Capítulo 35

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Nuevas relaciones

Entré en la cafetería, pedí un capuchino y me senté en la mesa de la esquina a esperar que Jenny llegase. Me había mandado un mensaje para quedar, al parecer quería explicarme algo importante. Miré el reloj: eran poco más de las cinco de la tarde, habíamos quedado a en punto, y era raro que ella se retrasara. La llamé al móvil y me colgó. Iba a volver a llamar cuando la vi entrar por la puerta de la cafetería.

—Perdón por el retraso —dijo sentándose a mi lado.

—No te preocupes.

El camarero se acercó y dejó el capuchino sobre la mesa, luego miró a Jenny.

—¿Desea tomar algo?

—Un café con leche de soja, por favor.

—En seguida.

—Gracias.

Miré a Jenny y alcé las cejas esperando a que me contase por qué me había citado. Al principio dudó, lo noté en su mirada, pero cogió aire y me miró a los ojos.

—He conocido a un chico.

Lo soltó tan de repente que me atraganté con el capuchino.

—Perdón —dije aun tosiendo—, no me lo esperaba.

—Quería contártelo porque has sido mi cuñada muchos años, me parecía que te lo debía.

—No me debes nada. Es tu vida y puedes hacer lo que quieras.

—Ya, pero no sé... ¿Te parece bien?

—¿A mí? ¡Pues claro! Rompiste con mi hermano hace meses, y él no ha querido volver a contactar contigo, es normal que pases página —pude ver un deje de tristeza en su mirada, así que decidí cambiar de tema y no nombrar más a mi hermano—. ¿Cómo es?

En seguida sonrió y los ojos le volvieron a brillar.

—Es más o menos de mi altura, delgado, no tiene mucho músculo, pero ya sabes que me gustan más así. Tiene los ojos castaños y el pelo rubio. Es muy amable conmigo, bueno y en general, pero conmigo especialmente. Le conocí cuando fui a ver a mi familia, él vive allí, así que estoy pensando en volver a mi pueblo natal.

La miré con los ojos abiertos como platos. ¿Iba a volver a su pueblo natal? Ella siempre había querido irse de allí. Y le había costado un montón que sus padres aceptaran que se independizara, a día de hoy aún se presentan en su casa para pasar alguna semana con ella.

—¿Estás segura?

—Voy a esperar a acabar la carrera, obviamente. Y quizá un poco más, no sé, aún no lo tengo claro.

Solo le quedaba un mes para finalizar la carrera, era demasiado pronto, ¿no?

—¿Pero si os conocéis desde hace poco, no?

El camarero volvió y dejó el café de Jenny en la mesa.

—Sinceramente, le conocí poco después de que tu hermano se fuera, cuando fui a ver a mis primas —debí haberla mirado un poco raro, porque se puso nerviosa—. Pero te juro que no pasó nada, simplemente coincidimos en un café, él es camarero allí. Después de romper con tu hermano volví a pasar unos días con mi familia, de hecho me acostumbré a pasar allí los fines de semana, y volvimos a coincidir. Ese pueblo es pequeño y solo hay dos cafeterías, así que... Bueno, no sé, empecé a ir a menudo a la cafetería donde trabaja. No por nada en especial, simplemente quería evadirme; si me encerraba en casa, no paraba de pensar en tu hermano. Al mes de nuestra ruptura, el chico me habló. Estaba tomándome un café, por aquel entonces aún lo pasaba muy mal y recordaba a tu hermano constantemente, y empecé a llorar. Él se acercó y me ofreció un pañuelo, no tenía más clientes, así que se sentó un rato a hablar conmigo. Consiguió calmarme y transmitirme mucha paz —la vi sonreír con nostalgia—. Y nada, cada día que iba se entretenía conmigo unos minutos y me alegraba el día. No sé cuando empecé a ser yo quien buscaba hablar con él, incluso llegué a esperar a que acabara su turno para volver juntos parte del camino y poder hablar más tiempo; creo que fue a principios de marzo. Aquello se hizo una rutina y empecé a ansiar que llegase el fin de semana para poder ir a verlo. Aún no somos nada, pero me gustaría llegar a serlo, y creo que él siente lo mismo.

Pude ver ese brillo especial en sus ojos. El brillo que tiene Ethan cuando me mira, el que debo tener yo cuando hablo o pienso en él; y me sentí muy feliz por ella.

—Me alegro mucho por ti, Jenny —ella me miró y sonrió—. Lo digo en serio, te mereces ser feliz.

—Gracias —dio un trago a su café y me miró seria—. Esperaba que te lo tomases bien, no quería decepcionarte o que pensaras que no me importa tu hermano. Ya no le quiero, no de la manera en que le quería, pero eso no significa que no me importe, ojalá vuelva y podáis reconciliaros, ojalá entre en razón... Pero yo ya no puedo esperar más, ya he sufrido demasiado por él.

—Tranquila, lo sé —le agarré la mano y sonreí—. Yo estaba allí aquel día, no fue tu culpa que rompierais, y tampoco que él no quisiera recuperarte.

El amigo de mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora