Capítulo 21

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—¿Alguien más lo sabe?—pregunto a Patrick.

—No, sólo me lo dijo a mi y vine a contártelo enseguida. Supuse que no querrías que nadie más lo supiera.

—¿El doctor dijo algo más?

—Sólo me dio el seguimiento del tratamiento. Me dijo lo que podría pasar y las opciones de cirugías. Lo que si, me dio unas pastillas. Son agentes antiarritmicos, ayudan a controlar y prevenir ataques de la enfermedad. Tengo la caja que me dio y te compré muchas más para tenerlas directamente y no te tomes el trabajo tú de buscarlas.

—Patt... ¿Por qué papá no dijo nada?—pregunto con cautela, no se si quiero saber la respuesta.

—No quería que sufrieras. Eras una niña y...—lo interrumpo.

—¡Tenía catorce! No tenía derecho a ocultarme algo así, él era lo único que me quedaba...

—Lo siento, tu padre no siempre tomaba buenas decisiones.

Durante unos segundos, ninguno dijo nada. Yo miraba la pared y podía sentir su mirada sobre mi.

—No quiero que nadie más sepa sobre esto, Patt. Nadie.

—¿Ni siquiera Dominik?—lo miro confusa.

—¿Por qué Dominik tendría que saberlo?

Frunce el ceño y después saca una caja, incómodo.

—No importa. Bien, estas son las cajas. Tengo como veinte más en el auto.

Me río por su actitud y siento una presión en el pecho por eso también. Hace muchísimo que alguien no se preocupaba por mi de ese modo. Quiero decir, siempre tuve a los chicos pero ellos son más como un tema laboral, en cambio, Patrick lo hace porque lo siente. Porque me ve como su hija, es cariño fraternal.

Tomo la caja y enseguida la escondo debajo de la almohada al ver que abren la puerta. Dominik entra ayudado por Luke y Alex, quien apenas me ve sonríe. Seguido de ellos, ingresan el resto del grupo a la habitación pero no veo señales de Theo. Acomodan a Dominik en la camilla y todos se sientan en los sillones qur hay frente a las camillas.

—¿Cómo te encuentras Amaia?—pregunta Cass.

—Bien, ya estoy mejor. El gran susto fue el disparo a Dominik, lo mío no es de gran importancia—digo moviendo la mano, en seña de desinterés—. ¿Dónde está Theo?—se miran entre ellos y segundos después, que se hacen muy largos, Nate responde.

—Minutos después de que te trajeran, vino una mujer y se lo llevó. Parecía muy interesado en divertirse.

Se ríe y los chicos lo acompañan, menos Cass y Alex. Siento furia y decepción al escucharlo. Otra vez lo hizo. Que estúpida, sabía que no tenía que confiar en él.

Miro a Cass en busca de que diga algo que me haga pensar lo contrario, que me diga que ellos sólo están jugando. Ella me mira con una mueca, apenada. Y me doy cuenta que es verdad. Mientras que yo tenía riesgos con una bala y desarrollaba una enfermedad, él se fue con otra a hacer dios sabe qué. Es un imbécil.

Nunca tendrías que haber confiado en él Amaia, en los hombres no se confía. Ya deberías de saberlo, el único hombre en el que ahora puedes confiar es en Patrick. En nadie más. Ya deja de ser tan tonta.

Me reprime mi cerebro. Y tiene razón, yo no debería confiar en nadie. Hasta ahora, en la única persona en que puedo confiar es en Patrick. Nadie más.

Ellos paran de reírse y Nate me mira, parece divertido con la situación.

—Lo siento, Amaia, pero no pensaste que Theo iba a darte prioridad. ¿O si?

Lo miro confusa por su actitud. Parece que disfrutara ver que yo internamente estaba odiando a Theo. ¿Qué le pasa a este imbécil?

Me encojo de hombros y muestro total indiferencia. Patrick lo nota y enarca una ceja en mi dirección.

—¿Cuándo podré salir?—pregunto.

—Te quedarás con Dominik hasta mañana—frunzo el ceño.

—¿Y por qué yo?

—Nos turnaremos, tú te quedarás con él hoy.

Miro a Dominik y él hace señas de que no siga. Le hago caso sólo porque no quiero pelear con nadie, estoy cansada.

—Bien. Ya se pueden ir yendo entonces, no necesitamos a nadie más—me sorprendo hasta yo por la frialdad de mi voz, pero no lo demuestro.

—Nos quedaremos un rato más por si...—interrumpo a Luke.

—No, Dominik no necesita nada, para eso estoy yo y en todo caso, Patrick está con nosotros. Váyanse de una vez.

Miran a Patrick como si recién ahora notaran su presencia. Él me mira y esperamos a que se vayan todos. Cuando salen por la puerta, nos quedamos sólo nosotros tres.

—¿Ese Theo es el que estaba contigo la primera vez que nos vimos?—pregunta Patrick, poniendo toda su atención en mi. Puedo sentir la mirada de Dominik sobre nosotros. Asiento sin intenciones de seguir la conversación pero Patrick sigue hablando.

—No creo que sea como ellos dicen. Ese chico estaba realmente fastidiado cuando esa mujer se le acercó. Yo estaba cerca y pude oír como ella le decía que hubo un problema con unos inversores de no se que cosa. No quería irse.

—No importa, no me interesa lo que él haga de su vida y con quienes. Theo no me importa.

—¿Estás segura de eso?—pregunta Dom, metiéndose en la conversación. Lo miro algo enojada.

—¿A ti no te enseñaron que no se debe meter en conversaciones ajenas?

—¿A ti no te enseñaron que no se debe mentir?

—¿Y a ti no...?—Patt nos interrumpe.

—¡Ya calmense! Parecen dos hermanos de cinco años peleando por un juguete.

Dominik lo mira fijamente y Patrick le devuelve la mirada. Es como si se estuvieran comunicando entre sí con sus ojos. Me ofende que me dejen afuera. Frunzo el ceño ante la actitud de ambos.

Me bajo de la camilla y ellos me miran, rompiendo su guerra de miradas.

—¿A dónde vas?—Patrick se levanta.

—Necesito ir al baño.

Patrick asiente y salgo de ahí. Voy al lado, donde está el baño. No me parece el hecho de que tenga que salir porque no haya un baño. Deberían haber baños en las habitaciones de hospital, podría mearme encima.

Cuando vuelvo, antes de entrar puedo escuchar la conversación de Patrick y Dominik.

—No se si hacerlo, no va a creerme—es Dominik.

—No va a hacerlo si no se lo explicas. Ella está en un estado de trauma, ya lo noté en este poco tiempo.

—¿Y cómo se lo digo sin que quiera matarme? Lo se hace un tiempo, va a odiarme por eso.

—No, no lo hará. No es cabeza hueca, ella lo entenderá. Sólo debes hablarle.

Entro a la habitación y ellos me miran, parando de hablar.

Estos dos ocultan algo, y voy a descubrir que es.
  
  
 
  
  
 

Amaia©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora