No todo sale como planeamos
Después de hablar con Carol más de media hora, por fin estaba decidida y tenía la confianza suficiente para poner en marcha nuestro elaborado plan. Si todo salía cómo lo habíamos hablado, Ethan no podría resistirse.
Suspiré una vez más frente al espejo. Dientes perfectos, línea negra en el párpado superior perfecta, pelo ondulado, piel suavísima gracias a mi crema hidratante... Y pijama sexy. La camiseta de tirantes escotada, junto con el short, resaltaba mi figura. Ambas piezas eran de color rojo pasión, igual que el sujetador y el tanga, pero eso ya lo descubriría más tarde si todo salía bien...
Me mordí el labio y sonreí. ¡Estaba increíble! Nunca me creí capaz de esto, sin embargo, aquí estaba, lista para dar el primer paso. Se acabó esperar a que el chico se lance. Cogí el brillo de labios rosa y me puse un poco, solo para resaltar mis labios. Suspiré de nuevo y miré el reloj. Me quedaba menos de una hora para que Ethan se fuera a dormir, debía actuar rápido o perdería la oportunidad.
Reuní todo el coraje que pude y bajé las escaleras corriendo para llegar lo antes posible a la sala, de lo contrario quizá me arrepentiría y volvería a subir a mi habitación. Me pareció extraño encontrar la puerta de la sala cerrada, pero sin pensarlo ni un segundo, la abrí.
Grave error.
—¿Nerea? Creía que estabas durmiendo...
El corazón casi se me paró al ver a Ethan besándose con Rebeca.
¿No se suponía que él no estaba interesado en ella? Jenny me dijo que era únicamente ella la que iba tras él...
No reaccioné hasta notar que mis ojos se habían humedecido lo suficiente como para dejar caer una lágrima.
Me sentía ridícula.
—Lo siento, no quería interrumpir, solo venía a decirte que tengo que salir un momento.
Frunció el ceño.
—¿Así vestida? —di media vuelta y me dirigí hacia la entrada—. ¡Nerea!
Le escuché gritar mi nombre un par de veces más antes de cerrar la puerta. En cuanto salí de casa, corrí hasta un parque no muy lejano y me senté en un columpio para retomar el aliento. Agradecí que fuera verano, de lo contrario me congelaría. Aunque tampoco me preocupaba mucho eso en estos momentos, tampoco el hecho de que el pijama era bastante provocativo... Mi mente solo podía pensar en lo que acababa de ver.
Eso me pasaba por estúpida.
Ya sabía que esto era lo más probable de todas las cosas que podían suceder al quedarme sola con Ethan. Había sido una ilusa al pensar que podría llegar a enamorarse de mí.
Quise llamar a Carol, pero pronto me di cuenta de que no había cogido nada: ni el móvil, ni las llaves, ni el monedero... Genial, me espera una larga noche a la intemperie.
—Ya me había parecido que eras tú... ¿Se puede saber qué haces aquí a estas horas, y así vestida?
Alcé la vista para encontrarme con Pablo, el amigo de Jenny que me encontré en la discoteca.
—El ridículo, eso hago —contesté fijando la mirada en el horizonte—. Como siempre...
—Vaya —se sentó en el columpio de al lado—. ¿Una mala noche?
Asentí mientras cogía aire para mantenerlo unos segundos en mis pulmones.
—Eso parece.
Nos quedamos en silencio más de cinco minutos. Él parecía incómodo, pero nadie le había pedido que se quedara, podía marcharse si quería, al fin y al cabo, yo no pensaba darle tema de conversación. Finalmente, se levantó del columpio y me ofreció la mano. Yo simplemente le miré con una ceja enarcada.
—Vamos, te acompaño a casa.
—No me apetece volver esta noche.
—¿Te llevo a casa de Jenny?
—Está pasando unos días con sus primas aprovechando que mi hermano se ha ido al extranjero.
—¿A casa de alguna amiga?
Me levanté y caminamos un buen rato en silencio hasta llegar a casa de Carol. Nos abrió su madre y me dijo que había salido de fiesta con Fer. Vaya con Fer, así que no era nada serio... ¡Pues últimamente eran como uña y carne!
—¿No tienes alguna otra amiga?
Claro que tenía más amigas. ¿Pero a cuento de que me presentaría en sus casas a las doce de la noche un viernes? Seguro que la mayoría habían salido de fiesta, igual que Carol. Y si alguna estuviera en casa, seguro que me haría mil preguntas que no me apetecía contestar.
—Gracias por todo, pero no me apetece darle explicaciones a nadie. Ves a tu casa, yo estaré bien.
—Claro, una chica joven, con buen cuerpo y poca ropa, seguro que pasa una noche estupenda en medio de la calle —puse los ojos en blanco—. ¿Crees que voy a dejarte aquí? No se lo haría ni a una desconocida, así que mucho menos a la cuñada de mi amiga.
—¿Qué pretendes?
—O te llevo a casa o te vienes a la mía. Tú decides.
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El amigo de mi hermano
RomanceNerea debe abandonar su hogar e irse a vivir con su hermano a casa de su mejor amigo: Ethan, del que está enamorada desde hace años. El problema es que él es un mujeriego y sabe que lo más probable yéndose a vivir con él es que salga lastimada... To...