lo que sea que necesites, Amaia. Te lo prometo—me abraza y segundos después es separada con fuerza por los guardias de Nate, quienes nos arrastran hacia adentro nuevamente.

Trato de memorizar el camino para armar un plan en mi cabeza. Necesito salir de aquí cuanto antes, ya no aguanto más.

Llegamos hacia donde estábamos y los guardias se van a pedido de Nate. Nosotras todavía estamos paradas y los chicos están atados. Nate agarra a Cass para sentarla y atarla nuevamente, antes de que pueda hacerlo, decido actuar. Me acerco lentamente por detrás y toco mi bota para sentir mi navaja. La saco y rápidamente la clavo en el costado de Nate. Suelta un gruñido y tomo a Cass del brazo. Los chicos se levantan de sus sillas, parece ser que simulaban estar atados para actuar en el momento perfecto e intentan acercarse a Nate pero él es más rápido y me toma del brazo para pegar mi espalda a su pecho. Rodea mi cuello con su brazo derecho y con la otra mano, me apunta a la cabeza con un arma.

—Se me acabó la paciencia. ¡Si no hacen lo que yo les digo, alguien no saldrá con vida de aquí!—grita.

—Sabes que no quieres hacerlo, Nate. No quieres matar a ninguno de nosotros, recuerda lo que nos dijiste. Que nos cuidarias, nos protegerias siempre. Somos tu familia—dice Luke, acercándose despacio. Me río.

—Claro. Esa es una de las tantas mentiras que rodearon a nuestro grupo. No seas tan tonto, Luke, por dios—le digo con diversión y dolor al mismo tiempo.

—Lo mejor va a ser que nos dejes ir, Nate—dice Dom.

—Ahorremonos esto y suelta a Mai, por favor.

—Ahora harán lo que yo les diga, ¿quedó claro?—suelta Nate, enojado.

—Suelta a Amaia y arreglaremos esto—dice Theo acercándose despacio.

—Dejenlo, lo único que sabe hacer es lastimar personas, arruinarlo todo como siempre—digo, con intenciones de provocarlo.

—Tiene razón, no se cuando diablos va a entender que Amaia nunca lo va a querer y menos si está así—me sigue el juego Alex mientras se acerca despacio. Siento el pecho de Nate subir y bajar con furia.

Amaia©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora