Capítulo 41

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La fiesta

Me miré al espejo, satisfecha, el conjunto que había escogido me quedaba ideal. Llevaba un pantalón negro que se ensanchaba a medida que caía, y un top del mismo color que dejaba parte de mi vientre al descubierto. Me maquillé un poco, en especial los ojos y los labios, y bajé a acabar de prepararlo todo. Ethan lucía una camisa y unos tejanos, me dio un beso antes de empezar a ayudarme con los preparativos.

En menos de media hora teníamos todas las bebidas colocadas en una fila, el hielo en una cubitera, unas medias noches de jamón sobre la encimera y dos boles de patatas fritas.

Carol no tardó en llegar, lucía un bonito vestido tejano que se ceñía a su cuerpo y remarcaba su figura.

—¿No está tu hermano?

Alcé las cejas y la miré incrédula.

—¿Mi hermano?

—No pienses mal.

Cuando fuimos al centro comercial acabamos en casa viendo una película, y por la noche mi hermano había acompañado a Carol hasta su casa. Que yo sepa no había pasado nada especial, pero que ahora ella preguntara por mi hermano me parecía sospechoso.

—Estoy saliendo con el amigo de mi hermano, sería irónico que me enfadase contigo porque te gustara mi hermano. Lo sabes, ¿no?

—Lo sé, pero no me gusta.

—Si tú lo dices...

Derek no tardó en bajar, llevaba puesta una camisa, que desde mi punto de vista era horrenda, y unos tejanos. En cuanto vio a Carol se fue a saludarla.

—¿Qué miras con esa cara de desconfianza? —Ethan me abrazó por detrás.

—¿Crees que están liados?

—¿Quién? —señalé con la mirada hacia Carol y Derek—. No creo, hasta el otro día casi ni se conocían, ¿no?

—Ya, tal vez son imaginaciones mías.

Poco a poco fue llenándose la casa de gente. La mayoría eran colegas de Ethan y Derek, de la universidad, pero también había algunas compañeras de mi clase.

—¿Y ese tío bueno quién es?

Miré de reojo y vi a Tania, una compañera de clase. No es mala persona, pero es demasiado lanzada, por lo que pensé en intervenir, pero Carol se me adelantó:

—El novio de Nerea, ni te le acerques.

—Tranquilita, que no he hecho nada.

—Ya, pero te veo las intenciones, guapa.

Tania puso los ojos en blanco y se fue con su grupito de amigas. Estuve unos minutos preocupada por si intentaba algo con Ethan, pero poco duró mi preocupación, lo mismo que tardó ella en irse con un universitario.

—Por fin te veo sobria y con ropa normal.

Me giré y vi a Pablo. No supe qué decirle al recordar que las dos últimas veces me había visto borracha y tuvo que acogerme en su casa.

—He enderezado un poco mi vida.

—Ya veo. ¿Quieres tomar algo?

—Creo que hoy paso.

Sentí una mano en mi cintura, no me hizo falta girarme para saber que se trataba de Ethan. Tenía cara de pocos amigos y miraba a Pablo como si quisiera matarlo.

—Vamos —le agarré del brazo y tiré de él hasta la cocina.

—¿Qué hacías con él?

—Hablar —Ethan me miró con el ceño fruncido, me hacía gracia verlo celoso, pero tenía que arreglar esto antes de que fuera a más. Después de todo, nunca le aclaré lo que pasó con Pablo—. No pasó nada aquella noche, dormí en su casa, pero no con él.

—Dijiste que, quizá, él era para ti lo mismo que eran para mí todas las mujeres con las que me acostaba.

—Mejor no toques ese tema, que saldrás perdiendo.

—¿Yo?

Fruncí el ceño.

¿Me estaba vacilando?

—Sí, tú, el que se ha acostado con tropecientas tías.

Pude notar que quería rechistar, pero no le dejé, cogí un vaso y salí al comedor a prepararme un cubata cargado. Al final sí que iba a beber.

Me giré con el vaso lleno en la mano y casi se me cae al suelo al ver a Jenny entrar por la puerta del comedor. Instintivamente, busqué a mi hermano con la mirada y ahí sí se me cayó la mitad del cubata encima. ¡Se estaba liando con Carol!

Por suerte, Ethan también lo vio todo y corrió a separar a Derek de Carol mientras yo miraba de entretener a Jenny.

—¡Has venido!

—No podía perderme una de vuestras fiestas —se encogió de hombros—. Suelen ser épicas —bromeó.

—¿Estás mejor?

—No, por eso he venido, quería hablar con tu hermano, creo que si no cierro este capítulo no podré avanzar nunca.

Me quedé a cuadros. Ahora que por fin Derek parecía empezar a levantar cabeza, aparece Jenny.

—¿Nerea? —preguntó mientras zarandeaba su mano frente a mi cara.

—Sí, perdona, me he quedado empanada.

—¿Está tu hermano?

—No sé si es muy buena idea que os veáis ahora.

—¿Por qué no? —mi hermano apareció como una sombra tras de mí.

Le miré de reojo y me encogí de hombros antes de irme y dejarles a solas.

—Tendrías que hablar con Carol.

Miré a mi amiga, que se estaba preparando un cubata cargado para luego beberse la mitad de golpe.

¿En serio?

Me llevé una mano a la frente y resoplé.

—¿Ves como no era buena idea dar una fiesta?

Cuando llegué a dónde estaba Carol prácticamente se había acabado el cubata.

—Parece que tienes sed.

—Sí, me gusta tu hermano —dijo de repente mientras me miraba con el ceño fruncido—. Tenías razón, ¿contenta?

—No lo sé, ¿debo estarlo?

—Yo qué sé...

—Carol, solo habéis salido un día, ¿cómo puede gustarte?

—No te estoy diciendo que quiero que sea el padre de mis hijos, simplemente me parece guapo y quiero conocerlo —asentí un poco confundida y le di un trago a mi bebida—. ¿Por qué ha tenido que venir? ¡Ya había conseguido liarme con él!

—Cálmate, ¿quieres? Ella tiene novio.

—¿Y por qué ha venido?

—Dice que quiere cerrar el capítulo para poder avanzar.

—Es decir, que aún siente algo por él...

—Ella me dijo que no.

Carol frunció el ceño.

—Pues lo que dice es muy diferente de lo que hace.

Al verla mirando hacia un punto fijo tan enfadada, me giré con curiosidad para descubrir a mi hermano besándose con Jenny.

—Bueno, pues yo me bajo de la vida —le di un trago muy largo al cubata y crucé una mirada con Ethan, que también lo estaba flipando en colores.

El amigo de mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora