Capítulo 12

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Llegamos a la dirección que mandaron los rusos. Es una bodega oculta entre los bosques que rodean la casa de Theo. Entramos y vemos el lugar. Del lado izquierdo, hay columnas anchas que sostienen lo que parece ser un cuarto de vigilancia. Del lado derecho, hay un paredón de vidrio y a unos metros de él hay cajas grandes de metal pegadas al suelo. A través del vidrio puede verse lo que parece una oficina enorme. El lugar no está nada mal. Entramos con cuidado y de repente se escucha la puerta cerrarse. Detrás de nosotros hay tres hombres con armas y delante nuestro aparecen en gran cantidad. De detrás de las cajas aparece un hombre sonriente.

—¡Hasta que al fin llegan! Quiero decir que su amiga no es para nada simpática pero es muy bonita, sabe moverse—dice en un tono asqueroso con su notable acento ruso.

—¿Dónde está?—dice Chris, furioso.

—Tiempo al tiempo. Primero debemos aclarar los tantos.

—Sólo vinimos por la chica Sergei, lamentamos lo de tu jefe—dice Theo en tono bastante tranquilo.

—No creo que lo lamenten en serio. Somos mafiosos y sabemos como funciona esto. Por eso, vamos a matarlos a ustedes también.

Los rusos corren a ubicarse en lugares que los protejan y nosotros también. Nos escondemos detrás de las columnas que nos cubren perfectamente mientras empiezan los disparos. Los rusos apuntan en nuestra dirección y los chicos apuntan también contra ellos. Asomo mi cuerpo por un lado de la columna y comienzo a disparar a los rusos frente a mi. Van cayendo de a poco. Sólo se escuchan disparos y más disparos. Me escondo en la columna nuevamente mientras cambio la carga. Salgo nuevamente y disparo.  De la nada salen más rusos y disparan en todas direcciones, escucho gritos femeninos y a lo lejos la veo. Casi detrás de una de las cajas está Cassandra. En un descuido por observarla , un ruso me lanza una navaja y logro esquivarla pero no lo suficiente, causando un largo corte en mi antebrazo derecho. Me escondo en la columna y saco el abrigo que me cubre para ver mi brazo. Esta sangrando pero no es profundo.

—¡¿Estas bien?!—escucho que gritan en todo el ruido y giro mi cabeza. Dominik y Chris me observan escondidos con la respiración agitada. No descifro cual de los lo preguntó pero asiento en su dirección. Cubro mi herida con mi saco y continúo disparando. Derribo al que me hirió y sigo con el resto. Quedan sólo cuatro y salimos de nuestro escondite a atacar. Escucho otro grito y veo a Cassandra. Hay un hombre encima suyo y ella está semidesnuda por la ropa que fue arrancada. La sangre me hierve y me dirijo en su dirección sin importar si me llegan a disparar. Los chicos me cubren y yo camino apresuradamente.

Me coloco detrás del abusador y pateo su nuca con la punta de mi tacón. Lo levanto del cuello y lo revoleo hacia la caja de metal que está detrás mío. Tomo su cabeza y la golpeo repetidas veces contra la caja mientras escucho a Cassandra llorar. Golpeo el rostro del tipo y en un rápido movimiento saco mi navaja de mi short y la clavo en su cuello. El hombre sólo logró golpearme el estómago e intentó ahorcarme pero fui más rápida. Cayó al suelo en un golpe sordo y me quedé mirándolo. Cuando volteo, veo que los rusos están todos en el suelo menos Sergei que está muy herido y a punto de desmayarse mientras Theo lo agarra bruscamente. Chris toma de las mejillas a Cassandra y la besa con desesperación. Mientras ella llora. Christian la cubre con su chaqueta y la levanta para llevarla. Theo arrastra a Sergei con él y todos se van. Alexander me mira antes de salir.

—Voy a tomar mis armas, salgo en un segundo.

Él sale y tomo mi navaja del cuello del ruso y la limpio en su camisa. En el silencio, escucho un ruido detrás mío. Cuando volteo, puedo ver como el paredón de vidrio se incendia y solo llego a arrodillarme y cubrirme el rostro y la cabeza cuando el vidrio explota sobre mi. Mientras se escucha el ruido de la explosión, siento los vidrios clavarse en mi espalda y en la parte posterior de mis brazos y grito por el dolor al sentir un gran vidrio incrustarse en mi piel con fuerza en el lado izquierdo de mi espalda. Mientras estoy en el suelo escucho un pitido en mis oídos y mi cabeza da vueltas.

—¡Amaia!—Escucho que gritan y segundos después siento varias manos intentar levantarme. Gimo por el dolor en mi espalda y segundos después unos brazos me cargan con cuidado de no tocar mis heridas. No abro los ojos, sólo siento una fragancia masculina y apoyo mi cabeza en el pecho de la persona que me tomó en sus brazos. Siento como me colocan en el asiento de un auto y me apoyo de costado para no lastimar mi espalda ni mis brazos. Escucho voces lejanas hablarme y unas manos que me acarician el rostro y las piernas.

Segundos después, siento todo desvanecerse para después ya no sentir nada.
 
 
***
 
  
 
Abro los ojos y me despierto boca abajo sobre unas sábanas de seda rojas. Intento levantarme repentinamente pero siento un dolor en mis brazos y uno muy fuerte en mi espalda haciendo que jadee y caiga nuevamente en la cama.

—Intenta no moverte, preciosa, sigues con heridas abiertas—escucho la voz de Theo a mis espaldas. Me reincorporo lentamente en la cama, sentándome. Alexander se acerca rápidamente a mi.

—¿Cómo te encuentras cariño? ¿Te duele?—pregunta mientras acaricia mi rostro con suavidad. Tengo puesta una remera grande, supongo qué es la de Theo ya que al observar donde estoy, veo que me encuentro en su cama y estamos todos en su habitación. Hago una mueca y asiento.

—Sólo un poco... ¿Qué sucedió?

—Parece ser que un ruso agonizando te vió sola y antes de morir, incendió el paredón para que no puedas escapar. Con obvias intenciones de matarte—responde Nate.

—¿Qué sucedió con Sergei?—pregunto mirando a Theo. Su expresión habitual desapareció y tiene una cargada de preocupación. ¿Se preocupa por mi?

Está en el sótano, sufriendo como el hijo de puta que es.

—Creí que iba a perderte, Mai. Cuando escuché la explosión me desesperé al ver que seguías dentro de la bodega. Tuve miedo, mucho miedo—dice Cass, sentándose a mi lado y tomando mi mano. Su cara se ve como si estuviera llorando por horas sin parar—. Estuviste inconsciente cinco horas. Creí que en cualquier momento ibas a dejar de respirar y no me moví de tu lado en ningún momento.

—Estoy aquí. Estoy bien, Cass. Tranquila.

—Podría haberte pasado algo malo, no queríamos perderte—dice Nate.

—Siempre que alguno de nosotros comete algún error, quien termina pagándolo eres tú. ¿Algo injusto no crees?—dice Alex con rencor. Voy a responder cuando recuerdo algo.

—¡Diablos! Mi navaja quedó en la bodega—suelto de repente y todos me miran incrédulos. Segundos después Alex suelta una carcajada y el resto lo sigue.

Bueno no todo está tan mal después de todo... o si?
  
   
   
  
   
***

Holaa! Hoy les di doble actualización!! Este capítulo estuvo algo intenso y admito que me dolió un poco escribir la parte en la que Amaia sufría por lo del paredón de vidrio. Pero bueno, cosas que sueles pasar. Bueno, en realidad no, pero me entienden.

Besos!

   




Amaia©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora