Estamos en el sótano de la casa de Theo, mirando a Patterson quien está atado en una silla frente a nosotros. Antes de salir del lugar, Cassandra y yo nos vestimos con la ropa que llevábamos antes puesta, para no exponernos afuera.
—¿Y? Quiero que me digas donde está lo mío—habla Theo.
—¿Saben que si me matan, mis hombres los van a perseguir no es así?—responde Jack, con una sonrisa burlona.
Al parecer la situación le parece divertida y no cree que Theo vaya en serio. Grave error. Theo le propina en golpe en la nariz.
—A cada respuesta que me des, que no me responda lo que quiero saber, voy a golpearte—Jack se ríe, echando la cabeza hacia atrás.
—Hazlo, se que vas a matarme igual. Tiempo de más, tiempo de menos.
—No te das una idea del autocontrol que estoy teniendo en estos momentos para no sacar mi arma y volarte la cabeza.
—Pues hazlo. Anímate amigo. Se que quieres hacerlo.
Theo lo golpea cuateo veces más provocando que su nariz comience a sangrar. Jack se ríe otra vez y me mira de pies a cabeza.
—Quien diría que debajo de esa ropa escondieras tanto. Una lástima que no pudimos disfrutar nosotros, ¿a que es buena follando, no Theo?
Theo le da otro golpe en la mandíbula y otro en la boca. A estas alturas, la cara de Jack está llena de sangre, que desborda por todos lados. Le da a Theo una sonrisa burlona.
—A que también te cautivó la exótica mujer. No te culpo. Daría lo que fuera por ese cu...—otro golpe, y otro, y otro—quien diría que tendrían a unas mujeres muy hermosas trabajando con ustedes. ¿Son sus putas o sus socias? ¿Cómo es?—Otro golpe.
Jack se ríe nuevamente. ¿Busca que Theo lo mate o es para provocarlo y ver como pierde su autocontrol? Sólo una de dos. Veo como Cassandra se estremece a mi lado. Nosotras dos estamos apartadas viendo la gran escena.
—¿Lo va a matar?—me susurra Cassandra. Ruedo los ojos.
—La respuesta es muy obvia. Si vas a permanecer con ellos, debes acostumbrarte a esto. Ellos no saben hacer otra cosa que golpear y disparar con el fin de matar—. Me mira haciendo una mueca.
—¿Tienes un arma?—pregunto.
Niega con la cabeza. Es lógico Amaia, no seas tonta. Y es que a Cassandra le dan miedo las armas también. Lo noté cuando Theo sacó su arma, ella retrocedió dos pasos, como si estuviera apuntandole a ella cuando no es así.
—Aunque te den miedo, debes portar armas. Estando con ellos, puede pasarte cualquier cosa Cass.
Ella me mira haciendo una mueca. Observo la escena delante mío mientras hablo.
—A mi también me daban miedo, hasta que mi seguridad se puso en peligro Cassandra. Tuve que aprender a usar un arma y a defenderme con ella. Al igual que aprender a defenderme con mi cuerpo. Es entrenamiento. Una vez que lo haces, ya te acostumbras creeme—le susurro. Ella asiente con mirada temerosa.
—No pierdas tu autocontrol, sabes que sólo lo hace para provocarte—levanto la voz al ver que Theo está a punto de sacar el seguro al arma. Él me mira y mira de vuelta a Jack.
—Escucha a tu chica socio, sabe lo que dice—le guiña un ojo a Theo ganándose otro golpe.
Ésta va a ser una larga noche.
***
Me despierto cuando la luz del día me golpea el rostro. Ayer se hizo tan tarde que nos quedamos a dormir en la casa de Theo. Me levanto de la cama y salgo de la habitación sólo con la camisa que me prestó el dueño de la casa. Mi estómago ruge por comida y no puedo decirle que no. Apenas salgo, me cruzo con Theo, que viene desde el final del pasillo donde se encuentra su habitación.
—Iba a buscarte ahora. Necesito que esta noche me acompañes a un lugar—suelta cuando me ve.
—¿Hablaste con Nate?
—Si, iremos sólo nosotros, solo debes vestirte elegante.
—Bien. Tengo un vestido que me sirve. ¿A dónde iremos?
Llegamos a la mesa y él se sienta en la punta de la mesa mientras que yo me siento a su derecha. Estamos solos por lo que asumo que el resto sigue durmiendo o están por bajar.
—Iremos a una fiesta de negocios. Nate no puede ir así que voy en representación de ambos, pero necesito la compañía de una mujer conmigo y no veo otra mejor que tú.
—Woah, me halagas Theo. Creí que no sabías que era una mujer—sonrío y por primera vez desde hace tanto, lo veo reírse y sonreír después. Siempre supe que tenía una hermosa sonrisa, pero no recordaba cuanto.
—¿Por qué tanta felicidad por aquí?—aparece Christian seguido de Cassandra, Alexander y Nate sentándose después. Theo deja de reírse y vuelve a su expresión seria. ¿Por qué ocultará tanto ese lado suyo? Pienso, pero no digo nada. La curiosidad debe evitarse siempre.
Aparecen el resto del grupo y un rato después nos traen el desayuno que consta de un café y medialunas. Cuando lo veo, hago señas a la chica de servicio que estaba por entrar a la cocina.
—Lo siento, no me gusta el café—le digo cuando se posiciona a mi lado.
—Nosotras lo lamentamos señorita, debimos preguntar primero. ¿Café con leche le gusta?—asiento y se llevan el café trayendome un café con leche minutos después.
Desayunamos en silencio. A decir verdad, nunca me gustó eso de tratar mal a los empleados. Por el hecho de que trabajen para mi, no quiere decir que merezcan que los traten fatal. La única diferencia entre jefe y empleado, puede llegar a ser la situación económica, nada más. Sonrío para mi al recordar a Marina.
Marina trabaja para mi desde hace cinco años. Ella limpia, compra, cocina y hace todas las tareas de la casa cuando no estoy. A veces, la ayudo a cocinar, eso es sólo cuando se cocinar lo que está preparando. No soy muy buena cocinando, pero cuando sé hacerlo, admito que me sale genial.
Cuando terminamos de desayunar, los chicos van a la sala en la que siempre se juntan para jugar pocker. Cass y yo nos quedamos a un costado observando como se divierten. Si una persona los ve así, podría llegar a pensar que son normales y no que trabajan como mafiosos.
—Cuando me fui, ¿mataron al hombre?—se refiere a Jack.
—Si. Dijo lo que Theo necesitaba y le volaron la cabeza—abrió los ojos asustada ante mi expresión—lo lamento.
Casi nunca me disculpo con alguien, pero con Cass tengo ese impulso de ser amable y cuidadosa. No es una niña, Amaia. No, no lo es, pero considero que es chica para estas cosas. Merece algo mejor y se nota en su rostro.
—¿Qué te prometió Christian?—suelto de repente, con voz medio baja para que sólo me escuche ella.
—Me dijo que me iba a dar todo lo que me merezco y que en un tiempo íbamos a casarnos—susurra, como si le doliera demasiado—me dijo que me amaba y que quería pasar el resto de su vida conmigo.—Sonríe con tristeza y me mira a los ojos, éstos brillan como si estuvieran conteniendo las lágrimas—nunca pude imaginar que era una mentira. Que la gente como él era así y siempre iba a ser así. ¿Sabes? Dejé todo por él. Mi casa, mi ciudad, abandoné a mi familia cuando más me necesitaba y terminé acá, arrastrándome por alguien que no siente nada por mi. Haber dejado todo por un amor pasajero es algo que nunca me voy a perdonar. Pero cuando una está enamorada, cuando ama de verdad, no se da cuenta de lo que está frente a sus ojos y hace locuras de las que luego se arrepiente, cuando ya es tarde.
Siento pena por ella, pero no se lo demuestro. Lo peor que alguien puede hacerte, es sentir lástima y demostrartelo.
—Lo lamento, Cassandra—suspira.
—También yo... Y, ¿tú que haces aquí? No tienes pinta de ser como ellos.
Y es entonces cuando lo recuerdo. Recuerdo todo el infierno que pasé con esos desgraciados, causando que mi pecho se apriete y sienta un nudo en la garganta.
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Amaia©
RomantizmAmaia es una chica que no tuvo una vida muy feliz que digamos, las pocas cosas que recuerda, debido a un trauma, no son muy buenas. A pesar de aparentar frialdad e indiferencia, por dentro está rompiéndose en mil pedazos a medida que va recordando c...